La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que el 7 por ciento de los pacientes hospitalizados en países de ingresos elevados contrae alguna infección relacionada con la atención sanitaria. Las infecciones adquiridas durante estancias en hospitales dan lugar a 16 millones de días extra de hospitalización en Europa cada año y son las causantes directas de 37.000 muertes.
Para seguir sensibilizando a la población sanitaria de la importancia de la higiene de manos, la OMS impulsa desde hace años campañas que tienen como objetivo reducir las enfermedades intrahospitalarias. Según datos de la propia organización, las infecciones relacionadas con la atención sanitaria afectan a más de 4 millones de pacientes al año en Europa.
A su vez, la limpieza de manos influye de forma directa en el control de costes del sistema sanitario ya que las infecciones que se producen por su defecto aumentan la necesidad de asistencia, causando unas pérdidas aproximadas de 7.000 millones de euros anuales a los sistemas sanitarios europeos.
Momentos clave para la higiene de manos
Las infecciones nosocomiales más comunes son en las vías urinarias, en partes que han sido intervenidas quirúrgicamente, neumonías y septicemias. La resistencia es muy frecuente en bacterias aisladas en centros de salud y está demostrado que una buena higiene de manos del personal sanitario reduce las infecciones relacionadas con la atención sanitaria causadas por microorganismos resistentes.
Como también aconseja la OMS, hay cinco momentos clave en los que se debe velar por una buena higiene de manos para proteger al paciente de infecciones de difícil tratamiento. Estos cinco momentos son: antes de tocar a un paciente, antes de los procedimientos de limpieza y asépticos, después de tener contacto con líquidos corporales, después de tocar a un paciente y después de tocar el entorno de un paciente.
Para asegurar que el personal sigue la disciplina de higiene de manos en los centros sanitarios es esencial el uso de soluciones limpiadoras a base de alcohol para las manos. Estas pueden utilizarse rápidamente en el punto de atención al paciente, en el que se precisa una buena higiene, a fin de garantizar su seguridad y, además, tienen un mayor efecto antimicrobiano que el agua y el jabón.
Seguridad mediante la automatización
Los centros sanitarios son conscientes de que la higiene de manos de su personal es crucial para prevenir y cortar la transmisión de enfermedades infecciosas y, por eso, dedican personal a medir que los facultativos realicen la higiene de manos en los momentos establecidos. Hoy en día, existe la figura del observador que monitoriza estos procedimientos en determinados entornos del hospital, como los quirófanos. Sin embargo, la observación no se hace sobre todas las ocasiones en las que un profesional tendría la oportunidad de lavarse las manos. Diversos estudios científicos, como los conducidos por la Dra. Petra Gastmaier, del Centro Nacional de Referencia para la Vigilancia de Enfermedades Nosocomiales alemán, indican que la figura del observador distorsiona la cifra de higiene de manos y recomiendan una combinación entre observadores y sistemas automatizados de higiene de manos.
Aunque resulta complicado imaginar que se pueda usar tecnología para asistir al personal en la higiene de manos, existen sistemas que permiten automatizar esta supervisión. En comparación con la figura del observador, la tecnología aumenta la objetividad y la fiabilidad de los datos, ya que la figura del observador puede sesgar el comportamiento del cuerpo médico e incrementa su consumo, ya que está siempre activo. Esto permite al observador el poder centrarse en la explotación de los datos y no en el proceso mismo de observación.
Las soluciones automatizadas aportan información muy valiosa para los profesionales, relacionada con la monitorización de la higiene, facilitando al centro sanitario detectar tendencias de higiene y su influencia en infecciones, así como aportar datos para analizar y actuar de forma más eficiente ante crisis y brotes infecciosos.
Estos sistemas se ubican en los dispensadores de jabón o del preparado higiénico, independientemente del fabricante, y se activan cada vez que se acciona el dispensador. En ese momento, el sistema registra la ubicación del dispensador y la cantidad exacta de líquido que ha sido dispensada, siempre de forma automática, objetiva y no distorsionada por la observación clásica y durante las 24 horas ininterrumpidamente.
Con los datos que estos mecanismos proporcionan, también cabe la posibilidad de analizar en profundidad el resultado de campañas específicas de formación dirigidas a determinados colectivos y asociaciones, en el caso de España, al Plan de Calidad del Sistema Nacional de Salud. También permiten a posteriori analizar el resultado de formaciones y el impacto real que generan sobre los resultados.
El principal objetivo del sistema sanitario es aportar todas las soluciones posibles para frenar la transmisión de infecciones dentro de sus propios centros y reducir los costes de la atención sanitaria, por lo que las soluciones automatizadas serán un mecanismo cada vez más común en los centros hospitalarios.