En el momento del diagnóstico de la diabetes tipo 2, los pacientes padecen miedo ante las posibles complicaciones en el curso de la enfermedad con un importante potencial para limitar su calidad de vida, como, por ejemplo, eventos cardiovasculares, arteriopatía periférica, insuficiencia renal crónica, que…
En el momento del diagnóstico de la diabetes tipo 2, los pacientes padecen miedo ante las posibles complicaciones en el curso de la enfermedad con un importante potencial para limitar su calidad de vida, como, por ejemplo, eventos cardiovasculares, arteriopatía periférica, insuficiencia renal crónica, que pueda desembocar en la necesidad de diálisis renal... También presentan dudas y miedos en torno al tratamiento, sobre todo la aparición de hipoglucemias.
En líneas generales, el paciente que por primera vez recibe el diagnóstico de diabetes no es consciente del alcance de su enfermedad. Al tratarse de una patología crónica que no provoca sintomatología se debe recalcar como el tratamiento principal debe ser la dieta y el ejercicio para evitar la aparición de complicaciones crónicas en órganos como el riñón, las piernas, el corazón,... Tal vez el principal miedo que manifiesta el paciente sea la necesidad o no de tener que “pincharse” insulina, y si la medicación debe ser de por vida.
Así, los pacientes suelen consultar más al médico y al personal de enfermería, donde tienen la consulta programada para sus controles y es cuando consultan sus dudas.
Asumir el control
De hecho, es en el centro de salud donde consultan sus dudas sobre la enfermedad, por lo que la relación médico-paciente es fundamental en el manejo de la diabetes e influye decisivamente en la vivencia emocional de la enfermedad, en la manera en que los pacientes asumen el control y desarrollan estrategias para tomar sus propias decisiones sobre el tratamiento adaptándolo a su estilo vida. También los pacientes solicitan información a los farmacéuticos y a otros pacientes ya diabéticos. Ahora, con los avances en el manejo en los dispositivos móviles, las webs y foros los pacientes y familiares obtienen ayuda.
Indudablemente, es el profesional sanitario a quien más acuden los pacientes a consultar sus dudas sobre el problema de la diabetes. Aunque por otro lado los profesionales de las oficinas de farmacia, las asociaciones de pacientes y los familiares constituyen una fuente de consulta importante. Existen estudios que cuantifican los datos con respecto a las fuentes de la información en salud a la que acuden los enfermos. Así los médicos y profesionales sanitarios son consultados en un 87,7% de los casos y con un nivel de confianza del 90%; los farmacéuticos en un 67,1% y un nivel de confianza del 80%; internet en un 53,8% y un nivel de confianza del 38%, y las redes sociales en un 22,3% y con un grado de confianza del 13%.
Mayor y mejor información
Y es que los pacientes cada vez quieren estar mejor informados y, por eso, utilizan internet para recibir información sobre su enfermedad. Pero además pueden intercambiar esa información con otros pacientes a través del concepto de web 2.0 y de las redes sociales. Es bueno el intercambio de información y de conocimiento, tanto entre los pacientes como con su médico que le atiende. Como no toda la información resulta fiable, debe ser el médico el que debe conocer cuáles son los criterios de calidad que deben de tener las webs de salud establecidas por la Unión Europea en el año 2002. Los pacientes deben conocer que toda publicación en salud que sea fiable debe ir avalada por el sello HONcode o por la web médica acreditada.
Así, una de las ventajas es que la información es accesible en formatos llamativos y vistosos, con semántica atractiva y que atraen la atención de ciertos sectores de la sociedad. La parte de iconografía e imágenes les facilita la comprensión de la enfermedad. La experiencia y vivencias de otros pacientes y consejos de expertos les ayuda a no sentirse perdidos. Por el contrario, hay que destacar que el problema de internet es que la información recibida sobre dicho tema no siempre es clara, veraz y de fácil aplicación e interpretación. La información que se ofrece va generalmente dirigida a un público que no es del ámbito sanitario y que puede carecer de unos conocimientos científicos que le impidan ser crítico con la información recibida.
Cumplimiento
Las medidas higiénico-dietéticas siempre resultan difíciles de cumplir a todos los pacientes, y más a los diabéticos. Son medidas que se deben implementar para toda la vida, por eso resultaría más fácil hablarle al paciente de cambios en los hábitos y estilos de vida. La actividad física reglada es difícil para los pacientes mayores y que han sido inactivos durante mucho tiempo. La restricción de hidratos de carbono también, porque no se asocian con la presencia de glucosa en esos alimentos
Entre las medidas higiénico-dietéticas que más les cuesta seguir a los enfermos es la dieta. Por eso, la educación diabetológica debe ser iniciada por el médico y enfermería, explicándoles las principales fuentes de hidratos de carbono y las que no llevan hidratos. La dieta pobre en hidratos de carbono conlleva dificultad para el paciente por ser compleja inicialmente y por el hecho de que se deba comer a horarios ordenados.
El ejercicio es la la medida higiénico-dietética que menor adherencia consigue, debido a una falta de ejercicio estructurado y mantenido a lo largo del tiempo por diferentes motivos como es la edad avanzada de muchos pacientes y la dificultad para la movilidad debido a diferentes patologías asociadas (poliartrosis, obesidad,…).
Con respecto a la insulinización, aunque inicialmente plantea muchos problemas, con esfuerzo y apoyo de enfermería progresivamente se va aceptando y es más fácil cada vez.
Apoyo familiar
En este contexto, el apoyo del núcleo familiar del paciente con diabetes tipo 2 es importante para modificar sus estilos de vida hacia uno más saludable, ya que, de otro modo, resultará mucho más difícil que el paciente los mantenga en el tiempo.
Así, la familia debe ser una ayuda en el control y el mantenimiento de los comportamientos alimentarios. Además, al asociarse genéticamente la presencia de diabetes como agregación familiar resultaría más fácil el llevar a cabo la alimentación, si todos los miembros de la familia la cumpliesen. Hay que tener en cuenta que la familia y el entorno cercano es consultado en sus dudas por las personas con diabetes en un 57,6% de los casos y el nivel de confianza que tienen es del 52%.
El conocimiento de la diabetes en su conjunto no puede ser solo responsabilidad del paciente. Por tanto, el apoyo familiar y del cuidador mejora de forma significativa la calidad de vida del paciente y la percepción que los propios pacientes tienen de la enfermedad.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina de Familia Pedro Manuel Román Morata, María Concepción Melgarejo Moreno, Juan Aliaga López, Antonio Molina Vargas, Ascensión García Illan y María Cruz Villalba García, del Hospital de la Vega Lorenzo Guirao; Matías Cegarra Ortiz, Silvia Hernández Hernández, María Luisa Rodríguez García, Martín López Marín, Tomás Gómez Bonillo y el endocrinólogo José Francisco López Martínez; del Hospital D. Rafael Méndez; Francisco Javier Hernández Martín, José Vicente Lafarga Pitarch, Javier Minuesa Cortijo, Pedro Andreu Morales y Fernando Martínez Martínez, de Cuenca, Carlos Santos Altozano y Eduardo Serrano Paz, los internistas Javier Mateos Hernández y Pedro Tomás Tobaruela y el endocrinólogo Mubarak Alramadan, de Guadalajara.