El radiodiagnóstico, la anatomía patológica y tratamientos de soporte, nuevos biomarcadores y la necesidad de una atención integral multidisciplinar son algunos de los retos del abordaje del cáncer de cabeza y cuello. Todos ellos son protagonistas del
IX Congreso del Grupo Español de Tratamiento de Tumores de Cabeza y Cuello (TTCC), que se celebra en Salamanca.
Entre las cuestiones de interés está la aparición de
nuevos biomarcadores. En concreto, ha contado con una importante colaboración española, el
virus del papiloma humano (VPH). Se ha demostrado que el VPH causa cánceres de faringe y tiene un papel en el diagnóstico y en el pronóstico. Otro biomarcador relevante es PD-L1, aunque aún queda trabajo a este respecto.
Otro campo de investigación relevante es la
biopsia líquida. Es decir, el análisis de sangre en la búsqueda de células tumorales que estén circulando en el plasma. En los cánceres de cabeza y cuello, la biopsia líquida podría determinarse también en una muestra de saliva, porque está en contacto con las células tumorales. Igualmente, otra línea interesante es el
estudio de la microbiota de la boca. Estos son los microorganismos vivos y bacterias en nuestra cavidad oral y que quizá también sea relevante en estos tumores.
Atención integral multidisciplinar
Sobre la atención de una
atención integral multidisciplinar ofrecía más información Ricard Mesía, presidente del Grupo Español de TTCC. “El cáncer de cabeza y cuello es complejo al estar situado en la zona de máxima relación social, donde está el habla, la vista, el olfato, la respiración, la digestión… por lo que el equipo multidisciplinar probablemente es el más extenso en oncología”.
En concreto, en el proceso de diagnóstico participa el neuro-radiólogo, el anatomopatólogo, el otorrinolaringólogo y el cirujano maxilofacial. Por otra parte, en el tratamiento, el cirujano plástico, que repara el defecto producido por los tratamientos, además del otorrinolaringólogo, el cirujano maxilofacial, el oncólogo médico y el oncólogo radioterápico. Por último, en los tratamientos de soporte tiene un peso fundamental los nutricionistas, los oncogeriatras, los psiquiatras, los psicólogos, los asistentes sociales, los rehabilitadores y los educadores sociales.
