En todo el mundo, las fracturas derivadas de la osteoporosis, conocidas como
“fracturas por fragilidad”, afectan a 1 de cada 3 mujeres. Aunque también a
1 de cada 5 hombres de 50 años o más. De hecho,
hacia los 70 años la descalcificación es similar en ambos sexos. Este es un problema especialmente preocupante en España, donde la osteoporosis es más prevalente que en el resto de la Unión Europea.
No obstante, el aumento previsto de
la incidencia de las fracturas en España es del 28,8 por ciento. Se trata de una cifra superior a las predicciones para la media continental, que es del 23,3 por ciento.
Ante estas cifras, y para concienciar sobre esta enfermedad con motivo del Día Mundial de la Osteoporosis, Grünenthal ha elaborado la
infografía “Huesos duros de romper”. Se trata de un recurso visual y didáctico con el que se muestra cómo puede afectar a diferentes colectivos la fragilidad ósea y qué problemas de salud puede llevar aparejados.
La osteoporosis es más prevalente en España
Entre las conclusiones de este informe, está el hecho de que la osteoporosis es más prevalente en España, y esto lleva unas consecuencias asociadas. Así, se sabe que
la carga de fracturas por fragilidad en España es similar a la de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Incluso supera a la del ictus isquémico. Además, los pacientes que sufren fracturas por fragilidad dependen de los cuidados de sus familiares y amigos.
Por otra parte, existen enfermedades comunes asociadas a la pérdida de masa ósea y a las fracturas por fragilidad. Entre estas comorbilidades figuran la enfermedad renal crónica, diabetes, demencia, EPOC, hipogonadismo, enfermedad inflamatoria intestinal (EII), celiaquía, artritis reumatoide, entre otras.
Por todo ello, es muy importante estar atento a las señales de alerta que pueden indicar la existencia de fractura vertebral en personas de más de 50 años. Algunas son la
espalda encorvada o una pérdida de estatura superior a los 3 cm. Y más importante aún es la prevención. Esta pasa por factores como
llevar un estilo de vida saludable, conocer los factores de riesgo personal, realizar una evaluación periódica de la salud ósea, tomar medicación para fortalecer los huesos y prevenir las caídas.