En
prevención primaria, es habitual observar cifras de cLDL elevadas en pacientes que acuden a consulta y realizan un control analítico. Es importante destacar que en los pacientes que no presentan otros factores de riesgo asociados hay cierta tendencia a minimizar el riesgo y a subestimar esas cifras de LDL fuera de rango, mientras que en pacientes que presentan más factores de riesgo, se presta especial atención a que sus valores de LDL sean los adecuados.
La
prevención de la enfermedad cardiovascular se debe adaptar al riesgo cardiovascular total, por lo que a mayor riesgo, más intensas deben ser las medidas de control. Así, el objetivo terapéutico para el LDL vendrá determinado por el riesgo. En riesgo bajo (SCORE <1 %), 3.0 mmol/L; en riesgo moderado (SCORE >1 % y <5 %), 2.6 mmol/L; riesgo alto (SCORE >5 % Y <10 %), 1.8 mmol/L y en riesgo muy alto (SCORE >10 %): 1.4 mmol/L.
Es importante concienciar a los pacientes de la importancia de la
prevención cardiovascular. Existe cierto rechazo al tratamiento con
estatinas, sobre todo en casos de pacientes aparentemente sanos que no presentan otros factores de riesgo y que minimizan el riesgo.
Estilo de vida
En dicho grupo, se insiste en los
cambios en el estilo de vida, con una dieta equilibrada y realización de ejercicio físico, o la posibilidad de incorporar complementos alimenticios que ayuden a reducir el colesterol.
Los pacientes que ya están en tratamiento con
estatinas su mal control del LDL se debe generalmente a la falta de
adherencia, que puede estar causada por la aparición de efectos adversos, lo que provoca la suspensión del tratamiento y no alcanzar los objetivos.
Otros factores de riesgo
Existe una gran prevalencia tanto de dislipemias, diabetes, hipertensión, así como de obesidad o sobrepeso. Además, suele haber una relación entre estos factores, de forma que, por ejemplo, un paciente obeso suele presentar también hipercolesterolemia e hipertensión.
Además de un buen control del LDL, es fundamental mantener también un correcto control tanto de la hipertensión, la diabetes y el IMC.
Inicio de la pauta
En
prevención primaria, en pacientes en los que no haya otro factor de riesgo, se iniciará tratamiento con
estatina en monoterapia, comenzando con dosis bajas. Si esto no es suficiente, se puede aumentar la dosis de
estatina o añadir
ezetimiba para lograr los objetivos de LDL.
Se puede considerar como una mejor opción la asociación de
estatina con
ezetimiba antes que aumentar la dosis de
estatina al máximo, con el fin de reducir efectos adversos y mejorar así la adherencia al tratamiento.
En los
pacientes de alto y muy alto riesgo en los que se tienen que reducir intensa y rápidamente sus niveles de LDL, se puede considerar el uso de una
combinación de estatina y ezetimiba desde el inicio para lograr alcanzar los objetivos lipídicos cuanto antes.
Riesgo cardiovascular
De hecho, el objetivo a alcanzar y el tratamiento elegido dependerá por tanto del
riesgo cardiovascular del paciente, de forma que cuanto mayor sea el riesgo más intensas serán las medidas terapéuticas, utilizando las combinaciones cuando sea necesario lograr cifras objetivo. Sin embargo, es preciso analizar el caso de cada paciente en particular y si hay otras patologías asociadas, ya que esto también será determinante en la elección del tratamiento más conveniente.
En todos los casos, es importante insistir en mantener unos
hábitos de vida saludables, siguiendo una dieta adecuada y realizando ejercicio regularmente.
Importancia de la edad
La edad es importante, pero sobre todo lo es la acción terapéutica temprana. A medida que aumenta la edad, el riesgo de sufrir
enfermedad cardiovascular es mayor, por lo que es importante mantener unos niveles de LDL bien controlados en
pacientes de alto riesgo cardiovascular, utilizando tratamiento farmacológico cuando sea necesario.
Aun así, la edad condiciona muchas de las medidas terapéuticas a adoptar. El deterioro metabólico progresivo del organismo implica la aparición de patologías de alto riesgo, como es la enfermedad renal crónica, diabetes mellitus, hipertensión arterial, con afectación de órganos diana, mayor tasa de eventos cardiovasculares, mayor fragilidad… Por lo tanto, los tratamientos deberán individualizarse en dependencia de la situación clínico-metabólica del paciente.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Manuel Martín Campos, Agustín Rey López, Ricardo Héctor Sanz y María Victoria Bonome González, de A Coruña.