La evidencia disponible sostiene que la depresión está causada por distintos factores genéticos, biológicos, psicológicos y externos. Aunque existe una predisposición, no quiere decir que una persona que la tenga desarrolle depresión
11 de enero 2024. 1:28 pm
La depresión está causada por una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos. Numerosos estudios corroboran que en el origen de la depresión están implicados los genes. Pero la predisposición genética no comporta que se desarrolle necesariamente la enfermedad. El trastorno depresivo mayor forma…
La depresión está causada por una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos. Numerosos estudios corroboran que en el origen de la depresión están implicados los genes. Pero la predisposición genética no comporta que se desarrolle necesariamente la enfermedad.
El trastorno depresivo mayor forma parte del grupo de enfermedades denominadas genéticamente complejas en cuya base se encuentran involucrados una serie de genes de efecto menor o susceptibilidad cuya expresión podría estar modulada por un gran número de factores ambientales.
Se han identificado una o varias regiones génicas cuya variabilidad confiere un riesgo pequeño para desarrollar un trastorno depresivo; es decir, dichas variantes explicarían un porcentaje muy pequeño del componente genético total de la enfermedad en la población y, por tanto, poseerían un valor predictivo bajo.
Genes involucrados
Existen algunos genes que parece que aumentan el riesgo de presentar la enfermedad, pero siempre actuando de manera global con otros genes y con factores ambientales. Algunos de estos genes son SIRT1, LHPP, los genes relacionados con la serotonina y sus receptores HTR2A, SLC6A4, 5HTT, el gen MDD1 o el gen MDD2. El estudio del origen genético de la depresión está en continuo avance y cada vez se detectan más genes involucrados, así como las alteraciones epigenéticas, muy influenciadas por estilo de vida y entorno, que cada vez van tomando más protagonismo en el origen de la depresión.
El diagnóstico de depresión es clínico. Las pruebas genéticas, bioquímicas o de imagen pueden aportar información sobre las alteraciones que se producen, pero no se puede dejar de diagnosticar una depresión porque no se encuentre alguno de estos parámetros alterados.
Las pruebas de imagen estructurales y funcionales son métodos no invasivos que ofrecen una importante información sobre las vías hipo o hiperactivadas en la patología de diversos trastornos mentales.
Cambios observados
La anomalía más repetida en estas pruebas son hiperintensidades anormales en las regiones subcorticales, como las regiones periventriculares, los ganglios basales y el tálamo. También se han observado en algunos individuos con depresión un menor volumen en el hipocampo y/o en el núcleo caudado, lo que puede indicar defectos más focales a nivel de estructuras cerebrales.
A nivel de metabolismo, se observa en la tomografía por emisión de positrones (PET) una disminución de la actividad en el cerebro anterior, generalmente con más defecto en el lado izquierdo.
También se constata un aumento del metabolismo de la glucosa en varias regiones límbicas. Dicho aumento del metabolismo de la glucosa se ha relacionado con los pensamientos intrusivos descritos en la depresión.
Los sistemas mesocorticales y mesolímbicos se han visto alterados en casos de trastornos depresivos, con reducciones específicas del flujo sanguíneo y del metabolismo cerebral en los tractos de inervación dopaminérgica.
Moléculas proinflamatorias
Las emociones negativas producen la liberación de moléculas proinflamatorias, como las citoquinas IL-6 e IL-1, o el cortisol, que son capaces de dañar al cerebro con una menor producción de neurotransmisores, una disminución del hipocampo o aterosclerosis en los vasos sanguíneos cerebrales.
En este contexto, hay que destacar la presencia de una desregulación del eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA) en el desarrollo del trastorno depresivo mayor y en su posible curso evolutivo.
El eje HPA, que responde al estrés, regula, entre otros procesos, la inflamación, la inmunidad e incluso la neuroplasticidad y neurogénesis del hipocampo, por lo que su desregulación crónica podría dar lugar a un efecto neurotóxico.
La hipótesis neurotóxica postula que una contacto mantenido con el estrés puede dar lugar a una exposición glucocorticoidea prolongada y alterar los mecanismos de neuroplasticidad cerebral, dando origen a algunos de los cambios volumétricos que se observan a lo largo del curso de la depresión.
Aspecto psicosocial
Se puede afirmar que la depresión es una enfermedad bio-psicosocial. La depresión constituye un problema de salud mental a nivel mundial que muestra una tasa de incidencia creciente. En su etiopatogenia confluyen factores biológicos, genéticos y psicosociales que surgen como consecuencia del mantenimiento de situaciones de estrés o ante la vivencia de eventos traumáticos. Los síntomas pueden provocar malestar emocional intenso e incapacitante, que varía según la complejidad del cuadro clínico.
Además, los trastornos depresivos generan repercusiones negativas en diferentes facetas de la vida de quien lo padece y puede llegar a precipitar situaciones de riesgo autolítico o autolesivo si no se emplean medidas multidisciplinares que busquen lograr la remisión sintomática.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Psiquiatría Sara Varela Diaz; del Centro de Salud Mental de Fuenlabrada; Ileana Vázquez Marrero, de la Unidad de Salud Mental Puerto, en Las Palmas de Gran Canarias; Jesús Derecho Montes, de la Unidad de Hospitalización Breve de Psiquiatría del Hospital San Pedro de Alcántara, en Cáceres; Dácil Hernández García, de la Unidad de Salud Mental Arona del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria, en Tenerife; Jennipher Paola Paolini San Miguel, del Hospital Mutua de Terrassa; Alba Valiente Pallejà, del Centre de Salut Mental Reus; Ana Sara Viedma Martín, de la Unidad de Salud Mental Comunitaria Distrito Huelva-Costa, en Lepe; Joaquín Descals Gilabert, de la Unidad de Salud Mental Novelda, en Alicante; Laura Alcantarilla Chaves, del Hospital de Sagunto; Mariana García de León Álvarez, del Centro de Salud Mental Ciudad Lineal, y Marta Pérez Lombardo, del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid.