La doctora Nuria Montserrat Pulido, jefa del grupo de investigación Pluripotencia para la Regeneración de Órganos en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña en Barcelona (
IBEC), lleva adelante en su laboratorio proyectos que parecerían de ciencia ficción. Combina la bioingeniería genética y la bioimpresión 3D para crear órganos en miniatura de corazón, retina y riñón.
Académica numeraria de la Real Academia Europea de doctores, Montserrrat Pulido ofreció la conferencia inaugural del curso académico 2024 de la Real Sociedad de Medicina del País Vasco (
RAMPV) en Bilbao bajo el título
“Regeneración de órganos: ¿jugando a ser dioses?”.
Esta científica de élite ha conseguido, siendo mujer, estar al más alto nivel de investigación en proyectos pioneros, como la creación de mini-organos,
compaginándolo con una familia como madre de tres hijos. “Me considero una persona con suerte, trabajo en lo que me gusta; la carrera científica, por muy difícil que sea, compensa”, apunta.
Al hablar de regeneración de órganos más de uno suspira pensando en la inmortalidad, sin embardo, la científica catalana deja claro que de lo que
se trata siempre “es de intentar restaurar o reemplazar tejidos o partes de tejidos que se han visto comprometidos en el transcurso de una enfermedad o también debido a un traumatismo; es decir, un ámbito que lo que pretende es regenerar para sanar, no para inmortalizar a nadie”.
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La científica Nuria Montserrat durante su intervención. [/caption]
Células IPS
En la entrevista con EL MEDICO INTERACTIVO ha reconocido que las IPS de
Shinya Yamanaka les abrió una oportunidad sin precedentes para poder generar
ex novo estructuras pluricelulares o tisulares a partir de células artificiales que se generaban inducidas con su famoso procedimiento Yamanaka.
“Ha sido un trabajo arduo en el campo de la biología celular el entender los mecanismos de reprogramación somática; ahora, a partir de este conocimiento es cuando estamos empezando a ver realmente el fruto de manipular esas células para generar estructuras multicelulares nuevas”, explica.
La investigación en regeneración de células madre y órganos acompañó a Montserrat a lo largo de su máster y doctorado.
A partir de 2008, cuando se incorporó al Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB) bajo la dirección del doctor Izpisúa Belmonte, su trabajo se centró en tomar células de distintos tejidos, como del cabello, del cordón umbilical o del riñón y reprogramarlas hasta transformarlas en células madre pluripotentes, que son células que tienen la capacidad de formar la mayoría de tejidos del cuerpo, para después poder darles órdenes de modo artificial y diferenciarlas en un tejido nuevo.
IBEC
En 2013, el IBEC anunció la primera creación de mini-riñones quiméricos en 3D a partir de células madre pluripotentes humanas. Un año más tarde, el doctor Izpisúa anunció que volvería a los Estados Unidos. Fue entonces cuando Nuria solicitó una beca del Consejo Europeo de Investigación para jóvenes investigadores que iniciaban sus propias líneas de trabajo.
Ya en el IBEC, la investigadora prosiguió profundizando en su línea de trabajo de buscar y entender por qué y cómo una célula puede reprogramarse para pasar a ser un órgano específico y cómo se la puede instruir para que lo haga, pero ya como líder de grupo.
La bioingeniería le abrió la puerta para no únicamente dictar el recorrido de esas células a través de señales bioquímicas, sino también a través de instrucciones físicas. Esto permite introducir mutaciones que son importantes para explicar y en su caso curar enfermedades.
Mini Órganos
Pasó no sólo a crear mini órganos viables y sanos, sino a también modelar patologías tanto de base genética como producidas por el entorno, para entender cómo y por qué enferman esos órganos.
“Teniendo la capacidad de poder fabricar en el laboratorio estos mini órganos de corazón, retina o riñón, hemos querido dar un paso más. Nuestro objetivo ahora es entender cómo se forman, pero, principalmente, poder explotar esto para aplicarlo en el contexto de las enfermedades humanas”, explica.
Frente al distópico mundo feliz de Aldous Huxley, la doctora Montserrat se plantea
el futuro próximo inmediato aplicado de la regeneración de órganos con el objetivo clínico de búsqueda de curación de enfermedades, de cómo recuperar funciones y aliviar dolores.
“Estas tres áreas son dianas de la medicina regenerativa, sobre todo en la última década, donde estamos viendo muchas aplicaciones para medicina de precisión o medicina personalizada con una farmacología dedicada a ese paciente concreto y en cómo entender una enfermedad o testar fármacos”.
Fármacos personalizados
De hecho, hoy en día vemos trabajos de investigadores españoles que crean
organoides de pacientes de cáncer de colon muy reacios a todos los tratamientos farmacológicos, en los que pueden testar una batería de fármacos nuevos y combinados sin tener que experimentar directamente en el paciente.
Igualmente, en el ámbito de la regeneración,
“se están viendo cada vez más interés en llevar esos organoides o microorganos al contexto más real posible del trasplante, por ejemplo, en la enfermedad de colon inflamatorio”, añade.
Aplicaciones clínicas
Sobre si se podrá generar un nuevo páncreas que produzca insulina, sostiene que ya se están haciendo ensayos en fase 1 para generar pequeños corpúsculos celulares que produzcan insulina y poder ser trasplantados en paciente de diabetes tipo 1. “
tenemos ya pacientes que están trasplantados con válvulas cardíacas formadas en oveja a partir de células del paciente previamente desnuclearizadas e implantadas después ya regeneradas en el propio paciente”.
“Aunque yo no trabajo directamente en el campo de hueso y cartílago, somos conocedores de investigaciones en España muy adelantadas de regeneración de cartílago con células madre
”, recalca como un ejemplo más de las aplicaciones clínicas que se están abriendo a partir del estudio e investigación para la generación de organoides.
“Hablamos de ingeniería tisular, aunque será la combinación de diferentes técnicas y disciplinas la que va a marcar la evolución de la regeneración y trasplante de órganos, quizás no en cinco años, pero sí en diez”, señala el camino a la esperanza cercana en la recuperación de la funcionalidad de órganos dañados.