La obesidad también está estigmatizada dentro de la comunidad sanitaria. Así se desprende de la encuesta realizada a nivel mundial por la red OPEN (Obesity Policy Engagement Network) a profesionales sanitarios (PS) y responsables de la toma de decisiones en materia de atención sanitaria (RTDS). España ha participado en ella junto a Italia, Alemania, Canadá, Australia, Brasil, Malasia y Turquía con el objetivo de conocer mejor cómo es la atención actual de la obesidad y las percepciones que influyen en la prestación de dicha atención. Según este trabajo, el
38 por ciento de los PS y el 35 por ciento de los RTDS reconocieron tener prejuicios contra las personas con obesidad. Además, el 63 por ciento de los profesionales sanitarios no percibe la obesidad como una enfermedad crónica.
En palabras de la doctora Susana Monereo, miembro de OPEN España y responsable de la Unidad de Obesidad, Metabólico y Endocrino del Hospital Ruber Internacional (Madrid), “este dato era esperable y no es más que el reflejo del desconocimiento sobre esta enfermedad que
también existe a nivel social. Es evidente, falta conciencia de enfermedad”. Por ello, aún no se adoptado plenamente la concepción de la obesidad como una enfermedad crónica.
La obesidad como una enfermedad crónica
Ahondando sobre la percepción de la obesidad como una enfermedad crónica, cabe reseñar que
un 23 por ciento de los profesionales sanitarios clasifica la obesidad como un proceso reversible. Además, creen que es consecuencia de unas malas elecciones personales activas y habituales por parte del sujeto. Por otra parte, para un 15 por ciento es una enfermedad temporal causada por multitud de factores. Otro 14 por ciento la describe como un proceso reversible causado por las circunstancias que rodean a una persona (bajo nivel socioeconómico, falta de espacios verdes, etc.). Finalmente, un 9 por ciento se refiere a la obesidad como un proceso reversible causado por un mal estado de salud general.
Como pone de manifiesto la encuesta, otra de las asignaturas pendientes en nuestro país, al igual que en el resto, es la formación.
Sólo un 46 por ciento de los PS asegura haber recibido 20 horas o más de formación en obesidad como parte de su formación médica. “La obesidad es el tercer factor prevenible que más reduce la calidad de vida”, señala Felipe Casanueva, miembro de OPEN España y profesor emérito de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela. Por tanto, “la formación de todos los profesionales sanitarios al respecto es imprescindible tanto para mejorar la calidad de vida de los pacientes como su supervivencia”.