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“La
telemedicina no va a sustituir el contacto con el paciente en psiquiatría, ni debe hacerlo nunca”, comenta a EL MÉDICO INTERACTIVO José Martínez Raga, jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia y vicepresidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD). Este especialista ha coordinado recientemente el simposio digital internacional ‘
Pacientes con Patología Dual en tiempo de la pandemia de COVID-19’, organizado por la Asociación Mundial de Trastornos Dobles.
Atención a los pacientes durante la pandemia
Según la experiencia del Dr. Martínez Raga, durante los peores momentos de la alerta sanitaria los pacientes con patologías más graves se han mantenido estables. Las complicaciones y el auge de los trastornos mentales surgen con el desconfinamiento.
¿De qué manera ha vivido a nivel profesional esta alerta sanitaria?
Han sido unos meses muy duros. En el Hospital Doctor Peset no hemos llegado a cerrar la sala de hospitalización psiquiátrica ni la atención ambulatoria en ningún momento, pero sí hemos tenido que adaptarnos y adecuar la asistencia en función de la progresión de la pandemia, el confinamiento y la posterior desescalada. Además de
intentar mantener una atención clínica en salud mental de calidad, nos hemos preocupado en preparar protocolos clínicos para atender las necesidades emocionales de los compañeros que han estado trabajando directamente con los pacientes con COVID.
¿Cuál es la situación tras el desconfinamiento?
En la actualidad las salas de hospitalización han aumentado su ocupación. Además, también estamos viendo más urgencias, en muchos casos relacionadas con el confinamiento y la crisis sanitaria: cuadros de ansiedad, depresivos, psicóticos, o agravamiento de los casos de patología dual. Muchas personas han estado encerradas y limitadas en su vida diaria. Han generado
muchos miedos y muchas preocupaciones que se están disparando ahora que pueden salir a la calle, lo que motiva en muchos casos la aparición o la recidiva de patologías psiquiátricas.
¿Cómo está siendo el abordaje y la evolución del paciente con trastorno mental en estas semanas de crisis sanitaria?
La pandemia por la COVID-19 ha afectado a todo el país de manera diferente, y, en general, el paciente con trastorno mental ha seguido siendo atendido mediante atención telefónica. En Psiquiatría la consulta a distancia es más factible que en otras especialidades; de hecho,
hemos mantenido las consultas, pero con teleasistencia.
¿Han observado cambios destacados en la adherencia al tratamiento?
En general, tenemos la impresión de que ha habido un
alto cumplimiento del tratamiento o, al menos, que la adherencia al tratamiento ha sido elevada. También se han mantenido los inyectables, la medicación mensual que se emplea fundamentalmente para la esquizofrenia o los trastornos psicóticos. En algunos casos se han realizado visitas domiciliarias para que el paciente pudiera continuar con su terapia sin que se tuviera que desplazar. En la medida de nuestras posibilidades, hemos intentado ser muy imaginativos a la hora de mantener la continuidad en el tratamiento.
¿Prevén repuntes de brotes, descompensación, etc. a corto o medio plazo?
Sí; de hecho, ya los estamos viendo. Se habla de las distintas repercusiones de la pandemia, y una de ellas es el retraso de las citas en muchas especialidades. Además, ahora que se reduce el riesgo de infección es cuando se está observando un aumento de los trastornos mentales. Así lo atestiguan informes de Naciones Unidas, de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y diversos estudios publicados.
¿En estos días se están viendo muchos casos nuevos, pacientes que debutan con algún tipo de trastorno mental?
Los casos nuevos se diagnostican continuamente. A modo anecdótico puedo contar que en mi última guardia de 24 horas hemos visto pacientes que habían tenido episodios previos hacía muchos años y que ahora, en el contexto del confinamiento, han tenido recaídas incluso de mayor gravedad que las anteriores. También
estamos tratando a pacientes que hasta ahora no habían estado nunca en contacto con los servicios de salud mental y que en el estado de alarma, debido a sus limitadas capacidades de afrontamiento y resiliencia, han desarrollado síntomas que les han hecho pedir cita con el psiquiatra o acudir a urgencias.
¿Qué otras consecuencias se están observando tras el desconfinamiento?
Muchas personas se han sentido desbordadas ante las dificultades de adaptación a una nueva situación social en la que volvían a exponerse a múltiples estímulos y estreses. Además, han perdido la contención y la acción protectora que estaba ejerciendo el núcleo familiar, y han aflorado síntomas de enfermedad mental.
También estamos atendiendo a pacientes con diagnósticos relativamente leves que muestran una sintomatología muy grave. En relación con el confinamiento,
hemos visto a personas con trastorno de ansiedad producido por la frustración o el miedo a salir, a las repercusiones económicas, etc.
En concreto, las personas con esquizofrenia, ¿cómo están afrontando esta situación?
En estos últimos meses nos ha sorprendido mucho que los pacientes con lo que se denomina trastorno mental grave no estuvieran necesitando acudir a urgencias como podíamos esperar. Cuando contactábamos por teléfono, percibíamos cierta normalidad y estabilidad. Por el contrario, ahora que han comenzado a salir a la calle y a acudir a sus consultas o centros de día realmente estamos atendiendo cuadros complejos y descompensaciones a veces bastante graves, tal como se refleja en las urgencias.
¿Cómo va a ser la vuelta a la normalidad en los Servicios de Psiquiatría?
La sanidad y los medios disponibles varían mucho entre las diferentes comunidades autónomas. Para realizar una buena telemedicina necesitamos medios, como videocámaras, internet, etc. En muchos de los hospitales no están disponibles. Es la primera dificultad para poder implementarla. La telemedicina no va a sustituir el contacto con el paciente, ni debe hacerlo nunca. En los próximos meses, y en el futuro, puede ser una alternativa para un determinado grupo de personas. Ayudará a que no haya tantas personas en la sala de espera y puede servir a determinados pacientes para compaginar su vida laboral con la asistencia a la consulta. En cualquier caso, la crisis sanitaria actual debe permitirnos modificar y mejorar la asistencia.
Tenemos que realizar un trabajo más estrecho con Atención Primaria, así como reforzar actividades con la atención domiciliaria.