Se calcula que más de dos millones de personas en España padecen disfagia. Sin embargo, a pesar de su prevalencia,
el 90 por ciento de los pacientes no están diagnosticados ni correctamente tratados. Con motivo del Día Mundial de la disfagia, que se celebra el próximo domingo, 12 de diciembre, el Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM) resalta la necesidad de visibilizar este síntoma y sus implicaciones.
Cabe recordar que la disfagia es un trastorno de la deglución, lo que dificulta que la persona pueda tragar correctamente alimentos o líquidos. Las consecuencias de la disfagia tienen que ver, sobre todo, con la eficacia y la seguridad en la alimentación. Una alteración de la deglución puede generar deshidratación y malnutrición. Debido a la dificultad para tragar ciertos alimentos, dejan de tomarlos. Esto da lugar a
una dieta insuficiente, generalmente en proteínas. Como consecuencia, en estas personas, existe pérdida de fuerza y masa muscular, y mayor riesgo de fragilidad. Un problema si se tiene en cuenta que más del 30 por ciento de las personas que sufren disfagia
son mayores de 65 años.
Este contexto acaba por limitar las actividades diarias de la persona. Todo ello
condiciona además su estado cognitivo y anímico, aumentado la discapacidad y la dependencia.
Dar mayor importancia a la disfagia
Como explica Salvador Jiménez, logopeda experto en disfagia que trabaja en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, uno de los problemas es que los propios sanitarios no siempre dan la importancia suficiente a la disfagia. “Con frecuencia nos derivan para rehabilitación a personas que han sufrido un ictus o padecen otras patologías neurodegenerativas. Estos tienen problemas del habla, del lenguaje, pero
no siempre se estudia si sufren disfagia. Y es clave que trate también este síntoma”.
Según este especialista, la deglución o paso de los alimentos sólidos o líquidos desde la boca al estómago “es una de las acciones neuromusculares más complicadas del organismo”. No obstante, involucra a 50 músculos en un breve espacio de tiempo. Es por ello que requiere de una coordinación minuciosa. Así,
cualquier alteración en este mecanismo puede tener importantes repercusiones funcionales y psicosociales y puede comprometer la calidad de vida de la persona.
Por tanto, un abordaje correcto de este síntoma con rehabilitación logopédica de los músculos implicados en la deglución, adaptación de la dieta, aplicación de técnicas posturales al comer, etc. favorece el bienestar físico, pero también anímico de los pacientes.