La falta de adherencia al tratamiento se ha convertido en un problema de salud pública. Esto tiene múltiples consecuencias, la más perjudicial es el empeoramiento o la ausencia de mejoría de la salud de nuestros pacientes. La diferencia entre la efectividad de un fármaco y su eficacia se hace más evidente en dicha situación, ya que al no seguir la pauta correctamente no es posible comprobar sus beneficios.
Dicha situación repercute directa y negativamente sobre la calidad y la esperanza de vida de los pacientes. Además, puede llevar a un mayor perjuicio al tener que recurrir a terapias más invasivas.
También hay que tener en cuenta que la falta de adherencia terapéutica conlleva un aumento del gasto, puesto que el empeoramiento de la salud produce un aumento de la morbilidad, de consultas y de tasa de hospitalización y de realización de pruebas diagnósticas innecesarias.
Mejorar la adherencia
Para tratar de mejorar la adherencia terapéutica es importante la educación sanitaria, tanto de los pacientes como de sus familiares. Deben comprender porque toman los fármacos, cuál es el efecto sobre su salud y cuáles son las consecuencias de una mala adherencia terapéutica.
Los profesionales sanitarios deben tomarse el tiempo necesario para explicar de una manera clara y comprensible las características de su enfermedad, la razón de recetarles los diferentes fármacos, la posología y los efectos que se obtendrán del tratamiento. También es importante alertar sobre los posibles efectos adversos y ofrecerles alternativas para que esto no sea un motivo para abandonar el tratamiento.
Pautas a seguir
Además, es conveniente aplicar diferentes técnicas que faciliten la adherencia como por ejemplo, tratar de agrupar las tomas de fármacos en un solo momento del día, si es posible, recetar combinaciones de fármacos a dosis fijas o aconsejar a el paciente utilizar calendarios o pastilleros que les ayuden a mantener una rutina en la toma de la medicación.
En los pacientes en prevención secundaria y con un alto o muy alto riesgo con enfermedad cardiovascular subclínica es importante la cumplimentación terapéutica con fármacos de combinación fija, como puede ser rosuvastatina y ezetimiba.
Con estas nuevas combinaciones se consigue una mayor reducción de LDL con menos efectos secundarios. Es bueno que se acompañe de dieta y ejercicio.
Polimedicación
En los pacientes polimedicados, que toman otros tratamientos para otras patologías asociadas, es importante simplificar el tratamiento a la mínima toma de fármaco posible, con la máxima efectividad.
Mejorar la adherencia puede tener mayor impacto en la salud que cualquier otra mejora específica de los tratamientos médicos.
Combinaciones fijas
El uso de
combinaciones fijas es una herramienta útil que puede mejorar esa adherencia en aquellos pacientes menos cumplidores. Los pacientes en prevención cardiovascular secundaria suelen ser pacientes polimedicados. El hecho de poder reducir la cantidad de fármacos, y que sea más cómodo y fácil para ellos facilita el cumplimiento terapéutico en estos pacientes.
Los beneficios de uso de combinaciones fijas se centran en la mejora de la cumplimentación terapéutica, en la sensación subjetiva del paciente de ir menos polimedicado y en un mejor control lipídico que la monoterapia, con la consiguiente mejora a nivel CV y metabólico.
Bajar el colesterol
En el tratamiento hipolipemiante uno de los criterios clínicos a tener en cuenta es la determinación del colesterol y de las diferentes lipoproteínas. Cuando no se alcancen niveles adecuados con monoterapia será necesario añadir otro fármaco que actúe de forma sinérgica. Para evitar añadir una pastilla más a su tratamiento, es muy útil el uso de combinaciones fijas.
En prevención secundaria los niveles de colesterol a conseguir son mucho más bajos que en la población general. Es necesario comenzar el tratamiento hipolipemiante con dos fármacos que actúen conjuntamente disminuyendo los niveles de colesterol, por lo que es recomendable el uso de las combinaciones fijas para facilitar la adherencia.
Indicación preferente
Otras de las características clínicas que van a determinar la indicación preferente de las combinaciones fijas son los antecedentes del paciente y el apoyo familiar. Aunque en todos los pacientes es importante facilitar la adherencia al tratamiento, esto cobra una especial relevancia en los pacientes más frágiles, con más problemas para el autocuidado o con menor apoyo familiar.
Si la prescripción de la combinación se produce durante el ingreso es difícil valorar los problemas que puede presentar el paciente a la hora de adherirse a un tratamiento, ya que no se conoce al paciente como lo puede hacer su médico de Atención Primaria y no se tiene la información de la evolución en el tiempo que se obtiene con un seguimiento en consultas externas.
Sin embargo, se debe intentar identificar desde un primer momento en la hospitalización a los pacientes que pueden presentar dificultades en la adherencia al tratamiento, en la accesibilidad de los fármacos o en el seguimiento para evitar que estas dificultades condicionen su pronóstico. En el seguimiento se pueden detectar también mediante la medición de los niveles de colesterol y a través de la anamnesis las dificultades que puede presentar el paciente en la toma del tratamiento. En estos casos, se puede valorar la utilización de combinaciones fijas.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Amparo Montañana Aguilar, Rosa Ramírez Bazataqui, Manuel Rubio Olivares y Fernando Navarro Ros, de Valencia; Joaquín Martín Pastor, Fernando Francisco Dicenta Gisbert, Carlos García Palomar, Encarna Sorribes Vicent, José López Aguilera, Mónica Delgado Ortega, Adriana Rescua Collazo, Consuelo Fernandez-Aviles Irache y Gloria Maria Heredia Campos, y los especialistas en Medicina General Luis Mª Higuera Echevarri, Pedro Echave Ceballos, Balbino Pascual del Valle y Ángel Ibarra Corbillón.