El riesgo cardiovascular hace referencia a la probabilidad de que una persona desarrolle un evento cardiovascular aterosclerótico durante un periodo de tiempo definido. El riesgo total expresa el efecto combinado de varios factores de riesgo. Así, los pacientes con alto riesgo cardiovascular son los que…
El riesgo cardiovascular hace referencia a la probabilidad de que una persona desarrolle un evento cardiovascular aterosclerótico durante un periodo de tiempo definido. El riesgo total expresa el efecto combinado de varios factores de riesgo. Así, los pacientes con alto riesgo cardiovascular son los que tienen un riesgo entre un 5 y un 10 por ciento de mortalidad cardiovascular a los 10 años.
Para conocerlo, se deben estratificar a los pacientes asintomáticos utilizando una escala de riesgo validada para la población en estudio. En España, la escala que más se utiliza es el SCORE, que tiene en cuenta la edad, el tabaco, niveles de colesterol total y cifras de presión arterial sistólica. Además de las escalas de riesgo, también se pueden clasificar a los pacientes en alto o muy alto riesgo cardiovascular por los antecedentes médicos, como el haber presentado un evento cardiovascular previo, que condiciona un riesgo cardiovascular muy alto, y la diabetes, que según los años de evolución y/o afectación de órganos diana también conlleva que el paciente sea considerado de muy alto riesgo cardiovascular. Los pacientes con hipercolesterolemia familiar sin otros factores de riesgo cardiovascular también se encuentran en este grupo.
Elementos a considerar
La categorización del riesgo también se hace con las guías de practica clínica. Las de la ESC 2019 establecen como riesgo muy alto los pacientes con ECV documentada, IAM, SCA, angina, ictus o AIT, enfermedad arterial periférica, revascularización coronaria o arterial, diabetes con tres o más FRCV mayores asociados (tabaquismo, dislipemia e hipertensión), diabetes tipo 1 de más de 20 años de duración, enfermedad renal crónica estadio IV (TFGe< 30 mL/min/1,73 m2) e hipercolesterolemia familiar con ECV o un FRCV mayor asociado. En el grupo de alto riesgo se sitúan las personas con un FRCV mayor muy elevado, como puede ser dislipemia marcada, colesterol total >300, LDL >190, o hipertensión grave (180/110 mmHg); con diabetes y un FRCV mayor o de más de 10 años de duración; con enfermedad renal crónica estadio Ill (TFGe 30-59 ml/min/1.73 m2) e hipercolesterolemia familiar sin ECV o sin FRCV.
Relación directa
En cuanto a la relación existente entre el descenso de colesterol y la enfermedad coronaria, las Guías EAS / ESC para el tratamiento de las dislipidemias y el tratamiento del colesterol en la sangre establecen reducir el riesgo de aterosclerosis CV en adultos, ya que se destaca la importancia de la reducción de LDL-C para prevenir los eventos cardiovasculares. Según los resultados de los metanálisis, la reducción de eventos vasculares es dependiente de los niveles de LDL-C; cuanto mayor es la reducción absoluta de LDL-C, mayor es la reducción del riesgo CV. Los beneficios relacionados con la reducción de LDL-C no son específicos para la terapia con estatinas. No se ha definido ningún nivel de LDL-C por debajo del cual cese el beneficio o se produzca daño. Por eso, es recomendable reducir el LDL-C al nivel más bajo posible, al menos en pacientes con un riesgo CV muy alto y se tiende a conseguir una reducción mínima del 50 por ciento para la reducción de LDL.
Objetivo en función del riesgo
En este contexto, los objetivos de control de la dislipemia se basan en los niveles de colesterol LDL. Según las guías ESC 2019, los objetivos dependen de la categoría del riesgo cardiovascular. Si es para pacientes de muy alto riesgo, <55 mg/dL y 50 por ciento respecto a niveles basales; alto riesgo, < 70 mg/dL y 50 por ciento respecto a niveles basales; riesgo moderado, < 100 mg/dL y bajo riesgo, < 116 mg/dL.
También, aconseja eliminar otros factores de riesgo, como el tabaquismo, y fomentar el seguir una dieta baja en grasas saturadas, rica en productos integrales, vegetales, fruta y pescado.
En cuanto a la actividad física, se recomienda realizar entre 210 a 420 min/semanales de actividad moderada y/o 30 a 60 min/día la mayoría de días. Es necesario prestar atención al IMC, que se sitúe entre 20-25 kg/m2; al perímetro abdominal < 94 cm o < 80 cm; a la presión arterial <140/90 mmHg, a los triglicéridos, cuyos niveles <150 mg/dL indican un riesgo CV menor y a la diabetes: HbA1c< 7%.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialista en Medicina de Familia Gonzalo Carles Hueso, Pascual Mañes Vicente , Pedro Moreno Pareja y Mª Jesús Sirera Corbin, del Centro de Salud Serrería I, en Valencia; Ismael Balaguer Ballés, José Pascual Costa Broch, Salvador Comes Palomero, José María Tirado Moliner y María Jesús Macher Colomer, del Centro de Salud de Burriana; David Brun Guinda, Arturo Andrés Sánchez, José Miguel Chopo Alcubilla y José Enrique Castillo Lueña, del Hospital Migue Servet, de Zaragoza, y Lourdes Clemente Jiménez, Gloria Sanz Rebollo, María Ángeles Gay Romero y Juan José Manero Pérez.