A través de un artículo publicado este mes en la Revista Journal of Physics Communications (IOPScience), investigadores mexicanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT) han modelado la dinámica de que las gotas salivales…
A través de un artículo publicado este mes en la Revista Journal of Physics Communications (IOPScience), investigadores mexicanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT) han modelado la dinámica de que las gotas salivales o gotículas cargadas de SARS-CoV-2 pueden tardar en caer desde 33 minutos hasta 3.83 días.
El Dr. Alipio Gustavo Calles Martínez, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, y el Dr. José Luis Morán López, investigador de la División de Materiales Avanzados del IPICYT, se dieron a la tarea de crear un modelado de la carga viral que es expulsada en gotas de saliva que transportan SARS-CoV-2.
Estas curvas se trazan en una escala logarítmica con el número máximo de alrededor de 10 μ m, informado por Deguid[1].
El tamaño de las gotículas influye en su dinámica
En este modelo se establece que el tiempo que tardarán en caer depende del tamaño de los aerosoles. Y, por lo mismo, el riesgo de infección. De los cálculos se muestra que es sumamente importante ventilar ambientes cerrados. “Con el doctor Alipio Calles analizamos cuatro rangos de tamaño que van de aerosoles a gotas: el aerosol de 0.4–5 a micrómetros, el pequeño (de 5.1-10 micrómetros), el medio (de 10,1–100 micrómetros) y el grande (100,1–450 micrómetros) y encontramos que, en el régimen de aerosol, las fuerzas de fricción detienen rápidamente las gotas en su movimiento horizontal y caen de forma extrema y lentamente arrastradas hacia abajo por la fuerza gravitacional”, detalla el doctor Emérito del Sistema Nacional de Investigadores, SNI. Explica que en un ambiente tranquilo, como por ejemplo, la sala de casa, el tiempo en caer va desde 3,83 días a 33,3 min dependiendo si son gotículas o aerosoles.Las gotas de saliva son un conducto de contagio comprobado
El doctor Morán López explica que una de las rutas que se ha comprobado científicamente es que la transmisión del COVID-19, es a través de las gotitas de saliva que las personas infectadas producen al hablar, toser o estornudar, las cuales aumentan el riesgo de infección en lugares con poca ventilación y con mayor conglomeración humana, por ejemplo, una reunión entre varios individuos en una sala de estar con las ventanas cerradas.La importancia del uso correcto del cubrebocas
“Las gotas más grandes tardan menos tiempo y golpean el suelo a metros de la fuente, y de acuerdo con la densidad de virus por mililitro, estimamos la cantidad expulsada al medio ambiente. Las gotas de tamaño mediano y pequeño contienen la mayor cantidad, pero dado que las gotas de aerosol permanecen en el aire un tiempo mayor representan un alto riesgo de infección. De ahí la gran importancia de la protección facial para minimizar la transmisión de COVID-19, con cubrebocas eficiente que cubra boca y nariz”, detalló.Los hábitos de desinfección deben continuar aún en aislamiento
El doctor en Física Teórica por la Universidad Libre de Berlín recordó que la OMS recomendó a las personas aislamiento, desinfectar las manos y distanciarse socialmente como medidas para evitar contraer COVID-19, e incluso, recientemente es tema de debate, que la infección se da por inhalación de pequeñas gotas de saliva producidas al hablar, estornudar o toser por personas infectadas, por lo que se ha demostrado como una vía de infección altamente probable. Esta dinámica ha sido comprobada por un estudio reciente, en el que se encontraron altas cargas virales de SARS-CoV-2 en los fluidos orales de pacientes que padecían la enfermedad por coronavirus. Dado que no se conoce la distribución exacta del tamaño de las gotas de saliva expulsadas por un paciente con COVID-19, modelamos el número de gotas de saliva expulsadas al hablar (5 min), toser o estornudar, mediante una curva log-log ajustada por gauss en el 0,4 a un rango de 450 μ m, que se muestra en la imagen: