La Federación Española de Asociaciones Científico Médicas (FACME) y la Fundación Instituto para la Mejora de la Asistencia Sanitaria (IMAS) han manifestado su rechazo a algunas de las conclusiones del Grupo de Trabajo de Sanidad y Salud Pública de la Comisión Parlamentaria para la Reconstrucción Social y Económica, y ha exigido diálogo para debatir las propuestas de reforma del sistema sanitario.
Lo han hecho a través de un manifiesto en el que se recogen 68 propuestas, incluyendo reformas largamente ignoradas por los gobiernos y los partidos políticos, que habían encontrado en el lema del “mejor sistema sanitario del mundo” la coartada perfecta para no afrontarlas. Ha contado con el aval de todas las sociedades científico-médicas federadas en FACME, excepto la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc).
Las sociedades científico-médicas han expuesto su posición sobre aspectos como la participación de los agentes principales del sistema, señalando que, aunque los principios generales que se recogen en dicho apartado son adecuados en términos generales, “el Grupo de Trabajo parte de un precedente inaceptable, pues ni las sociedades científico-médicas -salvo excepciones puntuales- ni las asociaciones de pacientes fueron llamadas a comparecer”.
Las propuestas no concretan la composición de los órganos de gobierno de las instituciones sanitarias, denuncian, “por lo que no existirá una adecuada gobernanza mientras a estos órganos de gobierno no se incorporen los profesionales sanitarios y los ciudadanos/pacientes”.
Abogan también por acabar con la injerencia política partidaria y con la burocratización del sistema. Consideran que el documento del Grupo de Trabajo no recoge autocrítica alguna sobre la instrumentalización política de la sanidad. “El distanciamiento entre profesionales y políticos es tan grande, como la distancia que hay en la opinión pública en la valoración de unos y de otros”.
Según FACME, profesionalizar la gestión y transferir responsabilidades organizativas y de gestión a los profesionales son, con la introducción de juntas de gobierno realmente participativas, elementos necesarios para evitar la “politización” mal entendida del sistema. Pero esto no será posible manteniendo el actual modelo de gestión burocrático-administrativo, jerárquico-piramidal de las instituciones sanitarias públicas. El sistema sanitario público debe pasar de una gestión político-administrativa a otra basada en el conocimiento, añaden.
Consideran que la competencia profesional es clave en la gestión de personal. El sistema de gestión de personal del Sistema Nacional de Salud es -como reconocen las conclusiones del Grupo de Trabajo- completamente inadecuado y no tiene equivalente en los sistemas sanitarios de los países de nuestro entorno, donde los empleados públicos del sistema sanitario no son funcionarios”. “Tampoco son homologables las retribuciones, especialmente bajas en comparación con otros países europeos para los profesionales sanitarios”, destacan.
En su opinión, la gestión de personal en la sanidad pública debe estar basada en “competencias y perfiles profesionales”, para lo que es imprescindible incorporar a esta gestión el conocimiento científico-técnico, y dejar para siempre de lado las normas burocrático-administrativas que actualmente rigen la gestión de personal en la sanidad pública.
En este sentido ven como un acierto la propuesta del punto 7.1., estableciendo de un “board” nacional para las especialidades médicas como proceso previo para selección por mérito, para lo que se debe contar necesariamente con las sociedades científico-médicas.
FACME exige diálogo ante las propuestas de reforma del sistema sanitario
“Hecho lamentable y rechazable” la falta de mención a las sociedades científico-médicas
El Médico Interactivo
20 de julio 2020. 5:03 pm