Las
estatinas son un grupo de fármacos con una seguridad más que demostrada a lo largo de muchos años en todos los grupos de edad, incluidos pacientes por encima de 70 años. Los efectos secundarios que se les atribuyen suelen ser fácilmente reversibles con la suspensión del fármaco.
En las personas mayores las
estatinas han demostrado una disminución de los
eventos cardiovasculares, sobre todo en
prevención secundaria. Si bien existen pocos estudios de seguridad y efectividad de las
estatinas en mayores de 75 años, la evidencia parece apoyar su uso a dosis moderadas. Están recomendadas, aunque hay que tener en cuenta las comorbilidades del paciente, la expectativa de vida y las interacciones farmacológicas.
En cuanto a su eficacia es muy buena y superior a prácticamente todos los hipolipemiantes orales previos a las
estatinas, de nuevo incluyendo a pacientes de prácticamente todas las edades. Son fármacos con muchos años de experiencia y con eficacia mantenida en el tiempo.
Valoración del paciente
Si el paciente se encuentra bien, las tolera, no tiene patologías asociadas ni alergias, puede tratarse con estatinas. De hecho, en dicho tramo de edad se administran con frecuencia, siempre que estén indicadas y se observe buena tolerancia.
Antes de iniciar el tratamiento con
estatinas en pacientes mayores es necesario evaluar la presencia de enfermedad arteriosclerótica, la coexistencia de otras enfermedades y el estado funcional de la personas.
Es importante hacer una evaluación integral del estado físico y antecedentes médico-quirúrgicos del paciente, así como investigar la presencia de enfermedad cardiovascular, arterioesclerótica y del estado funcional. Esta información es necesaria para optimizar la dosis adecuada y buscar el mejor y máximo efecto posible con los menos efectos secundarios predecibles.
Pronóstico
De esta forma, se podrá buscar y lograr una mejoría de la enfermedad arterioesclerótica y mejor pronóstico cardiovascular y global del paciente.
En los pacientes mayores de 70 años con riesgo cardiovascular elevado o en
prevención secundaria que no están en objetivo terapéutico con
estatina de intensidad moderada-alta, a la máxima dosis tolerada, se puede añadir al tratamiento
ezetimiba, incluso sin llegar a dosis máximas para evitar los efectos secundarios de estatinas.
Otras combinaciones posibles, según el perfil lipídico, sería asociar fibratos, aunque con un perfil de seguridad más bajo, o ácido bempedóico, de reciente introducción aunque con aparente perfil de seguridad apropiado. En algunos casos seleccionados también se puede combinar el tratamiento con un iPSCK9.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Eduardo Reyes Larios, Eduardo Alonso, Lorenzo Hernando Marrupe e Isabel Monedero Sánchez, de Madrid, y Dalmacio Jiménez Vadillo, Miguel Ángel Sáez Martínez y Luis Bautista Diez.