El creciente aumento de fármacos EFG, en principio, está motivado por los gestores sanitarios con la única finalidad de limitar y regular el gasto sanitario. Los genéricos son medicamentos que contienen la misma sustancia activa que los medicamentos de marca, en la misma presentación y concentración (cantidad de sustancia), pero que tienen una marca comercial distinta o simplemente no tienen marca, sino que en el empaque figura solo el nombre de la sustancia activa y el del laboratorio que lo elabora. Tienen muchas ventajas, pero también presentan algunas desventajas, principalmente porque no todos los medicamentos genéricos son iguales y la legislación sobre este tema no es la misma en todos los países.
Los genéricos tienen que demostrar su bioequivalencia con el medicamento de referencia, es decir, la intercambiabilidad entre el medicamento genérico y el medicamento original desde el punto de vista de la calidad, seguridad y eficacia. Por eso, hoy en día a igualdad de precio de una marca frente a un genérico, el médico y/o paciente deberían ser libres a la hora de elegir.
También hay que tener en cuenta que la presencia de fármacos EFG, hace que se frene, en ciertas patologías, la investigación de innovadores.
Y es que los los EFG deberían de presentar estudios en invertir tiempo y recursos en ello. De hecho, en determinados fármacos genéricos frente a los clásicos de marca hay muchas diferencias, tanto en efectividad del tratamiento (al poder tener hasta un 20 por ciento de bioequivalencia) como en efectos adversos.
Por eso, hay que tener en cuenta que los márgenes de bioequivalencia en muchos pacientes implican una falta de efectividad en el tratamiento, ya que en pacientes ya controlados anteriormente con el mismo fármaco de marca, cuando toman el genérico presentan efectos adversos que no aparecían con el fármaco de marca. Se trata de complicaciones a nivel de falta de control del paciente y nuevos síntomas de efectos adversos que complican el tratamiento.
Pacientes mayores
Otro factor importante a la hora del cambio de un fármaco genérico frente a uno de marca son las complicaciones que se presentan en pacientes de edad avanzada. A lo efectos adversos antes mencionados, se unen los relacionados con un mal uso al cambiar el tratamiento por uno genérico motivado por el cambio de color del comprimido, de tamaño y de formato de la caja. Esto induce en numerosos problemas en este tipo de población mayor, problema que se acentúa si los pacientes viven solos. Las complicaciones en cada caso son muy diferentes, no es lo mismo un tratamiento por un dolor que un tratamiento para la HTA o para la diabetes. De hecho, en el control de la hipertensión puede llevar desde un excesivo control generando hipotensión con las complicaciones que esto conlleva; hasta un deficiente efecto que hace que el paciente tenga un aumento de su riesgo cardiovascular innecesario, además de implicar un factor de confusión al médico.
Estudios necesarios
Con respecto a los excipientes, algunas de las complicaciones vienen dadas por ellos. Por eso, los genéricos deben pasar todos los estudios y fases de desarrollo clínico, sobre todo cuando están comprometidos factores claves de la salud del paciente como el riesgo cardiovascular. Además, los facultativos deberían tener acceso a esa información, para no someter al paciente a un riesgo innecesario. Sería de utilidad que aparecieran alertas para los diferentes EFG y destacar los excipientes de los que consta cada uno.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores médicos de familia Juan Carlos López Peral, Carmen Vistudes Gómez Montes, Rafael Ángel López García y María Carmen Duarte Dieguez, del Centro de Salud Estepona Oeste; José Luis Mateos Pelazas, Carmen Sastre Raposo, Teresa Chillón Ares, Juliana Martín Casado, Julio Cabo Sastre y Mercedes Prieto Matellán, del Centro de Salud Parada del Molino, en Zamora, y los nefrólogos José Ignacio Coronado Delgado, Ainhoa Hernando Rubio y Paula García Ledesma, de Bilbao.