La toxicidad cardiovascular de las terapias antitumorales es la causa más común de muerte de supervivientes de cáncer
21 de noviembre 2019. 2:15 pm
Actualmente, la cardiotoxicidad de los tratamientos antitumorales constituye un problema clínico frecuente que se posiciona, junto con las segundas neoplasias, como la causa más frecuente de mortalidad en los supervivientes de cáncer. Por este motivo, a diferencia de lo que ocurre en otros países de…
Actualmente, la cardiotoxicidad de los tratamientos antitumorales constituye un problema clínico frecuente que se posiciona, junto con las segundas neoplasias, como la causa más frecuente de mortalidad en los supervivientes de cáncer. Por este motivo, a diferencia de lo que ocurre en otros países de nuestro entorno; en España, los profesionales de Atención Primaria juegan un papel clave en la detección y seguimiento del riesgo cardiovascular en pacientes o supervivientes de cáncer.
Es por ello que, desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC), puso en marcha el proceso de Cardio-Onco-Hematología en Atención Primaria con el objetivo de involucrar a estos profesionales en la ruta asistencial del paciente con cáncer: desde el cribado y el diagnóstico hasta el tratamiento y el seguimiento posterior. Sobre este concepto se ha incidido durante la IV Jornada Cardiovascular organizada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) con la colaboración de la Sección de Cardiología Clínica de la SEC.
El papel de la Atención Primaria en cardiotoxicidad
Como exponía Teresa López, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardio-Oncología de la SEC “aunque existe un interés creciente por
crear grupos de Cardio-Onco-Hematología en nuestro medio, en la mayoría de los casos aún hay que trabajar mucho para conseguir una relación estructurada de esos grupos con los equipos de Atención Primaria”.
En este sentido, si bien siguen existiendo márgenes de mejora, actualmente los equipos de Atención Primaria participan en la prevención cardiovascular del paciente con cáncer en cuatro áreas: identificando el riesgo cardiovascular del paciente oncológico, realizando su reevaluación periódica y controlando los factores de riesgo cardiovascular ; estableciendo un consejo y planes de intervención estructurados sobre hábitos de vida cardiosaludables (dieta, ejercicio, deshabituación tabáquica) en cada una de las fases de evolución del paciente oncológico; vigilando los síntomas y signos que permitan detectar precozmente cualquier complicación cardiovascular; y por último, revisando las potenciales interacciones medicamentosas.