La integración de la inteligencia artificial (IA) revolucionará la atención médica europea en 2024. La industria de la salud se encuentra en un cruce de caminos, enfrentando presiones económicas y una escasez crítica de personal. Hasta octubre de 2023, los datos gubernamentales en España destacan
una escasez preocupante en el personal sanitario.
Según el Ministerio de Sanidad, se observa una falta de más de 15.000 profesionales en Atención Primaria, 10.000 odontólogos y 6.000 especialistas en salud mental. Esta situación pone de manifiesto
un desafío crítico en la prestación de servicios de salud en España, que afecta directamente la capacidad de atención y la calidad de la atención médica.
Atención médica europea
Esta crisis de personal en el sector de la salud no solo es un fenómeno localizado en España;
diversos países europeos enfrentan problemáticas similares. La falta de profesionales médicos es una realidad que permea la región y demanda soluciones innovadoras para garantizar la sostenibilidad y eficacia de los sistemas de salud en el continente.
En este contexto,
la tecnología emerge como un recurso esencial para paliar las limitaciones existentes. Según estudios del Observatorio Europeo de la Salud, la implementación estratégica de la inteligencia artificial y otras soluciones tecnológicas se convierte en un imperativo para superar los desafíos y mejorar tanto la productividad como la experiencia de pacientes y cuidadores.
Retorno de inversiones tecnológicas
Durante la pandemia, muchos sistemas de salud aceleraron la digitalización a medida que la telemedicina ganaba terreno. Sin embargo, esta innovación a menudo condujo a la proliferación de herramientas complejas, datos desconectados y estrategias dispersas. Por ello, la clave para avanzar es volver a los fundamentos de la innovación:
registros electrónicos de salud, socios tecnológicos estratégicos y transformaciones en la nube.
Los sistemas de salud deben centrarse en maximizar el retorno de las inversiones tecnológicas efectuadas durante y después de la pandemia, con la mira puesta en impulsar la productividad y mejorar la experiencia de pacientes y cuidadores.
La alineación de sistemas de registros electrónicos de salud en colaboración con empresas tecnológicas es una estrategia clave. Estos esfuerzos, motivados por restricciones financieras, buscan obtener más valor de tecnologías ya probadas en eficiencia, seguridad y confiabilidad.
Sin embargo, la adopción de nuevas tecnologías no está exenta de desafíos. Es crucial equilibrar la innovación con una sólida estrategia de ciberseguridad y resiliencia. Aunque estas herramientas ofrecen beneficios incuestionables, también representan nuevas vías para amenazas potenciales. La buena noticia es que, con socios y los apoyos adecuados,
los sistemas sanitarios pueden implementar herramientas como la inteligencia artificial generativa a gran escala con salvaguardias que protejan su información más sensible.
Inteligencia artificial generativa
La adopción masiva de inteligencia artificial generativa en el sector de la salud será una realidad en 2024. Este cambio, que lleva la IA a la discusión a nivel directivo, representa un hito significativo en la evolución de la atención médica. Esta tecnología revolucionaria, que
permite a las máquinas aprender patrones y generar contenido autónomamente, tiene el potencial de llevar la forma en que se brindan los servicios de salud al siguiente nivel. A medida que nos acercamos al próximo año, se prevé que la adopción masiva de estas herramientas revolucione la atención médica de maneras nunca vistas antes.
La inteligencia artificial es un nuevo paradigma que viene a resolver muchos de los problemas que hasta ahora no podían resolver las aplicaciones, al pasar del uso de algoritmos lógicos a sistemas de aprendizaje automático en base a los datos. Entendiendo esto, es sencillo extrapolar que el ámbito de aplicación de la IA es inmenso y que en el mundo sanitario se aplica al paciente y al personal sanitario. También al diagnóstico, al tratamiento y a los dispositivos médicos, a laboratorio, a farmacia y radiología como servicios esenciales, en quirófano y en asistencia primaria, desde ecografías preparto hasta la tercera edad, a gestión de hospitales y centros sanitarios y también al ámbito sanitario indirecto como el farmacéutico; es decir, la IA será omnipresente, y sus beneficios, también.
Desafíos: seguridad y privacidad
En contrapartida, con la promesa de la inteligencia artificial generativa también surgen desafíos significativos.
La seguridad y privacidad de los datos de salud son preocupaciones críticas, ya que la implementación de estas tecnologías implica el manejo de información altamente sensible. Resulta esencial
establecer sólidas medidas de ciberseguridad y garantizar el cumplimiento de las regulaciones para proteger la integridad de los datos de los pacientes.
Otro desafío será cómo superar el freno que inevitablemente aportará la regulación que se está elaborando en el Parlamente Europeo y que ha definido la IA relativa al entorno sanitario como de alto riesgo, lo que conllevará procesos de análisis y certificación exhaustivos que ralentizarán el avance.
El mayor obstáculo expresado por la comunidad técnica no es otro que el de los datos, de su cantidad y de su calidad. Es crucial que se creen
convenios y registros electrónicos de salud para multiplicar la cantidad de datos disponibles mediante acuerdos de dato abierto. Estos datos deben gobernarse para tener un conjunto de datos de calidad y homogéneo (en información) que permitan el entrenamiento eficaz de los modelos de inteligencia artificial. Recordemos que los datos pertenecen al paciente (historia clínica) y no a los centros sanitarios, cualesquiera que estos sean.
¿Un entorno sin resistencia al cambio?
Como ante cualquier cambio cultural o empresarial, la adopción de la inteligencia artificial traerá consigo dudas, incertidumbre y detractores. Es decir, estaremos ante un escenario de resistencia al cambio. La confianza en estas tecnologías es fundamental para su éxito, y
los profesionales de la salud deben sentirse capacitados y cómodos al incorporar estas herramientas en sus prácticas diarias.
Afortunadamente, el médico es un colectivo habituado a la innovación y a la investigación y, a la vez, muy consciente de que la IA será un copiloto o un asistente en prácticas que les ayudará a mejorar sus diagnósticos y les evitará teclear informes y gestionar procesos. Por tanto, en el ámbito de la atención al paciente,
la IA les permitirá pasar su tiempo de consulta escuchando al paciente y mirándole a los ojos, mientras que en el ámbito del diagnóstico les permitirá ser más precisos y salvar más vidas.
Los modelos de inteligencia artificial no están pensados para mirar al paciente como un todo, ni a contemplar los diversos síntomas de una enfermedad, la sensación del paciente ni a razonar sobre los resultados de diferentes pruebas para llegar a un diagnóstico.
Esas son características humanas e irremplazables.
Capacidades humanas no reemplazables
En conclusión, se espera del colectivo médico que reciba la IA con entusiasmo conocedor de sus ventajas y de que sus capacidades humanas, como la comprensión del paciente y el análisis global de las situaciones, no son reemplazables.
A modo de cierre, quiero resaltar que el camino hacia el futuro digital de la salud ya está trazado. Al fin y al cabo, el papel crítico de la inteligencia artificial en la salud no solo transformará la forma en que se administra la atención, sino que también marcará un cambio crucial hacia la madurez tecnológica en la industria.
Aquellos que adopten estas innovaciones con precaución y visión estratégica serán los líderes del mañana en la entrega de una atención médica más eficiente, segura y centrada en el paciente.