Hace quince años cuando los neurólogos diagnosticaban esclerosis múltiple (EM) a sus pacientes sabían que les estaban dando una sentencia de incapacidad, porque no disponían de ningún tratamiento. Eran jóvenes-adultos de 25 años que acababan antes de llegar a los 45 en una silla de ruedas y con su vida personal y profesional truncada. Ahora, su situación es radicalmente distinta debido a la aparición de nuevos fármacos que ha variado el rumbo de la enfermedad. 'En estos momentos a nuestros pacientes les podemos ofrecer esperanza; tenemos una nueva batería de medicamentos que no solo reducen el número de brotes de la EM, sino la disminución de la discapacidad', explica el doctor Alfredo Antigüedad, jefe de Neurología del Hospital vizcaíno de Basurto, y vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
El doctor Antigüedad se refiere, en concreto, a Fingolimod, el primer medicamento oral para la EM que acredita su seguridad y eficacia para reducir brotes y para evitar la atrofia cerebral en pacientes de esclerosis múltiple, tal y como se ha puesto de manifiesto en el V Congreso de los Comités Europeo y Americano para el Tratamiento y la Investigación de la Esclerosis Múltiple (Ectrims y Actrims), que se acaba de celebrar en Ámsterdam (Holanda).
Para el doctor Antigüedad, la aparición de Fingolimod, comercializado como Gylenya por los laboratorios Novartis, supone 'un antes y un después' en la calidad de vida de los pacientes. 'Los resultados de la experiencia en ensayos clínicos y en el uso convencional están demostrando, hasta ahora, que el fármaco no se ha asociado al incremento de infecciones o de tumores', asegura.
A la espera de su comercialización
Según los datos dados a conocer en el Congreso de Ámsterdam, este nuevo tratamiento oral para la esclerosis múltiple reduce entre un 61 y un 71 por ciento, en comparación con interferón beta-1a IM y con placebo, los índices anualizados de recaídas en pacientes esclerosis múltiple remitente recurrente con una gran actividad, a pesar de los tratamientos anteriores. 'Además, disminuye el índice de atrofia cerebral, en comparación con interferón beta, durante 12 meses, con independencia de la actividad de la enfermedad previa', explica Antigüedad. 'La aparición de Fingolimod en la escena de la EM es una muy buena noticia para los enfermos de esta dolencia invalidante', resume el neurólogo del Hospital de Basurto.
El fármaco, que ha sido aprobado por el Ministerio de Sanidad y espera, en breve, el visto bueno de la Agencia Española del Medicamento, está comercializado en Estados Unidos desde septiembre de 2010. En el simposio desarrollado por Novartis en el marco del Congreso en Ámsterdam, se dieron a conocer los datos clínicos del avance del fármaco. 'Alrededor de 20.000 pacientes son tratados de manera convencional con este medicamento durante un año, hay 2.000 que llevan más de dos años de tratamiento e incluso hay pacientes procedentes de ensayos clínicos que llevan más de siete años de tratamiento'. La experiencia acumulada sigue acreditando la seguridad de fingolimod, así como su eficacia para reducir la inflamación entre un 52 ó 54 por ciento, así como para evitar al atrofia cerebral entre un 30 y un 40 por ciento, en comparación con el placebo o con los interferones.
Tercera era de nuevos fármacos
Una ampliación del estudio en fase II de cinco años sobre 281 pacientes, en el que participaron hospitales como el Hospital Universitario Vall d'Hebrón o el Hospital de Basurto de Bilbao o el Virgen Macarena de Sevilla, reflejó que los pacientes con esclerosis múltiple recurrente tratados con Fingolimod mantuvieron una baja actividad de la enfermedad. Además, no surgieron nuevos problemas de seguridad con este fármaco, por lo que cerca de la mitad (140) logró completar los cinco años de terapia.
Gilenya se administra una vez al día, sin restricciones específicas en cuanto a la duración del tratamiento. En los estudios clínicos se toleró generalmente bien, con un perfil de seguridad controlable, y dispone de una experiencia cada vez mayor sobre el perfil de seguridad y efectividad a largo plazo. El hecho de ser oral y no inyectable supone una gran mejora para la calidad de vida del paciente, pues evita que tenga que pincharse', recalca el vicepresidente de la SEN, al tiempo que se refiere a que se asiste a la tercera era de nuevos fármacos contra la esclerosis múltiple, tras la aparición en 1995 de los primeros tratamientos inyectables y de los primeros anticuerpos monoclonales en 2006.
Identificar antes a los pacientes
En el Congreso de Ámsterdam se debatió largo y tendido sobre los nuevos criterios diagnósticos que permiten diagnosticar la esclerosis múltiple ante el primer síntoma. Según Rafael Arroyo, del Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, la aparición de fármacos de primera y segunda línea mostraban una serie de limitaciones en el control de los brotes, una carencia que aspiran a suplir los tratamientos corales como Fingolimod, que se presentan como un paso revolucionario que mejorará la calidad de vida de los pacientes y controlarán la progresión de la enfermedad. Sin embargo, considera vital detectar la enfermedad de EM antes. Y es que el diagnóstico del neurólogo es fácil; lo complicado es que el paciente llegue al neurólogo, que el médico de Familia sea sensible y le derive. En estos momentos el retraso es de 1 ó 2 años, un tiempo muy importante que se pierde para iniciar el tratamiento', se lamentó el neurólogo
Los afectados, según explica Anna Torredemer, presidenta de la Federación Española para la Lucha contra la Esclerosis Múltiple, son 'gente joven que tiene que plantearse normalmente qué hacer con sus problemas de movilidad y qué va a ser de su vida. Estamos ante una dolencia de las mil caras y que hace que cada paciente sea un mundo diferente. Es necesario redoblar la ayuda y apoyo a los pacientes en el momento del diagnóstico, periodos críticos de la enfermedad o cuando los síntomas empiezan a alterar las relaciones sociales', apostilla Torredemer.