En España,
la insuficiencia cardiaca afecta a más de 770.000 de personas. Además, su prevalencia es más alta que la de los países de nuestro entorno. Asimismo, es considerada la principal causa de hospitalización en pacientes de más de 65 años y de reingresos hospitalarios no programados.
Todo ello supone un coste de 2.500 millones de euros anuales. Es decir, el 3,8 por ciento del gasto sanitario global. En este contexto, ocho sociedades científicas, bajo el auspicio de la
Fundación Española del Corazón, han realizado un manifiesto para pedir un compromiso político a este respecto.
Así, a la espera de la futura publicación por parte del Ministerio de Sanidad de la Estrategia en Salud Cardiovascular del SNS,
reclaman dotar a la insuficiencia cardiaca de una consideración relevante y diferenciada. Tanto en dicha Estrategia, como en los planes o estrategias autonómicas a desarrollar tras la publicación de la misma.
“La sociedad no es consciente del fuerte impacto de la insuficiencia cardiaca en nuestro país. Esto se refleja en que, en los últimos años, no hayamos observado un impulso significativo de políticas públicas que prioricen la insuficiencia cardiaca como un problema de primer orden en España. Por ello nos parecía fundamental trasladar este consenso, respaldado por clínicos, enfermería y pacientes, a nuestros portavoces políticos en la Comisión de Sanidad”, explica Carlos Macaya, presidente de la FEC.
Un compromiso en torno a la insuficiencia cardiaca
Para un óptimo abordaje de la enfermedad, consideran urgente la mejora y el incremento de la coordinación entre niveles asistenciales. Esto s
e traduce en el establecimiento de criterios y vías rápidas de derivación. También en la realización de protocolos de actuación y atención al paciente.
Asimismo, otro de los aspectos clave es potenciar la atención y el manejo de la persona con IC como paciente crónico. En este sentido,
hacen hincapié en la importancia del seguimiento integral tras la hospitalización. Es decir, no solo en la etapa de sospecha del diagnóstico.
En lo que respecta al tratamiento, apuestan porque este sea integral y combinado. No obstante, solo ello permitirá una disminución del gasto sanitario y una mejora de la calidad de vida en términos de ingresos hospitalarios.