Casi la mitad de los pacientes hipertensos no sigue bien su tratamiento. Los motivos pueden ser varios, pero el desconocimiento sobre la medicación, los olvidos de las tomas, los efectos secundarios son las causas más frecuentes. A estas hay que añadir la polimedicación en pacientes mayores. También se ha visto que en ciertos grupos de población la receta electrónica puede dificultar la periodicidad del acceso a los fármacos en la farmacia. Por ejemplo, las cajas con 14, 28, 30, 56, 100 comprimidos obligan a ir en diferentes días a retirar la medicación con el consiguiente aumento del número de errores en la retirada de medicación por confusión u olvidos.
Para poder mejorar esta situación, se cuenta con una serie de medidas, de las que la información es la mejor arma. Enseñar al hipertenso cómo, cuándo y en qué cantidad debe tomar la medicación, qué hacer en caso de olvido o retraso en una dosis, con qué frecuencia y qué efectos adversos graves pueden producir son claves en la lucha contra el incumplimento. Hay que tener claro que el paciente debe comprometerse en la toma de su medicación. Además, todo esto se tiene que apoyar en un estilo de vida saludable, que debe estar reforzado por su entorno.
Mejorar el cumplimiento
Se dispone de otros elementos para mejorar el cumplimiento, como son la asistencia a citas previas, la valoración de los objetivos terapéuticos alcanzados, la valoración de los efectos secundarios, el recuento de comprimidos y los monitores electrónicos de medicación, entre otros.
Los profesionales pueden revisar la receta electrónica y ver si el paciente va retirando el fármaco en los periodos correspondientes. En el caso de los pacientes mayores que viven solos, los servicios sociales juegan un papel importante para paliar la falta de recursos.
En este contexto, es clave que el hipertenso pierda el miedo a la aparición de posibles efectos adversos del antihipertensivo. Así, si conoce los efectos más frecuentes y/o graves que pueden aparecer para que sean capaces de reconocerlos y acudir a consulta.
Papel de la familia
En la mejora de la adherencia terapéutica, la vinculación activa de la familia en el proceso de asimilación de los cambios de estilo de vida y en su mantenimiento es imprescindible. La familia tiene un papel muy importante en los viajes de los mayores, sobre todo en los ancianos golondrina, que pasan del domicilio de un hijo al de otro con el consiguiente traslado de medicación, nueva farmacia, nuevo médico, nuevo cuidador y nuevo entorno.
El papel de la Enfermería no lo es menor, ya que los controles periódicos y la información sobre los beneficios/perjuicios de la toma de su tratamiento y hábitos de vida saludables es de gran ayuda. Este papel se ve reforzado por una buena relación médico-paciente, que es considerada como el más importante determinante del cumplimiento terapéutico.
No hay que olvidar que la farmacia juega un papel fundamental en la detección y el seguimiento de los pacientes hipertensos, pues su cercanía en el día a día, permite que el paciente esté controlado en las tomas de tensión y en los cambios de hábito de vida, donde se aconseja andar una hora al día.
Toma única
En líneas generales, no se relaciona el cumplimiento terapéutico con el tipo de fármaco o principio activo, aunque el uso de fármacos de acción prolongada en combinaciones y en monoterapia resulta esencial para la consecución de un control que abarque las 24 horas del día. La toma única diaria favorece el cumplimiento terapéutico, pero en ocasiones no será suficiente para asegurar un control mantenido.
En algunos pacientes, los envases genéricos han originado desconfianza con respecto a su anterior medicamento, sobre todo por el cambio de laboratorio, lo que ha originado dudas, errores y duplicidades, pues el paciente ha pensado que se le ha prescrito otro medicamento diferente. Existen varios grupos terapéuticos que se prestan al incumplimiento. Por ejemplo: el uso de betabloqueantes en varones en edad fértil por el efecto secundario de impotencia, así como los diuréticos en general en pacientes no inmovilizados que se ven obligados a restringir su actividad por la necesidad de micción urgente. Tienen mayor grado de cumplimiento los que precisen una única dosis al día y con menores efectos secundarios, como los IECAs y ARA II, que son los que mejor grado de cumplimentación presentan por la comodidad de dosificación y control de tratamiento.
Desde la Administración, también se han tomado una serie de medidas para mejorar la adherencia terapéutica. Así, en Atención Primaria se establece un programa de control de pacientes polimedicados, concretamente el uso de revisión de botiquines domiciliarios por parte de enfermería, la conciliación terapéutica al alta y la entrega de hoja personalizada de medicación en receta. También está la consulta clínica programada de enfermería para control de tensión arterial, en la que se incide en la cumplimentación terapéutica, donde se pregunta qué mediación toma y cómo la toma para detectar posibles errores. En esta línea, se sitúan otras medidas como mejorar el tiempo de consulta, facilitar el uso de combinaciones fijas y evitar los cambios de marca del principio activo.
La edad no es un factor determinante como tal para que el cumplimiento terapéutico sea mejor, aunque se observa una tendencia a que el paciente anciano sigue de una manera más rígida las pautas de tratamiento prescritas por su médico.
Para mejorar el cumplimiento, la industria puede colaborar desarrollando programas con materiales que ayuden al personal sanitario a realizar una labor de seguimiento y educación sanitaria individualizada y pormenorizada en función de las necesidades de cada paciente, favoreciendo una mayor formación de los médicos, con programas de ayuda y asesoramiento a las farmacias y con una generalización de envases con calendario.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores María del Carmen Mendoza Padrón, Miguel Sixto Alarcón Gómez, Miguel Ángel Hernández Hernández, Enrique Parmanand Sirumal Hassamal y Ernesto Rivas Mena, del Centro de Salud Candelaria; Lesmes Obam Nse-Avime, Isidro Domingo Godoy García, José Francisco Felipe Olivero, Blas Monterrey Baez y Adrián Martín Torés, del Centro de Salud Ruis de Padrón (Toscal); los especialistas en Medicina Familiar Francisco Javier Ruiz Torrecilla, José Olmedo Ruiz, José Rodriguez García, Eloy Navarro Muñoz, Guillermo Villanueva Budía y Juan de Dios Mora Díaz, del Centro de Salud Campillos, Málaga; Juan Antonio Moragas Jiménez, Teresa García-Montalbán Núñez y Antonio Bernabé Fernández; los médicos de Atención Primaria en el Centro de Salud Cabra Antonio García Fernández y David Guardeño Ropero, y Manuel Baena Jiménez, del Centro de Salud Poniente de Córdoba; los médicos de familia Domingo Barras Galán, José Luis Cidra Gordillo, María Carmen Vela González, Julián Puente Campo, del Centro de Salud de Villafranca de los Barros; Federico Martínez Gallego, Matilde Morales Rodríguez y Miguel Gutiérrez Paredes, del Centro de Salud de Linares; los cardiólogos Oreste Vaccari y Mohamed Ali Alsalem y los médicos de Atención Primaria Rafael Rey Bernal, Rafael Rodríguez Cortés y Vidal Ramos Martin, del Centro de Salud de Plasencia.Alfonso Hidalgo Pineda, César Sánchez Nieto, Manuel Moreno Rodríguez, Rafael Ángel Cejas López y José Enrique Rodríguez Camacho, del Centro de Salud La Fuensanta de Córdoba. Juan José González López, Miguel Aguirre Muñoz, Cristóbal Prieto Cid, José María Cuadra Alabanda, Miguel Valdecantos Morán y Joaquín Blasco Aguilera, del Centro de Salud Aeropuerto de Córdoba.