La diabetes suele ser diagnosticada y atendida mayoritariamente por médicos de atención primaria y por endocrinólogos de referencia. La diabetes no causa dolor y presenta pocos síntomas. Hay varias maneras de diagnosticar la diabetes. Por lo general, es necesario repetir cada método una segunda vez…
La diabetes suele ser diagnosticada y atendida mayoritariamente por médicos de atención primaria y por endocrinólogos de referencia. La diabetes no causa dolor y presenta pocos síntomas. Hay varias maneras de diagnosticar la diabetes. Por lo general, es necesario repetir cada método una segunda vez para diagnosticarla en un entorno sanitario (como el consultorio médico o un laboratorio); excepto que se presenten síntomas y una prueba positiva.
En líneas generales, el diagnóstico se basará en la glucemia basal >126 mg/dl (7,0 mmol/l), en la glucemia tras SOG 200 mg/dl (11,1 mmol/l), HbAlc >6,5 %, glucemia al azar >200 mg/dl (11,1 mmol/l) y sintomatología clásica de hiperglucemia: poliuria, polidipsia, pérdida de peso).
Con respecto al diagnóstico de diabetes gestacional se establecerá si la paciente con SOG presenta dos o más valores de glucemia plasmática superiores a los valores límite de glucemia (basal: 105, 1 h: 190, 2 h: 165, 3 h: 145 mg/dl) y sin SOG, si glucemia basal > 126 mg/dl (en dos ocasiones) o glucemia ocasional > 200 mg/dl. La glucemia capilar y la HbA1c capilar no se recomiendan como pruebas de diagnóstico de diabetes ni de diabetes gestación.
En estos casos hay que registrar en la historia la valoración diagnóstica, donde se incluya la medicación habitual o esporádica, hábitos de alimentación y ejercicio físico, medición peso, talla, presión arterial y analítica.
La diabetes se clasificará como tipo 2 si la persona es mayor de 30 años y presenta alguno de los siguientes criterios; sobrepeso u obesidad, aparición insidiosa, ausencia de cetonuria/cetonemia, antecedentes familiares o antecedentes de diabetes gestacional.
Factores de riesgo
Los pacientes con diabetes tipo 2 suelen tener asociados a otros factores de riesgo como HTA, dislipemia, obesidad, hábito tabáquico…
En las consultas de Cardiología se observa que los pacientes tienen HTA, obesidad, dislipemia, es decir, síndrome metabólico, y un porcentaje alto presentan también DM2. Si nos fijamos en la prevalencia de la HTA en los pacientes DM2 es 1,5-2 veces superior que en pacientes no diabéticos. Además, los hipertensos tienen un riesgo 2,5 veces superior de desarrollar DM2.
De esta forma, por ejemplo, entre un 50 y un 60% de los diabéticos son hipertensos, porcentaje que aumenta con la edad y con la presencia de nefropatía. Por tanto, siempre hay que sospechar la presencia de la DM2 en presencia de estos otros factores de riesgo.
La prevalencia crece en la actualidad y las medidas más eficaces, aunque menos practicadas, son las relacionadas con la modificación del estilo de vida. También son necesarios tratamientos farmacológicos destinados al control de los factores de riesgo (hipertensión, dislipemias, trombofilia), las alteraciones metabólicas y el propio exceso de peso.
Manejo multidisciplinar
Y es que a diabetes mellitus es un trastorno multisistémico. Por eso, el manejo de la enfermedad debe ser multidisciplinar. El objetivo es ofrecer una atención integrada para los pacientes diabéticos. Los profesionales que tratan al paciente diabético deben tener un contacto directo, ya que no siempre la información que traslada el paciente es la correcta. Existen centros de atención integral que han mostrado su eficacia. Los profesionales que deberían estar incluidos en este enfoque multidisciplinar serían los médico de familia o endocrinólogos, que son los encargados de una recapitulación de todos los resultados, sintetizando el plan de tratamiento y la necesidad de realizar consultas o investigaciones adicionales; enfermera especializada en DM que haga la historia inicial, tome nota de datos relevantes (altura, peso, presión arterial, circunferencia de la cintura y electrocardiograma), evalúe los hábitos alimentarios que tiene el paciente y lo instruya en la nutrición adecuada, y el oftalmólogo que realice la exploración ocular. Además del cuidado directo del paciente diabético, es aconsejable realizar cursos para formar tanto a los diabéticos como a la comunidad en donde viven.
Las primeras medidas que hay que tomar una vez establecido el diagnóstico van encaminadas a los cambios de los estilos de vida del paciente. Lo primero que hay que proponer son herramientas, información y pautas en coordinación con enfermería para motivar y concienciar en los cambios en su estilo de vida. El paciente tiene que conocer su enfermedad y saber como evoluciona para anticiparse siempre a los problemas que se vayan presentando.
Estilo de vida
También se tiene que concienciar en la importancia de los cambios del estilo de vida, alimentación, ejercicio físico,... Aquí enfermería tiene un papel fundamental en el seguimiento día a día de estos enfermos, que junto con la farmacia colaboran en vigilar la evolución de los pacientes.
Por eso, la coordinación con enfermería está protocolizada en los distintos programas para enfermos con DM2 que se desarrollan en los centros de salud.
También es necesaria la prevención de la DM en la comunidad, especialmente evitando la obesidad en los niños. Los dos subgrupos de población se beneficiarían de los enfoques más proactivos para asegurar el acceso equitativo a los servicios sanitarios y la coordinación de la atención son las personas con necesidades de atención de salud más complejos y aquellos en riesgo de desarrollar DM2.
En este contexto, hay que destacar que la historia clínica informatizada es una buena herramienta para que todos los especialistas que tratan a un paciente puedan acceder a la información sobre él.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina General Carlos Elias Becerra, José Ignacio Prieto Romo y Javier Rafael de la Cruz Rodríguez, del Centro de Salud de Navalmoral de la Mata; Juan Jesús de Tapia Polo, Miguel Ángel Saul Calvo y el cardiólogo Oreste Vaccari, del Centro de Salud de Trujillo: Víctor Amaro Arroyo y Héctor Osvaldo Pereyra, del Hospital La Línea, y Francisca Francisco Aparicio, del Hospital Puerta de Europa.