'En este momento se está produciendo un cambio de polaridad que será determinante en el futuro, un cambio cultural y de dinámica que va más allá del ámbito económico', afirma el Dr. Fernando Mugarza, director de Comunicación del Grupo Zeltia.
Esto hace que 'importe más el cómo estamos haciendo las cosas que lo que hacemos', añade. Y por eso, para responder a los retos que plantea esto en nuestro país, las organizaciones 'deben generar una cultura interna de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) que emane desde las cúpulas directivas al resto de eslabones o departamentos, con especial énfasis en las áreas de I+D tradicionales'.
En este contexto, Germán Granda, director general de Forética, es consciente de que 'una nueva forma de hacer las cosas puede generar procesos de profunda convulsión y destrucción de valor para algunos sectores y agentes económicos'. Sin embargo, señala que la innovación responsable 'aporta una contribución neta positiva en los ámbitos económico, social y ambiental'.
Asimismo, el máximo representante de la asociación de empresas y profesionales de la RSE en España y Latinoameria afirma que 'la innovación se encuentra íntimamente relacionada con la sostenibilidad y la responsabilidad social en tanto en cuanto se centra en extraer el mayor valor económico y social con el menor uso de recursos'.
Por su parte, el Dr. Fernando Mugarza insiste en la idea de que la innovación responsable 'es un agente de cambio dentro de las empresas y está vinculada fundamentalmente al capital humano'.
'No es una revolución, no es sólo creatividad, tecnología o procesos. Implica a cada una de las áreas de la organización, afecta a las redes internas, y no es sólo para multinacionales o grandes empresas, las pymes son determinantes', añade el Dr. Mugarza.
De hecho, según apunta el profesor Ángel Gil de Miguel, co-director de la Cátedra 'Salud, Innovación y Comunicación' de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid: 'todo parece indicar que las pymes van a jugar un papel decisivo en los ciclos de innovación, generándose una simbiosis entre grandes y pequeñas empresas'.
En este sentido, 'Zeltia es un buen ejemplo de empresa comprometida con este concepto tanto en sus fines como en sus procesos, en sus productos y en su gestión de la innovación'. Desde Zeltia pensamos que innovar también es 'Contribuir a incrementar el acto a través de la transferencia, colaboración con iniciativas públicas para ganar competitividad, y mejorar la confianza tanto interna como externamente', afirma el Dr. Mugarza.
Sanitas es otra compañía que ha puesto en marcha estrategias de innovación resposable a través de su programa de salud y bienestar para empleados 'Sanitas Smile', galardonado en 2012 como la mejor iniciativa española de RSE en el IV CSR MarketPlace.
'Desde hace siete años somos la compañía global de salud más valorada y con mejor reputación (Estudio Merco Empresas 2013) y eso no sería posible sin aplicar una innovación continua a nuestros productos y servicios y sin poner el foco en nuestra misión, centrada en parámetros de RSE', afirma Yolanda Erburu, vocal de la Comisión de Comunicación del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS).
Además, Sanitas es pionera en aplicaciones móviles de salud 'que nos permiten llegar a millones de personas para impactar positivamente en su salud, y somos líderes en innovación médica aplicada'.
Sanitas Smile ayuda a mejorar la salud de los empleados mediante un completo programa de mejora de su salud y su bienestar, a la vez que mejoran los ratios de productividad y absentismo. Todo ello, con un mínimo impacto en el entorno, 'ya que ofrecemos a las empresas nuestro 'know how' en materia de reducción de huella de carbono como una de las empresas con menor impacto ambiental de nuestro país'.
La innovación responsable es, por tanto, una de las principales herramientas de crecimiento futuro para cualquier sector de actividad.
España se caracteriza por un desarrollo enormemente heterogéneo, destacando especialmente las comunidades de Aragón, Cataluña, Madrid, Navarra y País Vasco.
En general, nuestro país tiene una buena base y potencial innovador, gracias al elevado porcentaje de población de entre 30 y 34 años con estudios superiores, a la importante participación en artículos científicos internacionales o a la generación de marcas comunitarias, entre otros puntos fuertes a destacar.
No obstante, hay pendientes grandes retos vinculados fundamentalmente a la comercialización de las innovaciones, a la ineficiente asignación de recursos y a la productividad de la I+D en términos de generación de nuevas patentes.