Una de las preguntas a las que me veo más sometido en los últimos años, es como poder compatibilizar la Humanizacion en un mundo hiper tecnologizado donde el metaverso, el internet de las cosas y el trashumanismo es el paradigma de nuestros días. Siempre respondo de la misma manera y esta pregunta y su respuesta serán la base de este breve artículo sobre mi posición como
presidente de la Fundacion Humans con respecto a esta aparente disyuntiva.
Homo Faber
Hay una realidad evidente y es la importante eclosión y desarrollo de las nuevas tecnologías y muy especialmente la inteligencia artificial (IA) en un mundo donde lo tecnológico crea una fascinación que siempre ha existido a lo largo de la humanidad y que no es privativo de estos tiempos. Recordemos la fascinación que la tecnología ha producido en el ser humano con la revolución industrial, la creación del teléfono, los primeros vehículos a vapor la invención del motor, etc.
El ser humano y su impulso prometeico se embelesa con sus creaciones, hasta el punto de elevarlas al sumun del conocimiento. Estas creaciones humanas producto del avance científico y tecnológico producen un salto cualitativo en el desarrollo humano, impactando en los niveles de confort y en la propia existencia del género humano. Por lo tanto, no hay nada nuevo bajo el sol, la fascinación por la IA del ser humano del siglo XXI es la misma que tuvo el ser humano del siglo XIX ante la invención del teléfono o la del neardenthal ante la creación de una herramienta de piedra. El ser humano siempre es un Homo Faber.
Lo tecnológico y lo humano
Por otro lado, lo tecnológico y lo humano, no son contrapuestos, pues son dos caras de una misma moneda. Es decir, dos dimensiones complementarias del género humano, similares a cuando queremos priorizar ciencia o religión, cerebro o corazón, pensamiento versus afectos, etc. Lo tecnológico es un producto del raciocinio e inteligencia humana y aunque impacta en la misma, pues el producto interfiere y afecta al creador, no es ajena a él. Más bien al contrario, el productor y generador de la tecnología (el ser humano), siempre será el generador, creador y artífice del producto, lo piensa, planifica a través de un acto creativo y lo lanza al mundo para beneficio del resto del género humano.
Con esto quiero decir que el metamundo tecnológico, nunca puede ni debe de ser ajeno al mundo humano. No existe vida artificial, la vida, vida es y siguiendo el principio antrópico, es indispensable la existencia de lo humano para que pueda sustentarse la existencia. Los paradigmas distopicos de la literatura y el cine de ciencia ficción donde las maquinas se apoderan del mundo y se crea una independencia total de la especie humana, no dejan de ser utopías irracionales alimentadas por la fantástica imaginación humana, la misma que es capaz de crear esa misma tecnología.
La IA como clave del desarrollo de la Humanización
Por todo ello, debo concluir que la IA como creación humana y sus posteriores avances y revoluciones que quedan por venir, deben de ayudar al ser humano en su propio desarrollo y evolución para conseguir una especie humana más feliz, más sana y más concienciada del verdadero significado de la existencia y de la vida. La tecnología ni es buena ni es mala, esto solo depende del uso que se la dé. La mecánica cuántica y el conocimiento del mundo subatómico ha posibilitado la creación de la bomba atómica, pero también la curación del cáncer. Por ello no hay que tener miedo o reparo a la hora de enfrentarse a los grandes avances científicos, sino más bien al contrario, disfrutar e ilusionarse con los nuevos horizontes que se ciernen sobre las nuevas generaciones. La tecnología y muy especialmente la IA debe de tener un sentido utilitarista que ayude al ser humano a su autoconocimiento, desarrollo y evolución, para conseguir una especie humana más avanzada no solo en los campos científicos, sino en las dimensiones humanas.
Los
grandes retos científicos del ser humano en este momento pasan por un mayor conocimiento de la física cuántica, los modelos cosmológicos y el conocimiento de la consciencia humana. Este último aspecto sin lugar a dudas será clave para que el ser humano sea radicalmente más humano y tome conciencia del verdadero sentido de la existencia y de su posición en el Cosmos.