Los conejos son animales con peculiaridades que los distinguen de otras especies, por ejemplo, las hembras construyen una madriguera exclusiva para el parto.
Esto los vuelve un modelo útil en el estudio de temas específicos en neurobiología, como la conducta maternal.
Gabriela González-Mariscal Muriel, adscrita al
Laboratorio de Biología de la Reproducción del Cinvestav, ubicado en Tlaxcala, trabaja con modelos animales.
Entre ellos, los conejos, con la idea de identificar procesos comunes del funcionamiento del cerebro de los mamíferos.
La oxitocina, la clave en la investigación
En el caso del comportamiento maternal, si bien es distinto en cada especie, los mamíferos tienen en común, incluido el humano, que las hembras dependen de la oxitocina.
Se trata de un péptido sintetizado en una región del cerebro llamada hipotálamo, para estimular la secreción de leche.
“La oxitocina se libera durante el amamantamiento, el parto y también promueve la interacción madre-críos”, señaló la investigadora.
Asimismo, explicó que aunque existe evidencia de que la oxitocina respalda su participación en la regulación del comportamiento maternal en mamíferos, no se ha explorado directamente su papel en el inicio y mantenimiento del mismo.
Es por ello que el grupo de investigadores del Cinvestav, liderado por González-Mariscal Muriel, inició un estudio al respecto.
¿En qué consistió el estudio?
La investigadora contó en qué consiste la investigación emprendida.
Para ello, dijo que se empleó un enfoque farmacológico, que consistió en administrar una molécula capaz de bloquear a los receptores de oxitocina en el cerebro. Con el fin de evaluar si se abatía el comportamiento maternal de las conejas, tanto en hembras con experiencia como en primerizas.
Los resultados del estudio fueron publicados en el
Journal of Neuroendocrinology, e indican que no se alteraron significativamente las conductas relacionadas con el comportamiento maternal de la coneja, como la construcción del nido, el tiempo dedicado a amamantar o la cantidad de leche producida, entre otras.
De acuerdo con la especialista en reproducción y bienestar animal, la información obtenida no respalda el papel de oxitocina, como único factor, en el inicio y el mantenimiento del comportamiento maternal en las conejas.
“Una posible explicación es que éste comienza desde los primeros días de gestación y aunque la administración de la molécula para bloquear a los receptores de oxitocina fue antes del parto, en el cerebro ya se habían echado a andar diversos mecanismos”, indicó.
Los conejos y la neurobiología
Los conejos son un modelo útil en el estudio de temas específicos en
neurobiología, como la conducta maternal.
Lo que hace necesario investigar si la oxitocina participa en aspectos adicionales del comportamiento maternal, como son la defensa del nido y la periodicidad circadiana (cada 24 horas) de la lactancia, los cuales no fueron abordados en el estudio.
En especial porque estos resultados y los publicados recientemente por otros grupos de investigación apuntan a que el péptido en cuestión puede fungir como un evaluador de riesgos.
Además, señaló que antes de la evaluación de la conducta maternal se empleó la autorradiografía competitiva en tejido cerebral de conejas, el cual es un método útil para determinar que el antagonista empleado es afín y selectivo a los receptores de oxitocina; es decir, en efecto los boquea.
Finalmente, González-Mariscal Muriel destacó que durante el estudio el cuidado de las conejas se apegó a la Norma Oficial Mexicana NOM-062-ZOO-1999.
Dicha Norma, dijo, señala las especificaciones técnicas para producción, cuidado y uso de animales de laboratorio.