El momento en el que afrontar un cambio no viene marcado por el capricho, sino como respuesta a una necesidad y a una oportunidad. Y el momento del cambio hacía una salud digital es ahora. Esa es la idea que ha sobrevolado en el último de los Foros El Médico celebrado en Cantabria con la colaboración de Abbott y de la Fundación SEDISA. Así, Joaquín Estévez, presidente de la Fundación SEDISA agradecía la presencia a este encuentro de las diferentes personalidades expertas en gestión sanitaria de la Consejería de Salud de Cantabria. Asimismo, la directora de la Revista El Médico y El Médico Interactivo, Leonor Rodríguez, daba la bienvenida a los mismos y lanzaba algunas primeras preguntas para comenzar el debate.
Para empezar, el consejero de Sanidad de Cantabria, César Pascual, insistía en la importancia de que el cambio que van a traer las nuevas tecnologías sea en realidad un cambio hacia un nuevo modelo de asistencia sanitaria que haga más sostenible el sistema. Un cambio que puede traer nuevas oportunidades de acercarse al paciente, especialmente en áreas de especial dispersión geográfica como Cantabria. “La tecnología no deshumaniza, sino que es una herramienta de humanización”, ha afirmado.
En este sentido, César Pascual destacaba que Cantabria será la primera comunidad en contar con una Ley de Salud Digital, que aún está en desarrollo. “Va a ser una ley que establezca un marco general, porque la salud digital evoluciona muy rápido, pero por eso lo que hay que hacer es establecer unas bases para trabajar bajo ese terreno”. Precisamente, el hecho de que esta sea una comunidad pequeña, permite una mayor coordinación para la puesta en marcha de nuevas iniciativas, que pueden ser un ejemplo para el resto del Sistema Nacional de Salud.
Las ventajas de la inteligencia artificial
Respecto a qué es lo que puede aportar ese cambio, los asistentes exponían los diferentes ámbitos en los que tecnologías, como la inteligencia artificial (IA), podían suponer mayores avances. Para empezar, Luis Carretero, gerente del Servicio Cántabro de Salud ponía el ejemplo claro de las listas de espera. “Estas muchas veces responden a un atasco en algún proceso, por lo que la IA puede ser, en este sentido, un apoyo al diagnóstico, una mejora en la decisión clínica a la hora de hacer o no una prueba, una forma de controlar el riesgo de duplicidades, o una herramienta para el gestor para conocer qué pacientes están esperando y con qué prioridades para mejorar el rendimiento de la organización”. Por su parte, Antonio Juan Pastor, gerente de la Gerencia de Atención Especializada Área II. H. Comarcal de Laredo, reflexionaba sobre la resistencia al cambio, aunque afirmaba que esta no es una novedad, sino que ya se vivió con la llegada del ordenador a la consulta. “Y antes se tenía miedo a que el médico se quedase mirando papeles en vez de a tu cara”. Sin embargo, desde su perspectiva, estas herramientas, en realidad, servirán para “proteger más al paciente”, ya que les dará acceso a más información para poder ser más activos en sus decisiones y mejores conocedores del sistema. En esta línea, Óscar Fernández Torre, director general de Planificación, Ordenación Gestión del Conocimiento y Salud Digital, pedía confiar más en la población y en su apertura a la hora de usar estas nuevas tecnologías. Así, ponía de ejemplo las experiencias en teleasistencia puestas en marcha en entornos rurales en Cantabria, en las que en su evaluación habían sido las mejor valoradas precisamente por la población mayor, al agradecer evitar desplazamientos innecesarios, que muchas veces les suponen un hándicap. De esta forma, en la reunión se destacaban las experiencias de éxito del control de enfermos crónicos por parte de chatsbots. Igualmente, se ponía sobre la mesa que Cantabria cuenta con una cobertura del 100 por cien en fibra óptica, lo que le sitúa en una posición de ventaja a la hora de ofrecer este tipo de servicios desde la equidad a sus ciudadanos.Vencer las resistencias de los profesionales
Si bien hay que vencer resistencias por parte de la población, algo similar pasa con los propios profesionales. Tal y como comentaba Yolanda Montenegro Prieto, gerente de la Gerencia de Atención Especializada Área III y IV: Hospital Comarcal de Sierrallana, “los profesionales conocen las herramientas, lo que falta es interaccionar más, pero el miedo que existe es que estas tecnologías supongan reducir la necesidad en recursos humanos”. Sin embargo, para la experta, este cambio de paradigma respecto a los recursos humanos supone una oportunidad. No hay que olvidar que si un médico atiende a un número reducido de pacientes, al final se pierde conocimiento médico por falta de experiencia. Por ello, las nuevas tecnologías lo que van a permitir es que un médico atienda a una cantidad mayor de pacientes, aunque sea de forma remota, lo que redundará en ese conocimiento médico y en la calidad de la asistencia. De forma paralela, Pablo José Luis Busca Ostolaza, gerente de la Gerencia de Atención Primaria, insistía en que “este es un momento de transformación, y ya lo estamos viviendo, nos demos cuenta o no”. Asimismo, María Dolores Acón Eoyo, gerente de la Gerencia de Atención Especializada Área I: Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, se sumaba a esta idea aportando que, “la tecnología, lejos de ser una amenaza, es una gran oportunidad para dar el servicio sanitario con los medios de los que disponemos. Si bien sufrimos un déficit de profesionales, sí que contamos con tecnología de alto nivel”. Pero para ello, “la tecnología también tiene que ser un cambio de paradigma de los perfiles competenciales de los profesionales”. Sobre esta misma cuestión, Luis Carretero añadía que “aparecen competencias nuevas que tenemos que fomentar en nuestros profesionales, pero no todos los profesionales están deseando adquirir esas competencias”. Precisamente al respecto sobre los nuevos perfiles profesionales, Antonio Juan Pastor volvía a intervenir para explicar que no solo hace falta sumar a este cambio a los profesionales de la salud, sino que “hay profesiones que hace tiempo que deberían estar incorporadas, que ya trabajan para el sistema, pero no de forma integrada”. Es el caso de diversos especialistas en ingeniería, informática, etc. Sobre esta cuestión Luis Carretero agregaba que “nuevas profesiones se tendrán que ir incorporando. Cuando hay multidisciplinariedad en la realidad sanitaria es cuando salen mejor las cosas”.Retos a superar
Más allá de las resistencias profesionales, para que la tecnología tenga una verdadera implantación en el sector salud, aun es necesario abordar algunos retos a superar. Entre otros, el propio consejero, César Pascual, reflexionaba sobre la intimidad de los pacientes y como un exceso de monitorización podría acabar por ser intrusivo para la población, por ello es necesario que el paciente esté informado. En este punto, María Isabel de Frutos Iglesias, de la Dirección General de Salud Pública, intervenía para añadir que es esencial contar con el paciente, ya que este está acostumbrado a la digitalización de sus datos en todas las esferas de su vida. Otros retos que salían a relucir es la necesidad de conocer el origen de las conclusiones que aporta la inteligencia artificial, puesto que aún falta ese grado de transparencia en el Deep Learning que impide saber qué argumentos son los que le hacen aportar algunos datos. Igualmente, es necesario saber de dónde salen los datos sanitarios con los que se va a trabajar, para lo que se debe estructurar y validar las bases de datos antes de trabajar con ellas. A esta cuestión, José Francisco Díaz, gerente de la Fundación Marqués de Valdecilla advertía de que desde el sector sanitario se está cayendo en un nuevo paternalismo médico, pero en esta ocasión con los datos sanitarios del paciente. Además, señalaba que otro problema es que a veces los profesionales, desde la buena voluntad, están teniendo iniciativa propia a la hora de tratar con los pacientes a través de aplicaciones, cuando puede suponer un problema respecto a la seguridad de esos datos, por lo que es necesario dejar claras las reglas del juego y los límites en la seguridad de los datos de los pacientes.Impacto presupuestario
Otra cuestión que no se puede dejar de lado es que la implantación de esta nueva tecnología supone una inversión a cuadrar en los presupuestos sanitarios. Sobre este tema, Leticia López, subdirectora de Gestión Económica e Infraestructuras del Servicio Cántabro de Salud, insistía en aclarar que aunque estas tecnologías tienen su impacto presupuestario, no hay que perder de vista que es una inversión que se traduce, por una parte en mayor calidad para los pacientes, pero también en una mejora de la eficacia para los profesionales. “El presupuesto en Sanidad es limitado, pero tenemos que gestionarlo de una forma eficiente y eficaz, y en este momento esas nuevas tecnologías son fundamentales. Por ello, si nuestro compromiso es dotar de esas nuevas tecnologías, lo que hay que ver son qué mecanismos utilizamos dentro de la contratación, para hacerlo de una forma más eficiente”. Por otra parte, en lo que se refiere a la evaluación en la implantación de esas tecnologías, Patricia Corro, subdirectora de Cuidados, Formación y Continuidad Asistencial del Servicio Cántabro de Salud añadía que un buen ejemplo han sido los tests de usabilidad. A este respecto, María Isabel Priede Díaz, directora general de Farmacia, Humanización y Coordinación Sociosanitaria añadía que estos se han utilizado en tecnologías como los monitores de glucosa, y así, los tests de usabilidad han permitido no solo demostrar su eficacia, sino realmente comprobar que eran útiles tanto para profesionales como para pacientes, ya que hay otras tecnologías que pese a ser eficaces, no se traducen en un beneficio en la práctica clínica, por no adaptarse a las necesidades de los usuarios. Y es que como insistía la experta la salud digital, no debe perder de vista que el paciente debe seguir en el centro y estas herramientas lo que pueden permitir es que participe más en todo el proceso asistencial, por lo que es necesario que vayan aportando su opinión y esta sea tenida en cuenta en la creación de todos estos nuevos procesos.Recuperar e imitar iniciativas de éxito como en la diabetes
Continuando con el debate, María Isabel de Frutos recordaba que precisamente la pandemia ha servido para probar muchas experiencias y tecnologías relacionadas con la salud digital que resultaron muy útiles tanto a profesionales como a pacientes, y especialmente a los gestores. “Durante la pandemia todos íbamos a una, pero al pasar la crisis sanitaria, muchas cosas se nos han olvidado. Es necesario retomar algunas innovaciones de forma más relajada, recuperar los hitos que se consiguieron, pero sin ese estrés, porque en muchos aspectos logramos avanzar precisamente al ver la necesidad de una forma tan inminente”. Poniendo ejemplos más concretos, los expertos destacan la importancia de la información que pueden aportar los wearables y todo el recorrido que les queda. Así, Luis Carretero afirmaba que es necesario avanzar hacia una plataforma que integre la información de estas apps en una historia clínica, especialmente para esos registros que más interesen a los profesionales, como puede ser el nivel de glucosa de un paciente. De hecho, Óscar Fernández matizaba que “no se trata de recoger datos por recoger datos, la cuestión es organizativamente pensar qué datos queremos y qué podemos hacer con ellos, y en este ámbito, la diabetes es punta de lanza”. Precisamente, con la idea de vencer la resistencia al cambio, es necesario fijarse en casos de éxito para comprobar lo que las nuevas tecnologías pueden hacer para mejorar la calidad de la asistencia. Así, en el contexto del paciente crónico los participantes destacaban el caso concreto de la monitorización continua y flash de glucosa en los pacientes de diabetes, que ha supuesto un cambio radical en la calidad de vida de pacientes y familiares. Este es un ejemplo claro que como la tecnología sanitaria puede suponer un cambio a mejor en la calidad y eficacia de la atención sanitaria en aquellos ámbitos donde más se necesita.Conclusiones
Para empezar, respecto al propio trabajo en la comunidad de Cantabria, se destaca que, aunque es una comunidad pequeña, por este mismo motivo, hay una mayor coordinación. Además, la necesidad de afrontar retos como la dispersión de la población, cronicidad, etc., ha llevado a adelantarse a la búsqueda de soluciones, incluso será la primera comunidad con una ley de salud digital, por eso puede aportar mucho al resto del SNS en experiencias de éxito. Idea de cambio. La siguiente idea es que, al hablar de nuevas tecnologías, la verdadera conversación debe ir centrada en el cambio de paradigma. El objetivo es que estas herramientas sean claves para evolucionar las formas de hacer. Por eso es necesario que se acompañen con un cambio en la cultura de la organización y un cambio social, que se ha de ir implementando poco a poco. Organización. A este respecto, la propia organización debe ser capaz de transformar los retos actuales en oportunidades, gracias al uso de estas nuevas herramientas. Para ello, es importante tener en cuenta también la continuidad, no trabajar en silos, sino aunar proyectos para que la información circule por todos ellos. Profesionales. En cuanto a los profesionales, hay que trabajar para vencer la resistencia al cambio, que no es algo nuevo, y que entiendan la necesidad del cambio de modelo. Tener en cuenta que este cambio va a traer la necesidad de nuevos perfiles. Por una parte, nuevos perfiles competenciales por parte de los propios sanitarios, pero también nuevos perfiles profesionales, que no se pueden quedar aislados, y que necesitan trabajar con gestores y clínicos, porque la salud digital necesita de un equipo multidisciplinar. Asimismo, es necesario mejorar la formación e información a los profesionales, para que entiendan qué les puede permitir esta tecnología, pero también dónde están los límites que no se pueden traspasar. Pacientes. No se puede llevar a cabo este cambio sin los pacientes. Deben ser informados de todas las ventajas que puede traer esta innovación. Se tiene que contar con ellos para que den o no su consentimiento para ceder sus datos, y no caer en el intrusismo o en un exceso de monitorización. Tampoco en el paternalismo al respecto del uso de sus datos. A veces se piensa que la sociedad no está preparada, pero está más abierta al cambio de lo que se valora. Legislación. Este cambio además debe ir amparado por una buena legislación. Si bien ya existen bases importantes en protección de datos, la salud digital plantea cambios para los que es necesario sentar un marco y unas bases para empezar a trabajar. Datos sanitarios. Por otra parte, en cuanto al propio dato sanitario es importante seleccionar qué dato realmente aporta valor, no recoger datos por recoger. También ver la forma de estructurar las bases de datos para que puedan validarse y para que puedan ser utilizadas con seguridad. Contar con consentimiento y transparencia y ver como integrarlo en la historia clínica, incluso los datos que parten de wearables y otros dispositivos que pueden reducir visitas innecesarias. Ámbitos de actuación. Todos estos datos pueden ser claves en diferentes ámbitos de actuación, como la reducción de las listas de espera gracias a la disminución de atascos en diferentes procesos o duplicidades. Para los propios gestores, con el objetivo de ayudar a visualizar qué es lo que hay que hacer, y qué es mejor dejar de hacer. Para el control de crónicos, especialmente desde el ámbito rural, que puede ayudar a evitar transportes innecesarios, como demuestran experiencias de éxito ya probadas, como es el caso de los pacientes de diabetes. Presupuestos y evaluación. Esta tecnología debe tener prioridad en los presupuestos sanitarios, ya que no son un gasto, sino una inversión para aportar eficiencia. Sin embargo, para ello es clave saber si las mismas realmente se usan tanto por parte de profesionales, como de pacientes, para lo que una herramienta clave de evaluación resultan ser los tests de usabilidad, que tienen en cuenta a la población a la que la tecnología va dirigida. Déficit de médicos. Uno de los grandes debates actuales es precisamente la falta de médicos y qué papel va a tener la tecnología al respecto. En este sentido, es importante recordar que el médico, para preservar su conocimiento médico, debe tener la posibilidad de ver a muchos pacientes, por ello, no se trata de que la tecnología sustituya al médico, sino que sea una oportunidad para acercar al mismo a poblaciones de difícil cobertura de una forma más ágil. En definitiva, tecnología para humanizar la atención sanitaria. De esta forma, hay que tener en cuenta que el momento del cambio viene marcado por la realidad y las necesidades, que ya están aquí. Por eso, es el momento de transformar todos los retos en nuevas oportunidades para caminar hacia un SNS más sostenible.Asistentes
- César Pascual, Consejero de Salud Cantabria
- Luis Carretero, Gegrente del Servicio Cántabro de Salud
- Mª Isabel Priede, D. G. de Farmacia, Humanización y Coord. Sociosanitaria
- Mª Isabel de Frutos, Dirección General de Salud Pública
- Óscar Fernández, Dirección Gen. de Planif., Ord., Gestión del Conoc. y Salud Digital
- Pablo J. L. Busca, Gerente de la Gerencia de Atención Primaria
- Mª Dolores Acón, Gerente, Gerencia A. Esp. Área I: H. U. Marqués de Valdecilla
- Antonio J. Pastor, Gerente, Gerencia A. Esp. Área II: Hosp. Comarcal de Laredo
- Yolanda Montenegro, Gerente, Gerencia A. Esp. Área III y IV: Hosp. Comarcal Sierrallana
- José Francisco Díaz, Gerente de la Fundación Marqués de Valdecilla
- Patricia Corro, Subdirectora de Cuidados, Formación y Continuidad Asistencial del Servicio Cántabro de Salud.
- Leticia López, Subdirectora de Gestión Económica e Infraestructuras del Servicio Cántabro de Salud