Este año, el Día Mundial del Corazón recuerda el importante problema de salud que suponen las enfermedades cardiovasculares. Actualmente, la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en el planeta y se estima que la cifra ascenderá a 23 millones en el año 2030. En el caso de España, en 2016 supuso el 29,2 por ciento del total de fallecimientos, aunque es un porcentaje que se reduce ligeramente año tras año (eran el 32 por ciento en 2002).
La mejora de los hábitos de vida, el diagnóstico precoz o las intervenciones más rápidas y eficaces son protagonistas de esta reducción anual de muertes evitables, pero también lo son las nuevas terapias y medicamentos. En este sentido, cabe destacar que solo en España, se han realizado 259 ensayos clínicos en la última década, lo que ha permitido el acceso temprano a miles de pacientes a terapias innovadoras antes de que salieran al mercado, tal y como informan desde Farmaindustria.
De hecho, la investigación en la enfermedad cardiovascular es una de las apuestas de la industria farmacéutica. Según datos de la asociación internacional de la industria farmacéutica (IFPMA en sus siglas en inglés), los laboratorios de todo el mundo trabajan en 563 moléculas que, en distintas fases de investigación y desarrollo, podrían potencialmente acabar convirtiéndose en fármacos innovadores contra la enfermedad cardiovascular.
Eficacia y sostenibilidad
Más allá de la cantidad de moléculas que está en estudio o de los ensayos clínicos accesibles a pacientes, otro dato a destacar son los buenos resultados en cuanto a la eficacia de estos medicamentos. Tal y como recoge el informe ‘El valor del medicamento desde una perspectiva social’, realizado por el centro de investigación Weber, el 47 por ciento de las muertes evitadas en Estados Unidos por enfermedades cardiovasculares se debió al beneficio terapéutico de los nuevos fármacos.
En el caso concreto de los medicamentos antihipertensivos, y según demostró otro estudio realizado en Estados Unidos entre 1999 y 2012, la tensión arterial media de la población mayor de 40 años sería entre un 10 por ciento y un 13 por ciento superior sin estos tratamientos. En este sentido se estima que, sin ellos, se habrían producido unas 86.000 muertes adicionales prematuras en 2001. Es decir, que las muertes totales y por enfermedad cardiovascular habrían sido un 4 por ciento y un 9 por ciento superiores respectivamente.
También han demostrado resultar no sólo coste-efectivos, sino ahorradores netos de costes sanitarios. Se estima que el uso de antihipertensivos durante la década de los 90 en Estados Unidos evitó en 2002 un coste sanitario directo de 16.500 millones de dólares por infarto de miocardio y accidente cerebrovascular, correspondiendo el 70 por ciento de ellos a costes hospitalarios. Sólo este ahorro ya es mayor que el gasto anual en antihipertensivos en Estados Unidos, que en 1998 era de unos 8.800 millones de dólares.
En España se han realizado más de 250 ensayos clínicos en enfermedad cardiovascular
El 47 por ciento de las muertes evitadas en Estados Unidos por enfermedades cardiovasculares se debió al beneficio terapéutico de los nuevos fármacos
El Médico Interactivo
28 de septiembre 2018. 2:10 pm