El diagnóstico del
dolor irruptivo oncológico (DIO) es complicado debido, principalmente, a que se trata de un síntoma subjetivo. Los médicos apuntan también la falta de tiempo en consulta y el silencio del propio afectado. Cada paciente lo percibe de forma diferente y suele ser complicado expresar cómo lo siente. A veces no puede o no sabe definir las sensaciones percibidas. Incluso, no lo considera dolor, puesto que este síntoma se asocia a la consecuencia de un trauma o una inflamación.
El problema es abordar de manera óptima cada caso, debido a esa falta de tiempo en consulta. Se emplea un manejo mixto, presencial y telefónico, para realizar la titulación de dosis, el seguimiento de los pacientes etc. Una buena opción para mejorar el abordaje es plantear consultas telefónicas agendadas y bien organizadas.
Diagnóstico del dolor irruptivo oncológico
Para mejorar el diagnóstico del DIO, es fundamental fijarse en el propio paciente, su forma de comportarse, de andar, su aspecto físico en general. En la mayoría de los casos, esta información es el indicador principal que alerta de que el paciente está sufriendo dolor.
La habilidad diagnóstica se adquiere con el tiempo, sobre todo, cuando el paciente no dice abiertamente que está sufriendo dolor. Sumado a la falta tiempo en las consultas y las diferencias de criterio respecto a qué momento comenzar a diagnosticar el DIO.
Diagnóstico del DIO en la primera consulta
Sería ideal conseguir el diagnóstico del DIO ya desde la primera consulta, pero la falta de tiempo suele impedirlo, por lo que el paciente comienza a quejarse por el dolor.
En algunos casos, el médico deja pautado el tratamiento del dolor irruptivo cuando el paciente comienza el tratamiento del dolor crónico de base. Posteriormente, una vez diagnosticado el DIO y puesto el tratamiento, el médico siempre que ve al paciente en sucesivas consultas le reevalúa.
Esta es una práctica habitual en
Oncología Radioterápica, debido a que algunos de sus tratamientos son establecidos para disminuir el dolor. Incluso los servicios de radioterapia u oncología radioterápica tienen establecido un protocolo en Enfermería.
Protocolo de ‘acogida al paciente’
Oncología Radioterápica también dispone de un protocolo de ‘acogida al paciente’. En él se explica al paciente en qué consiste la Radioterapia, y se le expone la posibilidad de sufrir dolor. Todo ello queda recogido y el médico ya puede, incluso, establecer en base a la información recogida el tratamiento del dolor más adecuado y los cuidados necesarios.
En cuanto a la formación,
los médicos suelen recibir mucha formación teórica, pero falta formación práctica real. Hay mucha teoría y fácil de encontrar, pero el médico tiene más problemas para acceder a la práctica para manejar la situación con la familia y el mismo paciente.
Herramientas para el diagnóstico
La regla o escala EVA es la herramienta diagnóstica más conocida para el diagnóstico del dolor, pero, en general, los médicos aseguran que no les resulta útil. La regla EVA sirve para reevaluar el dolor, pero no para diagnosticar y establecer en función del dato obtenido el fármaco más adecuado.
En este ámbito, los facultativos también reclaman
más formación, ya que les resulta complicado cuantificar el DIO, que es diferente a los dolores preexistentes.
La mejor opción siempre es realizar una buena anamnesis para localizar el origen del dolor. Resulta imprescindible ver físicamente al paciente y empatizar con él; es decir, no juzgarle y creer totalmente lo que él cuenta: “Si dice que le duele, le duele”.
Los médicos también apuntan los beneficios de “prevenir” el DIO, si es posible, así como dejar pautada la medicación para este tipo de dolor.
Pacientes con DIO infradiagnosticados
Según la experiencia de los médicos, es muy probable que existan pacientes con DIO infradiagnosticados. El motivo apuntado es la
falta de tiempo en consulta por sobrecarga asistencial, como ya se ha dicho. Estos pacientes precisan de una anamnesis detallada y controles periódicos.
Ante este
pool de pacientes infradiagnosticados, los médicos recuerdan una vez más la dificultad diagnóstica del DIO. De hecho, hay especialidades que no están tan formadas en el tratamiento del dolor. Además, algunos pacientes no se quejan, porque tienen miedo de que el dolor suponga una evolución negativa de la enfermedad y un peor pronóstico.
‘Muy mala prensa’ de los opioides
Por otro lado, los médicos detectan cierto miedo a la medicación para el DIO, y aseguran que hay ‘muy mala prensa’ de los opioides fomentada desde diferentes ámbitos.
Entre los problemas, no observan fallo final de dosis, aunque sí puede existir dolor basal mal controlado. Si el paciente acude a urgencias se le ingresa para controlarlo. Establecen que hay mucho trabajo por hacer en cuanto a la normalización del diagnóstico del cáncer con dolor.
Necesidades formativas de los especialistas
Hoy en día, excepto la aplicación de técnicas de 4º escalón, los oncólogos disponen de la formación necesaria para realizar un óptimo manejo del DIO. Se requieren actualizaciones frecuentes de pautas de manejo, y
seria enriquecedor un trabajo multidisciplinar con unidades de dolor.
En general, los especialistas en Oncología Médica y Radioterápica están suficientemente bien formados para tratar el dolor. Este síntoma está incluido en los cuidados continuos que trabajan ambas especialidades en su formación. Los médicos, no obstante, consideran necesaria una formación práctica.
Formación específica para Enfermería
Igualmente, afirman que sería necesaria una formación específica para Enfermería. Sería ideal tener consultas de apoyo de
Enfermería de cuidados continuos, que ahora no tienen.
Otra de las cuestiones planteadas es la falta absoluta de interrelación con Atención Primaria. En consecuencia, indican la necesidad de fomentar el trabajo transversal, así como la formación de los facultativos de Primaria.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores
Luis Figuero Pérez,Rosa Ana Marcos Sánchez, Belén Cigarral García, Cristina Cigarral García, Juan Antonio Barrera Ramírez, Roberto Morales Giménez, Alejandra Magdaleno Cremades y
Mar Llorente Ostiategui.