El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) aplicará este año 700 mil vacunas contra este virus, a casi 350 mil niñas de 11 años de edad. El doctor Leopoldo García Velasco, jefe de Área de Enfermedades Inmunoprevenibles de la Coordinación Integral a la Salud en Primer Nivel de la institución, explicó que es determinante esta edad para aplicar la vacuna, pues la respuesta inmune es más rápida, el beneficio es mayor y su eficacia aumenta entre 96 y 100 por ciento al recibir dos dosis.
El Virus del Papiloma Humano se define como infecciones producidas en el epitelio de la piel y en la mucosa; una de sus características principales es que no tiene síntomas en la mayoría de los pacientes, sin embargo, pueden producir algunas verrugas o condilomas. Se han descubierto más de 100 diferentes tipos, de los cuales 13 son de alto riesgo oncológico y 40 de ellos se transmiten sexualmente infectados por los genitales masculinos y femeninos.
La prevalencia del Virus del Papiloma Humano por infección en México es del 37.2 por ciento, cuya media de edad llega solo a los 25.7 años en mujeres con más de dos parejas sexuales en su vida y, en el caso de las embarazadas, corren un mayor riego de ser infectadas.
Los efectos secundarios de la vacuna son casi nulos, solo dolor o inflamación en el lugar de la aplicación en el 80 por ciento de las niñas vacunadas; sin embargo, su aplicación es fundamental para prevenir padecimientos crónicos como el cáncer cérvico uterino, que afecta a 14 mil mujeres al año. El doctor García Velasco recomienda a los padres de familia llevar a sus hijas a su clínica familiar correspondiente para su oportuna aplicación.
Cabe destacar que la información oportuna puede ser un factor importante para reducir riesgos de contagio, puesto que el comienzo de la vida sexual en adolescentes se ha recorrido en los últimos años de los 17 a los 12 años de edad.
Actualmente no existe una cura para el VPH, solo tratamientos que controlan los trastornos de salud que provoca, por eso es importante realizar exámenes anuales de Papanicolau para detectar cambios en las células del cérvix que puedan desembocar en cáncer.
El uso del preservativo no evita el contagio, pues las zonas que no son cubiertas por el mismo pueden estar infectadas, por lo que se recomienda limitar el número de parejas sexuales o abstinencia sexual para evitar el contagio.