El médico holandés Nicolás Tulp (1593- 1674) no ha quedado en el olvido histórico gracias a dos famosos cuadros. Me refiero a las obras Lección de Anatomía de Rembrandt (1632) y a un retrato del propio Tulp realizado por N. E. Pickenoy.
Tulp alcanzó gran fama en su tiempo como médico, cirujano y anatomista, oficios que alternó con la política desde el puesto de burgomaestre de Ámsterdam, para el que fue elegido cuatro veces. Era importante, en aquella época, ser buen anatomista, ya que el progreso de la anatomía ayudaba a que la cirugía se convirtiera en una profesión con base científica.
En la Lección de Anatomía Nicolás Tulp es el personaje central del cuadro, el tocado con chambergo, el que sujeta con su mano derecha los músculos flexores del antebrazo. A los treinta y nueve años, los que tenía en el cuadro, Tulp, tutor de anatomía del gremio de cirujanos, era un médico muy culto que alcanzó gran notoriedad por su descripción de la válvula ileo-cecal.
Aunque el cuadro representa una lección de anatomía, de los siete personajes que observan la escena, sólo dos son médicos, los más próximos a Tulp, los que muestran más interés; los demás son grandes burgueses que están atentos y revelan sorpresa ante la pieza anatómica perfectamente destacada por Rembrandt en un mágico alarde de contrastes luminosos.
Está demostrado que la disección de aquel cadáver se comenzó el 16 de enero de 1632. El colegio de cirujanos de Ámsterdam no autorizaba más que una disección pública al año, en el cuerpo de un condenado a muerte. La autorización se basaba más en motivaciones teológicas que científicas, pues al hacerlo se intentaba demostrar la sabiduría de Dios al crear al hombre. Era buena fecha, pues durando la intervención varios días, las bajas temperaturas de invierno propiciaban la mejor conservación del cadáver del condenado, en este caso de Aris Kindt, que fue sentenciado a la pena capital por el delito de robo. La intervención anatómica se realizó en el Anfiteatro Anatómico del Colegio de Cirujanos. Entre el atrezo del cuadro se adivina un libro de anatomía, probablemente el de Vesalio de 1543 (De humana fabrica corporis). Como puede apreciarse, la composición es razonablemente simétrica, de tal forma que ningún personaje tiene revelancia posicional sobre los demás. Era la norma de la época en los retratos en grupo.
El profesor Tulp sostiene en su mano derecha una pinza que prende la musculatura flexora superficial de los dedos, conclusión fácilmente adoptable al observar la terminación anatómica en múltiples tendones sobre la segunda falange de cada dedo. Sin embargo, en su mano izquierda, semiflexionada, está el significado de la lección. Voluntariamente adopta esta postura para demostrar la función de los músculos que sostiene con la pinza. Es, pues, toda una lección de anatomía funcional.
Otro retrato de Tulp, pintado por Pickenoy, lo representa señalando con su índice un cirio ardiente. En la parte baja una leyenda indica lo que el médico quiso expresar con el ademán: Aliis inserviendo consumor (me consumo para servir a otros). Con esa vela que se extingue dando luz hasta el final quiso significar el servicio a los demás. Luego, el cirio ardiendo fue símbolo de generosidad en mucha iconografía, como la antorcha en la antigüedad lo fue de la vida y la energía, de la lealtad y la veracidad (Olimpíadas). Más tarde, con el sincretismo que utilizó el cristianismo, el cirio sustituyó a la antorcha como símbolo de Cristo, y aún más tarde, en algunos países centroeuropeos el signo del cirio, como simbolismo de abnegación y fidelidad, se extendió a la profesión médica.
La Lección de Anatomía y el Cirio Ardiendo
Dr. Ángel Rodríguez Cabezas. Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas. Sociedad Española de Historia de la Medicina
23 de noviembre 2022. 9:00 am