Con la llegada del verano hay muchas personas que apuran con la llamada operación bikini y optar por dietas a corto plazo, sin embargo, estas suelen estar abocadas al fracaso. Ana de Hollanda, coordinadora del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) señala que
las dietas de verano a corto plazo son contraproducentes. “Una dieta, mejor dicho, un cambio en el estilo de vida, se hace durante un período de tiempo largo o de forma indefinida. Por eso, si se vuelve a los malos hábitos previos y, al año siguiente, vuelta a empezar, estos ciclos no son buenos para nuestra salud física”.
Entre otras consecuencias, señala el
efecto “yo-yo”, una mayor frustración, sensación de fracaso y problemas de autoestima. “Aquella persona que se plantee dietas a corto plazo, con casi total seguridad, acabará en fracaso a largo plazo”, sentencia esta especialista.
Claves para dietas de verano saludables
Para
una buena dieta, la experta de SEEN insiste en que es fundamental
conocer el estado nutricional de la persona. Todo con el fin de evaluar si es necesario bajar de peso y cuánto se debe perder para tener un peso saludable. Para ello, la endocrinóloga hace hincapié en la importancia de acudir a un profesional.
La coordinadora del Área de Obesidad de la SEEN subraya también la importancia de considerar
cuál debe ser el ritmo de pérdida de peso para llevar el tratamiento a cabo de forma segura con el fin de evitar complicaciones. Igualmente, el realizar planes de alimentación equilibradas, evitando aquellas que eliminan completamente algunos grupos de alimentos y obligan a tomar suplementos de vitaminas y minerales, ya que pueden ocasionar complicaciones.
No obstante, la endocrinóloga especifica que “
cualquier momento del año es apropiado para cuidarse y realizar una dieta saludable” y desaconseja por completo las campañas “operación bikini”, “retos de corto plazo” y “comparaciones antes/después”.
Por último, en cuanto a las características que deben reunir los alimentos que ingerimos en verano, la experta remarca que la alimentación debe ser más rica en productos con mayor contenido en agua: “es aconsejable cambiar un producto como un plato de cuchara, propio de las épocas frías, por ensaladas, gazpachos, y verduras, entre otros”. La endocrinóloga incide en que durante los meses de más calor es esencial aumentar la ingesta de alimentos de origen vegetal (frutas, hortalizas y verduras) por su alto contenido en agua, que se sitúa entre el 80 y el 90 por ciento.