Su rechazo a la desgraciada vida de Madame Bovary, la protagonista de la famosa novela de Flaubert, la llevó por el camino de la investigación, un camino que le conduce a una cumbre, la de llegar a ser directora de Laboratorios de Investigación en Cardiología de una de las instituciones más prestigiosas del mundo, el Mont Sinaí, pese a su condición de extranjera y de mujer. Lina Badimón es directora del Centro Cardiovascular (CSIC-ICCC), del Centro Mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Institut Català de Ciències Cardiovasculars, en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Además desarrolla su actividad como profesora adjunta asociada en el citado centro de Nueva York, y es vicepresidenta de la Sociedad Española de Cardiología. Trabajadora incansable, ha diseñado de uno de esos artefactos que hacen progresar a la ciencia, es una forofa de la ciencia fusión (investigación conjunta de personas de distintos países), y una alquimista que convierte en conocimiento y trabajo los haberes recibidos en becas, proyectos que le encargan o en premios.
Estamos en los albores del siglo XXI, ¿cuál es el invento por excelencia en lo que llevamos de siglo y qué supondría en la práctica para la humanidad?
Hay muchos. Hay inventos que han modificado, por ejemplo, la forma de diagnosticar una enfermedad. Son todos esos que han contribuido a que tengamos plataformas tecnológicas que permiten el diagnóstico por la imagen. Esto ha hecho avanzar de una forma significativa la Medicina. Todos los abordajes de investigación que han permitido que se pueda operar casi sin hacer incisiones, son unos avances increíbles que suponen para un paciente el tener unos postoperatorios menos complicados. A nivel de investigación básica, todas las plataformas que han logrado analizar los genes. Cada vez se analizan más rápidos y con un coste menor. Por tanto son avances científicos tecnológicos que nos facilitan el que ahora creemos conocimiento de una forma más rápida. La investigación en todas las áreas es necesaria y el país que no invierte en investigación se equivoca.
¿Se está a la espera de algún avance próximo que lo revolucione todo?
El área más avanzada y donde había muchas expectativas, y las hay aún, es el de la terapia celular como avance del último decenio en el que se podían cultivar células y modificar células in vitro. Fue un momento importante. Ahora lo que esta faltando es aplicar ese conocimiento que tenemos para que sea efectivo en un paciente. Se esperaba mucho de ellas con rapidez y los resultados van a llegar más despacio, porque realmente el paso del control de cultivo a vivo es diferente. El reto de los próximos años es ver cómo el conocimiento que tenemos a nivel biológico de las células se transforme en un avance médico.
Como experta en enfermedades cardiovasculares, ¿podría decir en qué punto se está ahora?
Nosotros hemos abordado en los últimos años una investigación que pretende identificar genes que van asociados a la presentación de la enfermedad. Somos un organismo mixto entre el CSIC y el Instituto Catalán de Ciencias Cardiovasculares del Hospital de San Pablo. Es un centro multidisciplinar por el background de los profesionales que trabajamos allí. Pretendemos avanzar en la prevención de las enfermedades cardiovasculares, que son todavía la principal causa de muerte. La OMS tenía entre sus objetivos erradicarlas hacia el 2020, pero desafortunadamente no parece que vaya a lograr sus objetivos. Una parte importante de estas enfermedades viene dada por los hábitos de vida pero otra parte relevante va asociada a la carga genética, y el grupo mayor es el resultado de la suma de la carga genética con los hábitos de vida. Esa unión de genes con el ambiente hace que la enfermedad se manifieste más que antes, asociado también a una mayor longevidad. Nuestro reto es que se envejezca con salud, no vegetando. Hemos iniciado líneas de investigación asociadas a prevenir mejor la enfermedad, si no se puede detener, evitar que avance, que se complique. Una vez que la enfermedad se ha manifestado, una vez que el paciente ha tenido un evento isquémico, depende del órgano diana donde se produce, supongamos que se presenta en el corazón, ese corazón sobrevive a ese evento isquémico porque la Medicina ha avanzado pero el paciente queda con el miocardio afectado y ese miocardio puede entrar en fallo. Y esa es la causa de que una persona con una edad mediana presente síntomas que pueden cambiar su vida, se cansen al andar, al subir escaleras, presenten insuficiencias respiratorias, fibrilación auricular, en fin, problemas importantes de salud. Evitar estas secuelas es uno de los objetivos de nuestro trabajo.
Y ¿cómo lo abordan?
En el área de prevención investigamos los genes y la relación dieta y hábitos de vida y, por otro lado, colaboramos con el Grupo de Trasplantes Cardíacos del Hospital de San Pablo del que obtenemos corazones trasplantados y vemos qué ha pasado con ese corazón, qué genes se han modificado, comparando distintas partes del mismo. Se trata de una investigación que se basa mucho en tecnologías postgenómicas. Utilizamos genética, transgenómicas, proteómicas, lipidómicas, tecnologías que están permitiendo afinar mucho sobre lo que está pasando a nivel celular. Son abordajes distintos que pretenden dar respuestas a este problema global que es la enfermedad cardiovascular. Los datos vienen con cierto retraso. De hecho, hasta hace muy poco trabajábamos con datos de 2006. En 2009 han vuelto a salir pero trabajan con estadísticas de 2008. Los números son tremendos. Hay diabetes y obesidad en niños que van asociados a la precipitación del proceso. Es decir, que si antes la manifestación se producía en individuos que pudieran tener entre 50 ó 60 años, en la actualidad un niño comienza a tener una anormalidad metabólica que le llevará ser un candidato a presentar esta enfermedad. Estamos hablando de una enfermedad que se desarrolla silenciosamente, por eso cuando se dice que no se debe fumar no se comprende que el hecho de fumar incrementará las posibilidades de desarrollar la enfermedad. Esto también pasa con la dieta, con la escasa actividad. Es como una memoria metabólica que tiene el cuerpo y va quedando un residuo de disfuncionamiento que va a manifestarse como enfermedad en edades más tardías.
Vaya, el cuerpo tiene memoria metabólica... parece que la ciencia cuanto más avanza más razón le da a las abuelas y a sus famosos consejos sobre la bondad de una dieta sana...
De hecho esto es importantísimo. Estudios comparativos de la Sociedad Europea de Cardiología dan como resultado que la zona mediterránea es la más protegida en cuanto a dieta. Pero esto no evita que en números relativos la enfermedad cardiovascular sea la primera causa de muerte también en España, que los números suban, bajen o se normalicen está por ver. Se supera el infarto pero aumentan las incidencias cardíacas. Todavía las enfermedades vasculares van asociadas a la primera causa de muerte en países como Italia o España con dieta mediterránea.
En 1983 usted junto con su hermano Juan José realizaron experimentos encaminados a demostrar la relación entre los coágulos sanguíneos en las arterias y las perturbaciones del flujo de la sangre que dan lugar a la angina de pecho, al infarto y a la muerte súbita... ¿En qué se ha avanzado a partir de esa fecha?
Esta parte está muy avanzada. Diseñé una cámara de percusión que es un reactor de flujo que permitió estudiar las interacciones de la sangre y todo lo que lleva con tejidos, moderando lo que pasa en las arterias coronarias, por ejemplo. Pudimos ver cómo podíamos interferir en esa formación de trombos que en definitiva producía el infarto de miocardio o la angina de pecho. Ésta es la parte más avanzada en lo que respecta a poder utilizar fármacos que nos dijeran si iban a ser efectivos o no en un paciente. De hecho, todavía utilizamos esa cámara de percusión con otras hipótesis a testar. Aún es muy útil porque aislamos células y proteínas y las enfrentamos en la cámara para estudiar la respuesta.
A toda sociedad civilizada le preocupa el colesterol, sin embargo, las sociedades que padecen hambre no tienen ese problema, lo que significa que la alimentación es fundamental...
Todo el mundo tiene colesterol. El colesterol es la parte más importante de las membranas celulares, en la epidermis, en todas las células tenemos colesterol. El problema es cuando hay un exceso de colesterol. En África no tienen exceso de colesterol ya que todo el colesterol se utiliza para formar estas membranas que son necesarias para la vida. De hecho, se dice que los bebés nacen con un niveles de colesterol muy bajos, alrededor de 30 /40 miligramos decilitros.
Es curioso porque existen personas delgadísimas con un colesterol elevado y otras que podríamos considerar gordas y que tienen unos niveles aceptables...
Es cierto que hay personas delgadísimas que tienen niveles de colesterol muy elevados y no necesariamente asociados a una enfermedad genética. Hay una enfermedad genética paradigmática porque es monogénica ya que es un gen el que produce la enfermedad, se trata de la hipercolesterolemia familiar. Las personas que sufren hipercolesterolemia heterocigótica tienen una mutación en el receptor del DSL del hígado y eso hace que sus niveles de colesterol circulante aumenten, con lo que tienen arteriosclerosis prematura. Actualmente estamos haciendo con el doctor Pedro Mata, de la Fundación Jiménez Díaz, el mapa de toda España y para confeccionarlo estamos buscando a cuantas personas existen con esta mutación. Estamos intentando ver otras manifestaciones asociadas a la hipercolesterolemia familiar ya que se da el caso de que entre hermanos con la misma mutación unos tienen la presentación clínica y otros no. O sea que tiene que haber factores adicionales, posiblemente genéticos, que contribuyan a que esa mutación tenga un efecto mayor que se manifiesta a nivel clínico. Muchas personas con hipercolesterolemia familiar son delgadas pero tienen un riesgo potencial muy elevado de padecer un evento cardiovascular, con lo que son un objetivo de estudio, que además tiene una aplicación práctica ya que estas personas deben de ser tratadas muy agresivamente desde que cumplen los 18 años con fármacos que reducen los lípidos. No antes porque en la adolescencia se puede interferir en el colesterol básico que hace falta para las membranas.
Usted ha remarcado los procesos inflamatorios en sus investigaciones. ¿Qué ocurre con las placas?
La arteriosclerosis, además de los lípidos tiene otros componentes. La inflamación es un proceso que está disparado posiblemente por un depósito de lípidos en zonas donde no deben estar, y eso hace que se dispare el proceso inflamatorio, que en principio es defensivo, pero que se dispara de una manera exponencial y ya no para. Así que la propia defensa se convierte en un ataque hacia la pared vascular, que se pasa incluso al miocardio y hay una respuesta inflamatoria global. Esto es un hecho contrastado con biomarcadores. En pacientes y en modelos experimentales de intervención se ha visto que células inflamatorias están llenando las zonas de lesión. Lo que no tenemos todavía son estudios que demuestren fehacientemente que inhibiendo la inflamación per sé, reduzcamos la placa. Tenemos efectos de las estatinas que producen los lípidos y tienen también efectos antinflamatorios y estas moléculas sí que han demostrado reducción de placa. Pero no hemos obtenido aún un producto antiinflamatorio que reduzca la placa, aunque hay varias iniciativas.
Tengo entendido que utilizan cerdos como animales experimentales, concretamente en cirugía del corazón... ¿por qué se utilizan? ¿Tan parecidos son a los humanos?
Los utilizamos por muchas razones. Tienen un sistema vascular igual que el humano. Sin embargo, es difícil trabajar con cerdos y por eso la mayoría de investigadores trabajan con ratones o ratas. Usar conejos ya tiene más complicación y el cerdo es la complicación máxima. Hay investigadores que usan monos, pero yo por problemas éticos jamás he utilizado monos porque están en peligro de extinción y por razones adicionales. El modelo cerdo es prácticamente como nosotros, aunque tiene la complejidad de que necesitan un quirófano como los de los humanos. También se necesitan unas habilidades no necesarias para trabajar con animales inferiores, pero también obtienes mucha información, por eso lo consideramos un modelo preclínico, mientras que los otros animales sirven solo, por ejemplo, para probar una hipótesis.
Durante ocho años fue directora de Investigación del Monte Sinaí, una de las instituciones más prestigiosas del mundo. ¿Qué fue lo más importante que aprendió allí?
Aprendí a separar lo necesario de lo innecesario, a hacer una investigación que fuera dirigida a responder a problemas importantes. En el área biomédica tenemos preguntas candentes a las que hay que responder porque la gente las necesita. Aprendí que teníamos que apuntar bien, tener ideas claras porque el tiempo es limitado y que hay que escoger bien lo que quieres hacer. Aprendí muchísimas cosas, yo me marché de becaria postdoctorado y cuando iba a regresar fue cuando el doctor Valentín Fuster me reclamó y me dijo si quería irme a Nueva York, y me marché con mi marido, que encontró trabajo en la Universidad de Columbia. Y siendo extranjera y mujer me nombraron directora de laboratorio. Tuve que tomar muchas decisiones, que no siempre es fácil. Cuando tomas decisiones ves los riegos que asumes, por eso me ha sido más fácil montar los centros aquí en el CSIC y tomar complicadas iniciativas. Allí me enseñaron a tomar las decisiones ajustadas a las necesidades.
A usted le vino muy bien salir de España e ir a trabajar al extranjero, ¿por qué se muestra tan crítica con que los jóvenes investigadores españoles se tengan que marchar en la actualidad?
Yo me fui porque lo escogí en un momento que hacia falta irse de España. Si me hubiera quedado no hubiera hecho el trabajo realizado. Me marché con un coste elevado. Tenía una plaza en el Consejo y me marché con una beca. Mi marido, que es periodoncista, dejó su plaza en la Seguridad Social. Tuvimos unos años de estrecheces pero teníamos claro que si queríamos hacer investigación era el momento, ya que no había estructuras de investigación en este país. En cambio, en este momento la gente se va porque no tiene alternativa en España. Yo tengo la opinión de que todos se tienen que ir, al menos es lo que hacen mis becarios a los que recomiendo que pasen por lo menos dos años fuera, porque aunque aquí tengamos centros competitivos y publiquemos a nivel internacional, es bueno para crear un criterio científico ver cómo trabajan en otros lugares. Eso madura como persona y como profesional. ¿Qué ocurre ahora? Que la gente se va fuera no a formarse sino a producir. Esa es la gran diferencia. Se van a lo que caiga porque aquí no tienen espacio, a lo que salga. Esa diáspora es una pérdida. No debemos permitir que eso pase. Creo que las autoridades se deben dar cuenta de que España debe seguir por la senda que había iniciado... yo regresé porque en el país había cambiado todo y se notaba. Llevábamos un camino hacia el estrellato, publicábamos muchísimo, la gente seleccionada entraba en los centros de investigación, se traía a gente de fuera, había esa mezcla que te encontrabas cuando salías fuera de España, lo que no puede ser es que se pare. Las autoridades tienen que darse cuenta de que reducir el presupuesto para investigar es hipotecar el futuro. Se puede reducir un poco pero no parar porque hipotecamos el futuro, un futuro que puede ser muy cambiante. No puede ser que aquí paguemos royalties por todo. Tenemos que gestionar nuestro propio conocimiento. Sobretodo cuando sabemos que España fue durante unos años suministradora de mano de obra barata y por eso venían las multinacionales pero ya no es así y como no generemos la riqueza por la vía del saber vamos a tener un problema.
O sea que la situación actual no se parece en nada a la que usted dejó al marcharse...y nuestros protocolos son bastante parecidos a los de las más prestigiosas instituciones, ¿no es así?
Estamos mucho mejor. En un mundo globalizado tenemos inmediatamente la información sobre la mesa. Ahora ir a los congresos ya no es tan necesario y estos se han convertido en foros en donde los jóvenes se presenta para que se les escuche y es una zona de relaciones para establecer futuros proyectos de colaboración.
¿Por qué piensa que las mujeres son buenas investigadoras y por qué cree que abundan en los laboratorios?
Hay muchas mujeres becarias porque se paga mal la beca. El hombre piensa que tiene que ganar más dinero y la mujer acepta un salario más intermedio. Critico el hecho de que hay mujeres muy buenas que cobran poco pero si subes la escala te vas encontrando que hay cada vez menos mujeres. Hay un techo de cristal que impide que las mujeres suban y este es nuestro reto de futuro como mujeres. En las empresas hay pocas mujeres directivas, pocas catedráticas, pocas profesoras y jefas de investigación y de servicios.
Creo que fue un personaje femenino y concretamente Madame Bovary, la desgraciada protagonista de la novela de Gustave Flaubert, la que le llevó por los caminos de la investigación... y que es una gran admiradora de Jane Austen.
Yo tenía una madre de ideas muy avanzadas que no pudo estudiar porque su padre no lo consideró oportuno. Le hubiera gustado ser médico y ella me abrió los ojos y yo desde muy joven leía todo lo que pillaba por casa. Y leí Madame Bovary, y me quedé pasmada, no quería que mi vida fuera eso, la falta de realización y la continua depresión en una sociedad que la estaba paralizando. Luego he estado leyendo más, por ejemplo, a Jane Austen, también claro para no perder mi inglés porque aquí en España solo utilizo el inglés técnico, y después de 15 años en Estados Unidos me gusta leer a Austen. Es curioso porque durante mucho tiempo se creyó que escribía unas novelitas rosas hasta que se dieron cuenta que todos sus libros estaban impregnados de una importante crítica social de la época que le tocó vivir. Esa timorata sociedad inglesa de comienzos del siglo XIX. Ella triunfó escribiendo libros y se ganó la vida escribiendo libros. Pagó su peaje porque no fue feliz, no pudo casarse porque estaba en contra de los estereotipos de la época. Ahora se está revisando la historia a través de estos movimientos que está intentando valorar el papel de la mujer en la historia, pintoras famosas que nadie les dejó ser famosas y ahora están descubriendo sus pinturas... se nota un cambio de percepción pero todavía hay un techo que impide que las mujeres lleguen a donde tienen que llegar.
También se han dado casos en el campo de la investigación, por ejemplo, lo que ocurrió con Rosalind Franklin, que hizo el trabajo de desvelar las estructuras de las proteínas mediante rayos X, que permitieron a Watson y Crick describir la doble hélice del ADN.
Hay voces discordantes que dicen que Rosalind no tuvo tanto mérito, que hizo solo las primeras fotografías, pero claro, de donde en realidad se saca la idea de la estructura son de esas fotografías. Ella según se deduce de sus cartas no solo sufrió por ser mujer sino también por ser judía. Esa doble condición le impedía tener una relación tan distendida con los otros profesores como era el caso de sus colegas. Watson por entonces era un becario y se aprovechó del conocimiento de ella y de los otros profesores. La historia ha sido injusta con ella, no le dieron el Nobel y la razón que se dio es que nunca le habían otorgado un Nobel a un muerto. Watson en su libro tampoco es muy amable con ella decía que era una persona malhumorada... estuvo muy feo por su parte. Fue una mujer que decidió que tenía que investigar y realizó una labor que cambió la ciencia porque nos ha permitido investigar basándonos en técnicas genómicas que se han aplicado a todo.
Lina Badimón ha recibido recientemente un último premio: el de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) y de la Fundación Tecnología y Salud ¿Qué aporta a los recibidos con anterioridad?
Los premios son siempre agradables de recibir porque todos reconocen una labor. Unos son más tecnológicos como en este caso. Otros premian la ciencia básica y recibirlos siempre es importante porque estamos en un país en el que la ciencia no ha importado demasiado hasta hace poco. Por lo tanto, que haya premios es importante para la comunidad científica. Me gustó mucho recibir la Cruz de San Jorge de la Generalitat de Cataluña por lo que representa de reconocimiento del lugar donde nací, pero también me gusta el recibirlos por alguna actividad, como por ejemplo éste, o como es el de la Sociedad Europea de Investigación Clínica, que me concedió la medalla de oro. Fui la primera mujer presidenta de esta sociedad, que cumple ahora 60 años. Ésta es una prueba de cómo la ciencia, estimulando la reunión de gentes de distintos países, obtiene mejores resultados. En la actualidad tengo tres italianos, un mexicano, un peruano becario y ha acabado un francés que ya se ha ido. Como profesores he tenido a un francés, a uno de Manchester, otro de Austria con contratos de poco tiempo y los becarios, por ejemplo, con becas que a veces genero yo, con proyectos que me dan o premios o por becas públicas. Pero este caldo es muy bueno. Los extranjeros pueden ser profesores en centros españoles y eso no puede pararse, ese crisol hace que se genere más conocimiento. La ciencia fusión es algo muy interesante. A eso nos deberíamos apuntar todos. Querría decir que en España hay muchas personas con talento, que no deberíamos desaprovecharlo y que deberíamos estimular que la gente cuando está en el colegio sepa que pueden contribuir al cambio. A mí nadie me lo dijo, lo tuve que descubrir yéndome. Por tanto, abramos las puertas para que vengan los alumnos de bachillerato y puedan ver qué es la investigación, qué se hace, qué es lo que se requiere y que con 14 ó 15 años comprendan que pueden ser actores de la ciencia, no simples espectadores. Creo que para cambiar nuestro futuro tenemos que tener mucha confianza en aquellos que van a ser los protagonistas del mañana.