La diabetes 2 es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en Atención Primaria. La comorbilidad en estos pacientes plantea un reto diario en su tratamiento. Entre las comorbilidades más frecuentes se encuentra la hipertensión arterial, la dislipemia, el sobrepeso y la obesidad. Esta última es además una de las complicaciones que más acompaña a esta enfermedad. En menor medida, también hay que considerar el hipotiroidismo, la retinopatia diabética, pie diabético, nefropatía...
Existe evidencia clara de que un control inadecuado de la diabetes 2 puede ocasionar complicaciones. Cada vez que se diagnostican nuevos pacientes hay que insistir en este sentido. Se trata siempre de aclarar sus dudas para conseguir que cumplan mejor el tratamiento farmacológico y los cambios en el estilo de vida. Hay que intentar que el paciente tome conciencia de que la DM 2 es una enfermedad crónica y que requiere de unos cuidados diarios, en muchos casos sería la solución para evitar ciertas complicaciones.
La tarea del enfermo, al igual que la de sus familiares, es fundamental para conseguir el éxito esperado en el control de la DM2. Por todo esto, las medidas empleadas en primer lugar son las que van dirigidas a la prevención y al diagnóstico precoz de la enfermedad. La metodología empleada por el médico se centrará en solucionar problemas como el sobrepeso, sedentarismo y los estilos de vida no recomendables. En un segundo lugar deben abordarse medidas para evitar o frenar las posibles complicaciones.
Visitas control
Por eso, el contenido de las visitas y su periodicidad deben de orientarse a una valoración global del paciente y a la consecución de objetivos del control y prevención de las complicaciones y de los factores de riesgo cardiovascular.
Cuando los cuidados dirigidos a la prevención ya no son suficientes y el paciente presenta diabetes, se inician las medidas de tratamiento de la enfermedad. En un primer momento, se hace una valoración de la situación general, donde se tienen en cuenta factores como la edad, estilo de alimentación y la actividad física diaria. Junto con lo anterior, se valoran otras patologías y cuáles son y en qué grado de evolución y control se encuentran. Teniendo en cuenta todas estas cuestiones, se decide el antidiabético oral que mejor se adapte a la situación del paciente.
Tratamiento individualizado
El tratamiento debe ser individualizado, por eso, hay que conocer sus antecedentes, si padece obesidad u otro tipo de riesgo cardiovascular, como HTA, dislipemia... La edad del paciente y condición social no pueden dejarse a un lado.
La primera terapia debe de ser la modificación del estilo de vida con la recomendación de una dieta sana y el aumento del ejercicio físico. Si aun así no disminuyen las cifras de glucemia basal o de HbA1c, hay que pasar la instauración de un tratamiento farmacológico empezando por la metformina con un aumento escalonado de las dosis, desde medio comprimido de 850 mg. después de la cena y aumentando a medio comprimido después del desayuno y cena a la semana si existe buena tolerancia y así progresivamente hasta conseguir el objetivo terapéutico.
Otras opciones
Si hay contraindicación o intolerancia a la metformina, se puede optar por un tratamiento con monoterapia con los inhibidores de la DPP-4, que actúan estimulando la secreción de insulina e inhibiendo la de glucagón. La dosis sería de un comprimido al día. Es un tratamiento con mínimo riesgo de hipoglucemia, bien tolerado, tiene un efecto neutro sobre el peso del paciente, se puede emplear en cualquier grado de insuficiencia renal con ajuste de dosis, no requieren de ajuste de dosis en pacientes con edad avanzada y no presenta interacciones farmacológicas significativas.
En caso de que con monoterapia no se consiga los objetivo de bajar la HbA1c por debajo de 6,5% se pasaría a la asociación de metformina más iDPP-4, por ser un tratamiento que evita las hipoglucemias, es seguro en pacientes de edad avanzada y no hay ganancia de peso. La existencia de la combinación fija ya con metformina de 850 mg o de 1000 mg permite la administración de un comprimido cada 12 horas, facilitando mucho el cumplimiento terapéutico. Los pacientes agradecen la comodidad de reducir el número de comprimidos que deben tomar a lo largo del día. De esta forma, se consigue un mejor cumplimiento terapéutico, mejores resultados en el seguimiento del paciente y, en definitiva, una mayor satisfacción de ellos y sus familiares.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Manuel Ramos Rodríguez, Manuel José Vicente Arroyo, María Teresa Polo Rodríguez, José Luis Pérez-Moneo, del Centro de Salud Capuchinos, en Salamanca; los especialistas en Medicina General José Ramón Sánchez Crespo Bolaños, Agustín Martín Martín, Mª Teresa Arranz Olmos, Miguel Ángel Betes Ruíz, Francisco José González Criado, Francisco Javier Fernández de Frutos, Pedro Luis Antona del Val, Luis Miguel Cano Castro, Gonzalo Remigio Villafáfila Ortega, María del Canto Primo Rodríguez, Elena Gutiérrez Martín, Pilar Álvarez Rocha, Luis Miguel Castrillo Álvarez, Miguel Ángel García Rodríguez y Lourdes Recio Ribote, de Valladolid, y los médicos de Atención Primaria Cristina Borra Ruiz, Ana Isabel Acereda Ridruejo, Juan Antonio Balda Soria, Francisco Manuel Adán Gil, Sabino Ornia Rodríguez,Francisco Javier Ardanza Trevijano-Moras, de Logroño.
Hay que tener en cuenta las comorbilidades en el manejo de la diabetes 2
Clara Simón
2 de octubre 2018. 10:16 am