La primera semana de agosto se conmemora la Semana Mundial de la Lactancia Materna, cuyo objetivo es promover esta práctica e informar sobre los beneficios que los recién nacidos adoptan a través de la leche materna, además de desmitificar otras creencias.
La doctora Flor Abinader, pediatra con subespecialidad en Neonatología, y la doctora Sydney Greenawalt, del Instituto Nacional de Pediatría y especialista en nutrición clínica, explicaron que la microbiota es parte elemental de la vida humana, pues al ser colonias de diferentes bacterias que viven en simbiosis, incluso hay autores que afirman que el 90 por ciento del cuerpo humano son microorganismos benéficos para la salud y pesan entre 1 y 2 kilogramos.
Amamantar establece y afianza una microbiota específica en cada individuo, sin embargo, se tiene un parámetro de la cantidad de colonias y su grosor, esto para identificar una disbiosis o desequilibrio en la colonización cuyas repercusiones pueden influenciar en la hormona de la felicidad provocando depresión o ansiedad.
En la última década se ha demostrado la necesidad y beneficio del contacto de la microbiota vaginal materna con la piel del bebé que recién nace, caso del parto natural, ya que ayuda a forjar el sistema inmunológica y brinda protección antimicrobiana. En el caso de las cesáreas, la doctora Greenwalt comentó sobre una práctica experimental en que una gasa con la microbiota vaginal y se frota al bebé para colonizarlo, aunque aún no está sustentado científicamente todavía.
Los expertos recomiendan poner atención especial en los primeros 1.000 días a partir de la concepción, pues la madre debe alimentarse con nutrientes de alto nivel, después de los 6 meses de vida del bebé pueden alternarse alimentos y al contrario de lo que se pensaba, se ha demostrado que la alimentación debe ser omnívora, es decir, pueden comenzar con carnes, ya que cuenta con los principales nutrientes necesarios para el neurodesarrollo como son el zinc, hierro, calcio y vitamina A.
Estas prácticas hacen más funcional la microbiota intestinal ya que pueden prevenir alergias creando tolerancia a todos los alimentos, desintegran azúcares que el cuerpo no puede de manera natural, mantiene controlado el colesterol, activa el metabolismo, previene la obesidad, entre otros beneficios.
Los probióticos son necesarios en un organismo que tiene algún tipo de deficiencia por causa de alguna enfermedad y su consumo debe ser supervisado por algún especialista, pues no todos los probióticos son iguales, es necesario que se establezca la presentación específica para determinados tipos de deficiencias pues los de venta libre pueden no estar procurados adecuadamente.
Las especialistas comentaron que hay pocas contraindicaciones para la lactancia como son la tuberculosis bacilífero positiva hasta terminar el tratamiento y sacar la leche durante el mismo, quimioterapias, si se presentan lesiones activas de herpes, uso de drogas psicoactivas y supervisar en caso de antipsicóticos o antidepresivos. En cuanto al VIH es posible lactar si el virus está en total control y conteos en ceros junto con los antirretrovirales.
La lactancia como blindaje microbiótico
Amamantar establece y afianza una microbiota específica en cada individuo, un desequilibrio en la colonización puede causar deficiencias en la hormona de la felicidad provocando depresión o ansiedad
Rebeca Flores
26 de julio 2018. 1:37 pm