El informe ‘Implementación del Espacio Europeo de Datos Sanitarios en España (EEDS), ¿es realmente factible?’ se ha presentado en Madrid. El trabajo, que puede consultarse íntegramente en el enlace (
https://eithealth.eu/wp-content/uploads/2024/02/Informe-EEDS_2023.pdf), sitúa a nuestro país entre los cinco primeros en digitalización de datos médicos. Además, es líder mundial en investigación clínica y cuenta con experiencia y recursos para estar en la vanguardia en su desarrollo.
“Cada país está realizando su propio informe, que se enmarca en una iniciativa paneuropea liderada por el
think tank de EIT Health para identificar las oportunidades y los retos de cada nación en diferentes dimensiones del EEDS”, ha explicado Izabel Alfany, directora general de EIT Health Spain.
Para Joaquín Cayón, vicepresidente de la Asociación Europea de Derecho de la Salud, el EDDS es “una oportunidad, un tren que no podemos perder. Es un reglamento necesario e impostergable para regular el uso compartido de datos. España está muy digitalizada, pero hay que mejorar la interoperabilidad de la historia clínica electrónica para impulsar la medicina de precisión y predictiva”.
En cuanto al nivel de gobernanza, ha sugerido que se apueste por una gobernanza de carácter específico, con un organismo público de acceso que jugará una función clave. También se reclama una ley específica de salud digital que aborde el uso de dispositivos en salud y el uso de datos robóticos, entre otros aspectos.
“Esta gobernanza debe hacerse con espacio estatal, además del europeo, con una legislación básica sobre requisitos mínimos de la calidad del dato, parámetros de estandarización que permita hacer big data y, por último, un presupuesto financiado con una tasa”.
Otro aspecto que considera relevante es que se debe apostar por la solidaridad con los datos, con un altruismo similar al que se hace con los trasplantes. “Compartir datos es salvar vidas”, ha recalcado.
Compartir datos
Montserrat Dabán, presidenta del Consejo Europeo de Biorregiones, ha recordado la dificultad de que España cuente con 17 sistemas sanitarios, por lo que ha insistido en la necesidad de tener un plan que permita compartir los datos de manera anonimizada. Ha coincidido también en que debe mejorar la solidez del marco legal, tal y como están haciendo algunos países como Finlandia, que ha creado ya un organismo de gobernanza y acceso a los datos.
“Los beneficios se van a ver en la investigación”, ha pronosticado y ha recomendado que tanto hospitales, entidades, profesionales y ciudadanos “estén capacitados en el uso de datos para la generación de conocimiento. De hecho, ya se habla de la pobreza de datos de algunos países”.
La presentación detallada del informe ha corrido a cargo de Ana Miquel, responsable de innovación y proyectos internacionales de la dirección general de Investigación y Docencia de la consejería de Sanidad de Madrid. El documento ha sido elaborado por diez expertos: además de la propia Miquel, Cayón y Daban, han participado el director de la Plataforma Española de Organizaciones de Pacientes Pedro Carrascal, el director de los sistemas de información sanitarios del Servicio Andaluz de Salud Francisco José Sánchez Laguna, el director del departamento de estudios de Farmaindustria Pedro Luis Sánchez, el subdirector de asistencia sanitaria del Servicio Cántabro de Salud Pablo Serrano y Carlos Tellería, del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud.
Oportunidad y reto
“Insisto que el EEDS va a ser una oportunidad. Y también va a ser un reto: hay mucho que hacer para no morir de éxito. No es solo un repositorio, es un ecosistema con una legislación y un modelo de dato común, para que todos hablemos de manera parecida. Y con una interoperabilidad más sencilla, con un modelo de gobernanza del dato común, que es probablemente lo que más va a costar”, ha opinado.
El objetivo es que cualquier ciudadano europeo, vaya a donde vaya, puede acudir a un centro sanitario y que el profesional sanitario pueda acceder a sus datos, en un marco de equidad y con el objetivo de rentabilizar los billones de datos que se generan a diario.
Entre las recomendaciones, se solicita asignar responsabilidades a titulares de datos y organismos de acceso a nivel regional, con coordinación a nivel nacional. Se pide también desarrollar una legislación nacional específica para la regulación de datos sanitarios, aprovechando las experiencias regionales.
Por otro lado, se debe incluir la participación de pacientes y organizaciones en la gobernanza. Y acordar a nivel de la UE modelos distintos de gobernanza para garantizar el acceso a diferentes contextos, fomentando la colaboración. Y debe armonizarse la aplicación del RGPD en la UE para un modelo común de uso secundario de datos.
Más inversión
En cuanto a la capacidad y competencia, deben desarrollarse servicios públicos de datos, aumentando la inversión pública, utilizando de nuevo experiencias regionales para crear soluciones abiertas y escalables, así como de iniciativas europeas. “Hay que formar y contratar profesionales competentes en datos y debemos anticiparnos a futuras necesidades de formación”, ha propuesto Miquel.
Respecto a recursos y financiación, ha solicitado que se optimice la asignación de fondos, se priorice la inversión en habilidades y competencias humanas y se minimicen los costes de integración.
La calidad de los datos es otro aspecto clave, por lo que se ha indicado la necesidad de establecer un marco nacional, incorporando las lecciones y orientaciones del proyecto piloto HealthData@EU. Deben aprovecharse también las nuevas tecnologías para agilizar la normalización de datos, un aspecto que ha considerado que será muy citado en el futuro.
Movilizar a los pacientes
Otras propuestas pasan por fomentar la colaboración con los profesionales sanitarios para desarrollar enfoques de mejora, asignar tiempo adecuado a la implementación para minimizar riesgos para la atención al paciente y la seguridad de datos. Y, lo que ha considerado como fundamental: movilizando a los pacientes para fomentar cambios de actitud hacia la recogida de datos.
El informe apuesta también por crear directrices y protocolos normalizados para la recopilación de datos que apoyen a los profesionales sanitarios y se integren fácilmente en sus flujos de trabajo.
La sensibilización, educación y comunicación es otro campo que se señala como muy relevante, con un cambio cultural imprescindible: debe fomentarse la aceptación mediante la sensibilización temprana de la legislación a todos los niveles, comunicando las garantías de seguridad y privacidad en campañas de comunicación a nivel local, regional y europeo. Por otro lado, deben desarrollarse medidas educativas, involucrando a todas las partes interesadas.
“Es un momento ilusionante. Y retador. Hay que trabajar mucho en gobernanza y que esta se adapte a nuestras realidades locales, nacionales y europeas. Hay que adaptar la legislación y cambiar la mentalidad para implicar a las personas, hablando con un lenguaje de modelización y armonización de los datos, para que estos tengan más calidad y permitan impulsar la innovación y la investigación. La clave es la colaboración y que en toda Europa podamos acceder a los datos con seguridad, contribuyendo al conocimiento”, ha concluido Miquel.