Suenan mucho menos entre la población general que las conjuntivitis, el ojo seco, los errores de refracción (miopía, astigmatismo e hipermetropía) y las cataratas, pero hay patologías oculares que también tienen relevancia en las consultas de Oftalmología. Por ello, el Dr. Iliass Lahrach, oftalmólogo de…
Suenan mucho menos entre la población general que las conjuntivitis, el ojo seco, los errores de refracción (miopía, astigmatismo e hipermetropía) y las cataratas, pero hay patologías oculares que también tienen relevancia en las consultas de Oftalmología.
Por ello, el Dr. Iliass Lahrach, oftalmólogo de la Clínica Baviera, Málaga, explica los síntomas, el diagnóstico y el tratamiento de las epiescleritis, escleritis e iridociclitis, todos ellos problemas en el ojo que causan inflamación.
Epiescleritis
La epiescleritis es la irritación e inflamación de la esclerótica, una delgada capa de tejido que cubre la parte blanca. Es un trastorno común que se produce en adultos jóvenes y afecta a las mujeres con mayor frecuencia que a los varones. Los síntomas consisten en dolor, sensibilidad ocular al tacto e irritación, además de un incremento moderado de la sensibilidad a la luz. “En general, la inflamación afecta solo a una pequeña porción del globo ocular y produce un área enrojecida y abultada, en ocasiones ligeramente amarillenta. Este trastorno no suele ser un signo de cualquier otra enfermedad, pero a veces se produce en personas con enfermedades inflamatorias sistémicas, como por ejemplo el lupus o la artritis reumatoide”, asegura el Dr. Iliass Lahrach. La epiescleritis puede ser:- Difusa: se muestra como un enrojecimiento de una parte del ojo, que puede ser dolorosa a la palpación.
- Nodular: localizada también en una zona del ojo, formando un nódulo con enrojecimiento alrededor que puede ser desplazado. Esta forma de epiescleritis puede tardar más tiempo en resolverse.
Escleritis
La escleritis es una enfermedad inflamatoria poco frecuente caracterizada por un edema e infiltración celular de todo el grosor de la esclerótica. Es más común en el sexo femenino y con edades entre los 40 y 65 años. El doctor explica que se da menos que la epiescleritis y abarca un espectro de enfermedades oculares que van desde episodios triviales y autolimitados de inflamación hasta procesos necrosantes que pueden afectar a los tejidos adyacentes y a la visión. Además, puede ser de causa inmunitaria o infecciosa. “La inmunitaria está frecuentemente asociada a enfermedades sistémicas como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico, granulomatosis de Wegener, policondritis recidivante o la poliarteritis nodosa”, asegura. La forma más frecuente es la escleritis anterior, que alcanza el 85-90 % de los casos. “Se subclasifica en no necrosante, que puede ser difusa o nodular; y necrosante perforante, con inflamación y sin inflamación, que se denomina escleromalacia perforante. Esta patología se puede presentar en cualquier grupo etario. Sin embargo, se diagnostica más frecuentemente entre los 30 y los 60 años, con una leve predilección por el sexo femenino”, añade el Dr. Iliass Lahrach. Al contrario que en las epiescleritis, existe una común asociación con enfermedades sistémicas. La más frecuente es la artritis reumatoide, con un 33 % de pacientes afectados. “Sin embargo, también puede afectar a la esclera posterior, de manera aislada o en conjunto, con una escleritis anterior. Se trata del tipo menos común, es grave y puede conducir a la ceguera. Además, puede ser bilateral en el 35 % de los casos. Habitualmente se diagnostica tarde y de forma errónea, por lo que el doctor indica que es importante un diagnóstico rápido”, apunta. Asimismo, puede causar problemas tales como desprendimiento de retina exudativo y desprendimiento coroideo o edema de papila. “La forma infecciosa es infrecuente, y es de difícil diagnóstico porque los signos clínicos iniciales se parecen a la forma inmunitaria. Los agentes causales pueden ser: herpes zóster, tuberculosis, lepra, sífilis o la enfermedad de Lyme”, prosigue. El diagnóstico es clínico. Implica un examen en lámpara de hendidura y la valoración de los síntomas y del aspecto del ojo. “A veces, son necesarias pruebas de diagnóstico por la imagen (ecografía, OCT de polo posterior) si la inflamación se encuentra en la parte posterior (escleritis posterior), y una analítica en las formas relacionadas con las enfermedades autoinmunitarias para buscar anticuerpos específicos”, asegura el doctor. El principal síntoma es el ojo rojo y un dolor profundo e intenso en el ojo, que no logra mejorar con los analgésicos habituales. También puede haber nódulos esclerales en el caso de la forma nodular, o placas necróticas esclerales en la forma perforante. Por tanto, es necesario tratar la escleritis tan pronto como el paciente note los síntomas. “El tratamiento varía según el tipo de escleritis. El tratamiento puede ser: colirios y/o, antinflamatorios no esteroidales para el dolor y la inflamación inmunosupresores e inmunomoduladores en caso de escleritis severa. En los casos graves, puede necesitarse cirugía. Cuando la escleritis se debe a otra enfermedad, también es necesario tratar esa enfermedad para controlar los síntomas”, explica.Iridociclitis/Ciclitis
Es una enfermedad que se caracteriza por la inflamación de dos estructuras del polo anterior del globo ocular: el iris y el cuerpo ciliar. “La iridociclitis o iritis también se conoce como uveítis anterior, que es la forma más frecuente, y hay que diferenciarla de la uveítis posterior, que afecta a la coroides y la retina”, apunta el doctor. La incidencia de uveítis oscila en los países desarrollados entre 15-17 casos por 100.000 habitantes, según las series. Se suele presentar en la cuarta década de la vida, aunque puede afectar a cualquier edad. Esta enfermedad “puede estar producida por múltiples causas. Muchas veces es secundaria a otras enfermedades generales, como la espondilitis anquilosante, la lepra, la tuberculosis, sífilis y artritis reactiva”. Suele afectar solo a un ojo, y sus síntomas suelen tener una duración de hasta dos meses. La inflamación puede ser recurrente o crónica, y su pronóstico es bueno, ya que los pacientes no suelen tener problemas para recuperarse. El doctor explica que hay varias clasificaciones de iridociclitis. Según el tiempo de evolución puede ser:- Aguda: con aparición súbita de síntomas, que no duran más de seis semanas.
- Crónica: persistencia mayor de seis semanas, frecuentemente asintomática. La iridociclitis crónica se asocia con enfermedades sistémicas como la espondilitis anquilosante, el síndrome de behcet, colitis ulcerosa, artritis reumatoide juvenil, artritis reactiva, sarcoidosis, sifilis, tuberculosis y enfermedad de Lyme.
- Exógeno: producida por causas externas como gérmenes (virus, bacterias, hongos, etc.) o traumatismos.
- Endógeno: alteraciones inmunitarias en las que aparecen anticuerpos, presencia de HLA B27 (marcador genético).