Dentro de la economía y la psicología del comportamiento o conductual, una de sus herramientas es el ‘
nudge’, traducido como acicate o impulso, y se refiere a los gestos que facilitan un cambio de comportamiento humano de manera voluntaria. De este tema habla el libro ‘
Nudges saludables. La economía del comportamiento y la política farmacéutica’, presentado por la
Fundación Gaspar Casal, con la colaboración de
AstraZeneca. José María Abellán Perpiñán, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia, ha sido el investigador principal del proyecto.
En la presentación del libro también ha intervenido
Cristina Rodríguez Escolar, responsable de Acceso y Relaciones Internacionales de la Comunidad de Madrid en AstraZeneca. Por su lado,
Juan del Llano, director de la Fundación Gaspar Casal, ha comentado que “en España sería necesario seguir investigando estos consejos en el ámbito de la salud pública”.
Economía del comportamiento
En el ámbito de la política farmacéutica, José María Abellán ha indicado que la economía del comportamiento puede resultar muy útil especialmente para corregir “factores de riesgo conductuales”. “La gran pregunta es ¿cómo? A través de los
nudges saludables”, ha respondido.
La economía del comportamiento pretende predecir el comportamiento de los agentes sobre unas bases psicológicas más realistas, diseñando e implementando intervenciones al efecto. José María Abellán ha distinguido entre los
nudges educativos y no educativos. Los primeros apelan a las reacciones inconscientes, mientras que los segundos pretenden evitar los errores causados por las reacciones inconscientes. Los incentivos pueden ser también de diferentes tipos: económicos, por acción, etc.
Adherencia al tratamiento
El libro presentado por la
Fundación Gaspar Casal se refiere a las herramientas que la economía del comportamiento ofrece para proteger a la sociedad de sus propios errores. “Esas herramientas están integradas por
nudges e incentivos, que pueden ser un instrumento eficaz para incrementar la adherencia y la adecuación de la
prescripción”.
El cumplimiento terapéutico es multicausal, según ha dicho José María Abellán.
“Los incentivos positivos pueden empoderar al paciente, mejorar el seguimiento y el control de sus enfermedades y la confianza entre médico y paciente. Estos factores redundan en una mayor adherencia al tratamiento”.
Incentivos a la vacunación
Un estudio ha apuntado que los acicates para mejorar los índices de vacunación pueden ser el ofrecimiento de incentivos a los familiares y los profesionales sanitarios. También puede resultar positivo hacer una información más saliente o cambiar las opciones por defecto para vacunarse. Uno de esos incentivos puede ser, por ejemplo,
enviar un mensaje de texto para animar a concertar una cita para recibir la vacuna. Diversas investigaciones respaldan su efectividad.
Otro empleo positivo de estos incentivos puede ser la promoción de tratamientos de alto valor. Estos instrumentos “son coste-efectivos y aceptados por la ciudadanía”, ha manifestado Abellán. También ha mencionado una serie de ejemplos en los que los
nudges se están aplicando, por ejemplo, para concienciar a la población de la necesidad de lavarse las manos o de subir las escaleras en lugar de utilizar el ascensor.
Según la OCDE, 196 países tienen oficinas gubernamentales de nudges para perfilar acciones concretas en el ámbito de las políticas públicas. En España hay acciones puntuales en el sector bancario, por ejemplo, pero el experto ha apuntado que podría aprovecharse mejor su potencial en el ámbito de la política farmacéutica.