La elección de los diferentes tipos de opioides (atípicos o convencionales) se realiza en función de su mecanismo de acción. A la hora de afrontar el tratamiento del dolor de un paciente, antes de plantear qué fármaco necesita, hay que pensar en el tipo de dolor que presenta. Los considerados como “opioides atípicos” juegan un papel destacado. Por ejemplo, en el dolor nociceptivo, se puede utilizar cualquier tipo de opioide disponible, mientras que en el dolor mixto, el uso de opioides atípicos nos permite actuar adicionalmente en el componente neuropático del dolor, debido a su mecanismo de acción. Este tipo de fármacos, además de tener un componente opioide, presentan también un componente que actúa como inhibidor de la recaptación de neurotransmisores relacionados con la modulación de las vías descendentes del dolor, como son la serotonina o noradrenalina, entre otros.
Los expertos recomiendan recurrir a los opioides atípicos en los casos de dolor crónico de difícil control, como en el caso de dolor con signos de sensibilización central o en el miembro fantasma, entre otros. Este tipo de pacientes tardan una media de diez años en conseguir controlar su dolor porque se someten a tratamientos poco efectivos, incluso intervenciones quirúrgicas que suponen un gran estrés y tienen escasas probabilidades de éxito. En los últimos años, el abordaje del dolor ha evolucionado, y prueba de ello es que el médico de Atención Primaria ya puede prescribir un fármaco opioide a un paciente con dolor, algo que antes solo hacía el oncólogo y el especialista de Cuidados Paliativos o de la Unidad del Dolor. La receta electrónica también ha favorecido la accesibilidad y el control de este tipo de medicación.
Adherencia al tratamiento y opiofobia
La labor de formación y comunicación al paciente es fundamental para conseguir una adecuada adherencia al tratamiento y superar la opiofobia, una tendencia actual en EE. UU. derivada del mal uso de estos fármacos que es inexistente en nuestro país.
En España, en algunos casos, todavía hay cierto recelo a tomar este tipo de medicación por parte de los pacientes debido a la mala fama de los opioides desde su comercialización, los cuales se asociaban al paciente oncológico terminales o al paciente con trastornos de adicción.
En realidad, se trata de una desinformación o falta de formación de la población por lo que es necesario dedicar el tiempo adecuado en la consulta para informar al paciente, aunque a veces sea inexistente.
Los opioides actuales disponibles en el mercado para el tratamiento del dolor crónico son de liberación retardada, por lo que es necesario explicar al paciente que su efecto no es inmediato, que es necesario seguir una pauta posológica prescrita estricta y cómo hacer frente a los principales efectos adversos, como los mareos o las náuseas, que suelen ser temporales.
Recientemente, algunos hospitales españoles han implantado el ‘contrato opioide’, en el que se ofrece toda la información necesaria para el correcto uso de los opioides a la vez que se informa de sus efectos secundarios.
Conclusiones
- El dolor crónico es uno de los grandes retos de la Medicina actual y futura. En la actualidad disponemos de los fármacos necesarios para intentar mejorar la calidad de vida de los pacientes, y entre ellos están los opioides.
- El paciente con dolor suele estar infradiagnosticado, y desde Atención Primaria se le da menos relevancia a este síntoma que a otros factores como la diabetes o la hipertensión arterial.
- En Traumatología y Ortopedia la única indicación quirúrgica es la presencia de dolor, salvo pequeñas excepciones. Antes de llegar a medidas invasivas, hay que tratar el dolor de forma farmacológica.
- La clave de los fármacos opioides está en saber a qué pacientes hay que pautarlos, y adaptar cada tipo de fármaco a la fisiopatología que presenta el paciente.
- Antes de elegir el tratamiento, hay que identificar el tipo de dolor y tener en cuenta los factores sociosanitarios individuales de cada persona.
- Los opioides deben considerarse una opción más dentro del arsenal terapéutico en el tratamiento del dolor.
- Los efectos secundarios potencialmente graves de los opioides son poco frecuentes, excepto el estreñimiento, para el que hay fármacos efectivos disponibles.
- Existe cierto desconocimiento por parte de la población en relación con los opioides, por lo que se considera necesaria más formación tanto para el profesional sanitario como para la sociedad en general.