Somos capaces de curar muchas enfermedades agudas que antes provocaban la muerte y de poder sobrevivir a muchos episodios críticos. Pero, en contraposición, muchas personas padecen enfermedades crónicas para las que no disponemos de tratamiento curativo: diabetes, hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca, enfermedad pulmonar obstructiva crónica,…