La palabra cáncer sigue generando mucho temor. Los avances conseguidos en estos últimos años han hecho que aumente el número de largos supervivientes. Para Enriqueta Felip, presidenta de la
Sociedad Española de Oncología Médica, la Oncología está viviendo su época dorada en cuanto a la rapidez con la que está evolucionando y mejorando.
¿Qué salud tiene la Oncología española?
La Oncología en nuestro país está en uno de sus mejores momentos. Contamos con numerosos líderes de opinión a nivel internacional con apellido español. Además, España es uno de los principales países en números de reclutamiento de pacientes en ensayos clínicos, lo que hace que la investigación clínica en España esté a la vanguardia. A esto hay que sumar que contamos con una muy buena generación de oncólogos jóvenes que vienen pisando fuerte. Han tenido la oportunidad de hacer un itinerario formativo en Oncología de gran calidad, opciones de salir al extranjero a centros internacionales de referencia y han aprendido a trabajar en equipo. En este sentido, la Oncología española late con fuerza.
¿Cómo ha evolucionado la patología oncológica en los últimos años?
Podemos afirmar que la Oncología es una especialidad que está en continua expansión. Hemos vivido una auténtica revolución tanto en la forma en la que diagnosticamos el cáncer con la mejora en las técnicas de imagen, en la detección precoz, técnicas moleculares… como en la forma en la que lo tratamos, con nuevas terapias dirigidas, inmunoterapia y terapia celular. La Oncología está viviendo su época dorada en cuanto a la rapidez con la que está evolucionando y mejorando. El tener un número creciente año a año de pacientes largos supervivientes de cáncer es un buen ejemplo de ello.
¿Cómo se aborda el manejo de los largos supervivientes?
Los largos supervivientes en Oncología son una clara consecuencia de la mejora en los tratamientos y es una nueva realidad a la que debemos adaptarnos para garantizar una atención de calidad. Las necesidades de estos pacientes son distintas a las de los pacientes en tratamiento activo: secuelas de tratamientos, reincorporación laboral y social, rehabilitación física, salud cardiovascular, detección de recaídas... Existen en muy pocos hospitales todavía unidades específicas de atención a largos supervivientes. En este sentido, hay países que nos llevan ventaja, como EEUU, Canadá, Australia o Reino Unido. Desde
SEOM hemos trabajado mucho en hacer unas guías de atención a largos supervivientes en Oncología y se está intentando implantar un plan asistencial a nivel nacional.
¿Qué papel tiene Atención Primaria en el seguimiento de estos pacientes?
El papel de Atención Primaria en la atención a largos supervivientes de cáncer es clave. Existen distintos modelos de atención a estos pacientes, algunos de los cuales integran a Atención Primaria como agente activo en el seguimiento de los pacientes. Esto facilita enormemente el poder “descargar” la labor asistencial de los servicios de Oncología. Además, los pacientes largos supervivientes suelen tener unas necesidades que requieren un seguimiento estrecho y continuo: dolor crónico, salud cardiovascular, rehabilitación… Atención Primaria puede ser el escenario ideal para llevarlo a cabo, siempre en colaboración con los oncólogos y por supuesto, si se dota a Atención Primaria de los recursos suficientes para llevar esto a cabo.
¿Cuáles son las patologías más frecuentes en estos pacientes?
Una de las principales causas de muerte en largos supervivientes de cáncer son las enfermedades cardiovasculares. Además de astenia crónica, desacondicionamiento físico, dolor crónico, depresión, ansiedad o infertilidad.
¿Cómo es su calidad de vida?
Tras superar un cáncer, se abre una nueva etapa en la que los pacientes pasan a vivir una nueva normalidad. La calidad de vida pocas veces vuelve a ser como era antes del diagnóstico del cáncer. Y muchas veces esto genera problemas psicológicos de adaptación que hacen que los largos supervivientes tengan problemas para la reincorporación a la vida social y laboral. Esto es algo que se debe trabajar desde el principio, desde el diagnóstico.
¿Qué posibilidades hay de recidivas?
El riesgo de recidiva depende completamente del tipo de cáncer. Hay tumores donde el riesgo de recaída es alto, que varía desde un 30 a un 60 por ciento en los primeros 5 años, como son el cáncer de pulmón, tumores digestivos o algunos tipos más agresivos de cáncer de mama HER2 o triple negativo. En otros tumores en cambio el riesgo es menor del 20 por ciento, pero se mantiene durante más tiempo y puede haber recaídas tardías, como sucede en el cáncer de mama luminal, cáncer de próstata o incluso cáncer de colon.
¿Cómo se maneja la salud reproductiva en estos pacientes?
En los pacientes más jóvenes que se diagnostican de cáncer, en algunos hospitales se dispone de unidades de fertilidad que aconsejan y diseñan planes de preservación de fertilidad, como la criopreservación de ovocitos en las mujeres. No obstante, hay que tener en cuenta que entre un 40-60 por ciento de los pacientes con cáncer que reciben poliquimioterapia pueden tener como secuela una esterilidad irreversible. El deseo genésico es un asunto importante que se debe abordar también desde el diagnóstico, para dar opción a que los pacientes puedan tener la opción de planificar.
Y, ¿su apoyo personal/psicológico?
Las unidades de Psicooncología hacen una labor excepcional con los pacientes que lo precisan. Hay muchos pacientes que desconocen que tienen a su disposición este servicio y otros no lo demandan por miedo o por tabú a ir al psicólogo. En cambio, cuando lo ofrecemos, muchos de ellos se sienten aliviados de saber que tienen esa opción. El apoyo familiar también es clave, por supuesto.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan los oncólogos?
La especialidad cada vez se ha vuelto más compleja conforme ha avanzado la investigación en Oncología. Actualmente, a los oncólogos se les exige formación en biología molecular, bioinformática, inmunología… La subespecialización es una realidad. Por ejemplo, dos tumores de pulmón, aunque tengan el mismo origen, pueden no tratarse igual. El reto principal es estar actualizado y al día de las últimas novedades diagnóstico-terapéuticas. Otro reto es el acceso a financiación para llevar a cabo proyectos de investigación. Cada vez se necesita más inversión pública y privada para poder investigar. Por último, no por ello menos importante, los oncólogos se enfrentan al reto de conseguir una estabilidad laboral suficiente que les permita desarrollar su carrera profesional y científica. La sobrecarga asistencial actual es un problema real.
¿Es buena la formación de los oncólogos españoles?, ¿redunda en una mejor asistencia?
El sistema de formación MIR español es uno de los mejores de Europa y hay países que toman este sistema como modelo. El itinerario formativo de los residentes de Oncología Médica es cada vez más completo, con formación en biología molecular, terapia celular, ensayos clínicos, cuidados paliativos... Esto hace que los oncólogos españoles estén bien valorados dentro y fuera de nuestro país al terminar la residencia. Y por supuesto, esto redunda en una mejor asistencia en los pacientes con cáncer.
¿Qué piden a las administraciones para seguir avanzando?
Pedimos disponer de más recursos que permitan tener plantillas estables en los Servicios de Oncología, desde el punto de vista laboral. También, que aumenten los fondos que se destinan a investigación, una pieza clave en nuestra especialidad. La Administración también juega un papel clave en garantizar el acceso a los fármacos más novedosos.
¿Qué está aportando la Medicina de Precisión a la Oncología?
El principal cambio que ha tenido la patología ha sido la introducción de la llamada Medicina de Precisión tanto en el diagnóstico como en el tratamiento del cáncer. Las técnicas moleculares nos han permitido conocer mejor la enfermedad, subclasificar un alto porcentaje de tumores e individualizar así el tratamiento. Esto ha venido de la mano de una revolución en los tratamientos oncológicos. Hemos pasado de la quimioterapia para todos, a disponer de muchas terapias dirigidas, fármacos orales, inmunoterapia, anticuerpos conjugados… y más que está por venir.
¿Hay equidad en la implantación de los nuevos tratamientos en las distintas comunidades? Dependiendo de donde vivas, ¿recibirás una mejor o peor atención?
Desafortunadamente, existen diferencias entre comunidades autónomas en nuestro país. Después de que un fármaco se aprueba por las agencias reguladoras, el proceso de aprobación farmacológica debe pasar un posterior filtro a nivel autonómico. Esto puede provocar diferentes inequidades entre las comunidades autónomas, pero incluso entre hospitales dentro de la misma comunidad. Existen diferencias en el proceso entre comunidades autónomas, ya que no hay una armonización en estos criterios, especialmente en las situaciones que el fármaco está autorizado a nivel estatal pero no financiado. Intentamos trabajar en red y facilitar lo máximo posible la derivación de pacientes entre centros, especialmente para la participación en ensayos clínicos, pues estos suelen estar abiertos normalmente en centros de referencia.
Tras la experiencia en tumores hematológicos, ¿qué papel tienen las CAR-T en tumores sólidos?
Por el momento, el desarrollo de la terapia CAR-T en tumores sólidos sigue en una fase preliminar y solo disponemos de pequeños ensayos clínicos de fase 1 en distintos tumores. Un metaanálisis recientemente publicado de terapia CAR-T en tumores sólidos mostraba un porcentaje global de respuesta menor del 15 por ciento y con un alto porcentaje de eventos adversos, por lo que todavía hay mucho margen de mejora. A diferencia de las neoplasias hematológicas, donde suele existir una clonalidad celular que facilita el identificar un antígeno diana, en los tumores sólidos existe una gran heterogeneidad que dificulta mucho el hacer de los CAR-T una terapia tan altamente específica. Se está trabajando para desarrollar una terapia celular capaz de reconocer varios antígenos de forma simultánea.
En cuanto a la prevención, ¿cómo se ha avanzado?
Hemos avanzado en algunos tumores donde ya se ha implantado el cribado poblacional, como es el cáncer de mama, el cáncer de colon o el cáncer de cuello uterino. No obstante, de nuevo depende mucho de las comunidades autónomas el llevarlo a cabo y gestionarlo. La pandemia de la COVID-19 ha hecho mucha mella en este sentido. El año 2020 generó un parón en los programas de cribado del que todavía nos estamos recuperando. En otros tumores, como el cáncer de pulmón, parece que empezamos a tener evidencia de que un TAC de baja dosis de radiación en pacientes con antecedentes de un alto consumo de tabaco podría ser beneficioso en la detección precoz de tumores de pulmón, pero todavía estamos lejos de un cribado poblacional como existe en otros tumores.
¿Qué queda por hacer?
Aunque no lo parezca después de todo lo que hemos comentado, queda mucho por hacer. Lo primero, mejorar en prevención primaria basada en la educación sanitaria en determinados estilos de vida, tabaquismo, sedentarismo, obesidad, alimentación… que se asocian a un mayor riesgo de cáncer. Lo segundo, seguir investigando sin olvidar aquellos tumores donde todavía la supervivencia a 5 años es muy baja, como el cáncer de páncreas, sarcomas o tumores del SNC. Y tercero, trabajar por un sistema sanitario lo más sostenible posible que sea capaz de asumir e integrar los últimos avances en Oncología de una manera coste-eficiente. Destinar fondos a investigación en Oncología es invertir en un futuro cada vez más próximo.
¿Sigue dando miedo la palabra cáncer?
Sigue dando miedo, sí. Hay un estigma en todo lo que rodea al cáncer. Por mucho que hayamos avanzado en el diagnóstico y en los tratamientos, la palabra cáncer sigue generando mucho temor. En este sentido, las asociaciones de pacientes hacen una labor encomiable en visibilizar y normalizar el cáncer.