M.S.M., Madrid.- Uno de los principales retos a los que se enfrenta el Sistema Nacional de Salud (SNS) es el establecimiento de un sistema de información homogéneo que permita hacer comparaciones de los resultados de los diferentes servicios de salud y poder llevar a cabo una adecuada planificación. Así se puso de manifiesto en unas jornadas sobre información sanitaria organizadas por la Fundación Fernando Abril Martorell con la colaboración de la Agencia Laín Entralgo de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
La mesa redonda 'Información existente-Organización de la Información por el SNS' fue moderada por Regina Revilla, directora de Relaciones Institucionales de MSD. Según esta experta, un elemento fundamental es la 'intercomparabilidad', esencial para 'poder tomar decisiones'. A pesar de que en la actualidad hay una ingente cantidad de información, 'muchas veces ni es de calidad ni comparable, o bien no ha sido procesada de forma útil para la toma de decisiones', aseguró.
La profesora titular de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, Rosa Urbanos, que forma parte del gabinete asesor del Ministerio de Sanidad y Consumo, puso sobre la mesa las considerables carencias del SNS en estos aspectos. 'No es que la información no exista. Quiero poner de manifiesto que los datos no están disponibles a nivel central. Los diferentes servicios regionales no los ponen a disposición de manera homogénea'.
Los últimos datos se remontan a 2001
Urbanos hizo hincapié en que el principal 'punto oscuro' es la Atención Primaria, en la que 'no existe un sistema de información ni de la actividad asistencial ni de los recursos'. Aunque puntualizó que el Instituto de Información Sanitaria está 'haciendo una labor importante', resalto que hoy por hoy no se puede contar con una estadística de todas las comunidades autónomas que permita hacer comparaciones. Los últimos datos homogéneos son de 2001, antes del traspaso de competencias sanitarias.
Por el contrario, en Atención Especializada la situación es algo mejor. En palabras de Urbanos, la razón hay que buscarla en el 'sesgo hospitalario del SNS'. La información es especialmente precisa en la Atención Hospitalaria con internamiento, si bien hay lagunas en larga Estancia, Geriatría y Psiquiatría.
Duplicidad de tarjetas
Uno de los problemas que la experta citó fue la ausencia de información exacta sobre la población adscrita en cada Servicio de Salud, lo que da lugar a duplicidades al haber personas que tienen varias tarjetas sanitarias. Las encuestas nacionales de salud permiten extraer información útil sobre aspectos relevantes como el número de consultas por sexo y edad, pero hay que tener en cuenta que estas encuestas no recogen los datos con exactitud.
En cuanto a la Farmacia, recientemente (octubre de 2004) se ha establecido un sistema de información sobre consumo de recetas por grupos terapéuticos y por sexo y edad. En cambio, en los recursos no existe un sistema centralizado. Así, en lo que se refiere a recursos humanos, podría afirmarse, según Rosa Urbanos, que 'es más fácil saber el número de médicos que hay en Estados Unidos o en Suecia'. Se conocen los dispositivos asistenciales de los hospitales (número de camas, aparatos de alta tecnología, etc.), pero no los que están fuera de éstos. Tampoco se saben con exactitud los costes de cada uno de los apartados del SNS. Por ejemplo, no hay información sobre los salarios de los profesionales sanitarios y los procesos retributivos. Tampoco se sabe qué parte del gasto se destina a atención primaria y cuál a especializada.
El hecho de que España constituya un estado descentralizado presenta como principal ventaja el mayor fomento de los procesos de reforma organizativa, que redundan en la mejora de la calidad asistencial. No obstante, se plantean retos nuevos, como la importante inversión en experimentación, investigación y evaluación que se precisa. 'Es necesario que existan mecanismos que permitan la transferencia de conocimientos sobre innovación y experiencias de reforma', aseguró la especialista en economía aplicada. Lo que se persigue con esto es una mayor eficiencia, sin duplicidades ni repeticiones de modelos que se han mostrado poco eficaces en una determinada comunidad autónoma y evitando costes excesivos. Asimismo, se busca una mayor equidad. Por lo tanto, la difusión de la evidencia evita desequilibrios territoriales en los procesos de innovación.
En palabras de Rosa Urbanos, 'es importante tener en cuenta uno de los motivos del estado de cosas actual. No es lo mismo coordinar y luego descentralizar que hacerlo al revés. Cuando el orden es el segundo, es difícil establecer un sistema de información adecuado'. Esto último es lo que ha sucedido en España. Por ello, lo que ahora se precisa es 'una cooperación total entre las comunidades autónomas. Todos nos debemos mentalizar de que es la estrategia adecuada. no tiene sentido competir'. En esta línea, añadió que 'a veces se produce un círculo vicioso porque la información es utilizada como arma arrojadiza con fines políticos'. Esto se evita con 'expertos independientes que hagan el trabajo de recopilación y análisis de datos', concluyó la experta.
Sin parámetros sobre el bienestar
Por su parte, Ildefonso Hernández, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández, señaló en su exposición que en los últimos 30 años se han producido progresos muy importantes, pero 'la medición de la salud y el bienestar siguen sin entrar en la agenda política'. La salud pública debería jugar un papel relevante a este respecto, contribuyendo a que los sistemas de información tengan en cuenta cuestiones como la equidad, la perspectiva de género, etc. Por otro lado, este experto propugnó, en línea con lo que propone la UE, una mayor implicación de los usuarios, así como una mayor transparencia por parte de las autoridades sanitarias. 'Es muy grave que se oculten informes', aseguró. 'Esperemos que los ciudadanos no se dejen hacer luz de gas y pasen factura'.
Por último, Salvador Peiró, jefe de la Unidad de Investigación en Servicios de Salud de la Escuela Valenciana de Estudios de la Salud, hizo una reflexión sobre los indicadores que hoy en día se emplean para medir la calidad del SNS. Existen datos sobre la estancia media, el índice de ocupación, el coste por GRD..., que son medidas de eficiencia técnica. Sin embargo, 'no interesa la efectividad y seguridad, la adecuación, la calidad de la atención, la equidad, la aceptabilidad de la atención, etc.'. En su opinión, 'tenemos problemas pero preferimos mirar hacia los trasplantes porque somos los primeros'.
Este especialista en investigación de servicios sanitarios indicó una posible solución: 'Combinar todos los sistemas de información de servicios sanitarios con los poblacionales para poder poner en marcha políticas sanitarias', de forma que se puedan obtener indicadores de variabilidad en la utilización de los servicios, así como de variaciones en los resultados clínicos.