Los hospitales del Sistema Nacional de Salud (SNS) combatieron bien la pandemia, pero en el proceso perdieron 25 puntos de eficiencia, los mismos que se habían ganado para ser viables durante la crisis económica.
Coincidió el inicio de la crisis económica con la consolidación del proyecto RECH* (Red Española de Costes Hospitalarios). Durante los años de la crisis fuimos viendo como gracias a la información que compartimos hasta 35 hospitales, la eficiencia del sistema iba mejorando año tras año.
El ajuste fue progresivo, tal como lo fue la reducción de recursos entre los años 2010 y 2015, aproximadamente. Esa fue quizás la clave, la progresividad de los efectos de la crisis demostraron que, evitando el colapso, el sector tenía capacidad de ajuste.
La pandemia
Otra cosa diferente fue la pandemia de COVID: en un año, de 2019 a 2020, perdimos todo lo ganado para hacer frente a la crisis económica. Así queda reflejado en la variación interanual de costes ajustados por riesgo de
RECH.
Entre 2009 y 2018 la razón estandarizada de coste (ajuste por GRD y severidad) bajó del valor 1 inicial al 0,71, mientras que el 2020 respecto al 2019 creció de nuevo hasta 0,96. Un solo año de colapso y desorden épico bastó para volvernos a una situación que ya habíamos superado holgadamente.
Con la eficiencia de hace una década deberemos afrontar ahora las dificultades de la postpandemia, donde envejecimiento, inflación y desafío tecnológico apuntan en direcciones no siempre alineadas ni convergentes.
Lo que sabemos
La colaboración de RECH con el Ministerio de Sanidad supone que se valora anualmente el coste del Conjunto Mínimo Básico de Datos (CMBD) del SNS. Estos datos para 2020 y 2021 se están terminando de ajustar de manera que en la actualidad solamente podemos publicar una aproximación preliminar del coste observado en RECH extrapolándolo al conjunto del sistema.
La COVID en sí costó unos 4.500 millones de euros en 2020 y 2021 (datos referidos a la atención hospitalaria con ingreso) que viene a ser alrededor del 13% de ese mismo coste en 2019. Los costes medios RECH por paciente de una alta COVID que requirió UCI fueron 31.431 euros y los del resto de pacientes, 5.021 euros .
Pero lo más importante es que el sobrecoste generalizado en la provisión hospitalaria no ha afectado solamente a los casos de COVID, ha afectado al equilibrio de los hospitales. El incremento de coste unitario ajustado por riesgo supone que, con los costes de provisión de 2020-2021, en 2108 y 2019 hubiéramos dejado sin atender 1,8 millones de altas, un 24,4 % del total de altas de esos dos años previos a la COVID por falta de financiación/eficiencia.
Plantillas de los hospitales del SNS
Tres años más tarde, en 2023, seguimos con los gastos de 2020 y la producción de 2019 en muchos casos. La pregunta que nos hacemos es cómo reequilibramos plantillas de los hospitales del SNS, procesos asistenciales y de soporte, para conseguir un mínimo incremento de actividad, ya sea para hacer frente a las listas de espera, ya sea para reducir los costes medios. Posiblemente sea imprescindible conseguir ambos objetivos.
La administración sanitaria exige a los hospitales proveedores que hagamos frente al tsunami de demanda quirúrgica postCOVID, pero los hospitales siguen con un síndrome de difícil diagnóstico que les dificulta su reacción. El sector, sus
profesionales, yo mismo, puedo llegar a pensar que nos lo merecemos, que ya era hora de que se gastara más en Sanidad, pero en realidad sabemos que para mantener un sistema público competitivo primero debemos volver a la senda de eficiencia previa a la COVID.
Futuro incierto (preocupación fundada)
Si quebramos la equidad de acceso, que es la que deberíamos promover, antes que nada, ¿de qué servirá que el sistema incluya más y más profesionales? Tal como están las cosas esta situación no puede durar. El sector público, el SNS que conocemos, habría fracasado en tal caso.
Disponemos de información de costes de cada alternativa de atención, tenemos capacidad para promover el
benchmarking interhospitalario desde hace años, pero no es una realidad, sigue siendo un deseo. Eso sí, hemos podido constatar que lo es ya de muchos. Algunos hospitales han aprovechado la situación para redefinir sus procesos de atención y el resto debemos seguir su ejemplo de manera urgente. Es el caso de Vall d’Hebron y seguro el de otros, pero no el de la mayoría necesaria.
En positivo
Reingeniería, digitalización y automatización son las claves para dejar de pensar en nosotros y volver a pensar en la provisión de servicios para los pacientes. Y debe quedar claro que no hay reingeniería sin evaluación y no hay evaluación sin información de costes a nivel de paciente/prestación y para el conjunto de los centros sanitarios.
En todo caso, ya no vale decir que se debe gestionar sin información de costes porque no existe. La información de costes, RECH como punta de lanza, no solamente existe y crece a buen ritmo, además dispone del volumen y calidad suficientes. Bien es cierto que resulta demasiado débil para influir por sí misma y solamente puede ser un instrumento valioso en manos hábiles y bien intencionadas.
*RECH: Red colaborativa de hospitales para el fomento de la cultura de coste y su análisis en el SNS. Ofrece acceso libre a todos lo agentes del sistema a información de costes de la producción hospitalaria.