Estudios anteriores ya han demostrado el impacto del ejercicio sobre el sueño, pero Max Hirshkowitz, profesor en la Facultad Baylor de Medicina, en Houston (Estados Unidos) asegura que este estudio es el primero que recoge con detalle los beneficios que aporta el ejercicio en una encuesta representativa a nivel nacional.
En general, las personas que se describen como deportistas aseguraron disfrutar de un mejor sueño que los más sedentarios, a pesar de que aumentasen sus horas de sueño.
Así, más del 75 por ciento de las 1.000 personas encuestadas a través de Internet y por teléfono que se describían como deportistas aseguraron que dormían bien, en comparación con poco más de la mitad de las personas que no lo hacían. El hecho de estar sentado más de ocho horas diarias también tuvo un impacto negativo sobre el sueño, según la encuesta.
Casi la mitad de los estadounidenses encuestados aseguran que padecen insomnio ocasionalmente, y el 22 por ciento sufre esta condición, que puede ser causada por el estrés, la ansiedad, el dolor y la medicación.
Además, los que tienen una peor calidad de sueño aseguraron que, aparte de que no hacían ejercicio, también eran menos propensos a tener una buena o excelente salud en comparación con las personas activas. Esta población también tenía más problemas para mantenerse despierto durante la conducción y comida.
Por otro lado, según la investigación, las personas sedentarias tenían hasta tres veces más problemas para mantenerse despiertas durante el día que los que hacían ejercicio. También, se echaban más siestas y tenían más síntomas de apnea del sueño que los que hacían ejercicio físico.
Por su parte, más del 44 por ciento de los no deportistas se encontraban en un riesgo moderado de apnea del sueño, un porcentaje mayor que las personas activas encuestadas.