La gripe y el resfriado son dos de las causas más frecuentes de consulta en Atención Primaria durante el invierno. Ambas infecciones están producidas por virus, por lo que los antibióticos no son útiles. Además, comparten síntomas, como la tos, el malestar y la sensación distérmica. Las principales claves para conocer ambas enfermedades han sido definidas por las sociedades científicas de Atención Primaria SEMERGEN, semFYC y SEMG. La confusión entre gripe y resfriado puede retrasar un diagnóstico certero y un tratamiento adecuado, con lo que se puede producir un incremento de las complicaciones.
La gripe habitualmente cursa con fiebre alta, dolores musculares generalizados y malestar. En ocasiones puede asociar síntomas respiratorios, como la tos, que puede prolongarse varias semanas después de concluir el proceso gripal. En general, la tos es uno de los motivos más frecuentes de consulta al médico de Atención Primaria después de superar una gripe. Normalmente desaparece poco a poco, si bien para evitar complicaciones es recomendable acudir al médico si tarda en desaparecer más de 15 días, si reaparece la fiebre, si comienza con expectoración verde o marrón, así como sensación de falta de aire.
El tratamiento inicial de la gripe es sintomático. Recomendar el paracetamol como antitérmico es buena elección, si bien hay que tener en cuenta que muchos medicamentos antigripales ya contienen este principio activo en su formulación. En cualquier caso, la dosis recomendada es de 650 a 1.000 mg cada 8 horas, y nunca se debe exceder esta cantidad para evitar la sobredosificación.
En el ámbito de la profilaxis, las vacunas existentes solo previenen la gripe, pero no el resfriado. La vacuna se recomienda especialmente a diversos grupos poblacionales:Mayores de 60 años; menores de 60 años en grupos de riesgo: embarazadas, pacientes con patologías crónicas, personal sanitario, cuidadores de personas mayores o pacientes en riesgo.
Los principales consejos para los pacientes con gripe son:
- Guardar reposo.
- Mantener una hidratación abundante.
- Ventilar la habitación ventilada y mantener una temperatura agradable.
- Si el ambiente es seco, se aconseja su humidificación.
- Seguir una alimentación sana y equilibrada.
- Lavar las manos de forma frecuente para evitar los contagios.
- Utilizar pañuelos desechables.
- Evitar el tabaco.