La SER elabora un vídeo para profundizar en las claves de la sarcoidosis

La Sociedad Española de Reumatología y la Asociación Nacional de Enfermos de Sarcoidosis (ANES) han lanzado un vídeo sobre las claves de la sarcoidosis en el marco de la campaña ‘Ponle Nombre al Reuma’. Para la presidenta de la Asociación ANES, Patricia Nogueira, “la divulgación y concienciación de esta enfermedad y todo lo que conlleva es muy importante. La implicación de las distintas sociedades médicas que fomente la investigación en nuevos tratamientos menos agresivos es fundamental. Todo ello a la vez que los equipos multidisciplinares en relación a la información que todo nuevo paciente diagnosticado debe tener”. Una de las primeras claves de la sarcoidosis la aclara María García González, portavoz de la SER y reumatóloga del Hospital Universitario de Canarias. “No existe cura para la sarcoidosis y su manejo puede ser complejo. En algunos casos desaparece pasado un tiempo y en otros se cronifica. El tratamiento de primera línea está basado en corticoides, pero su uso continuado puede tener efectos secundarios. También se pueden utilizar inmunosupresores como el metotrexato y las terapias anti TNF alfa. Sin embargo, la evidencia científica es escasa, por lo que se requiere mayor investigación”. A los pacientes se les recomienda también recurrir a la fisioterapia y a terapia psicológica en caso de necesitarlo, acompañado siempre de hábitos de vida saludables (dieta mediterránea, ejercicio físico y descanso) y, sobre todo, acudir a las asociaciones de pacientes, que ofrecen una labor y apoyo fundamental.

Claves de la sarcoidosis

Entre las claves de la sarcoidosis hay que destacar que aunque se desconoce su causa, algunas personas parecen tener una predisposición genética a desarrollar la enfermedad. Pese a ello, puede ser desencadenada por agentes ambientales, como algunas bacterias o sustancias químicas. Cabe recordar que la sarcoidosis es una enfermedad “rara”, con una frecuencia de entre 10 y 20 casos por 100.000 habitantes y sus manifestaciones clínicas suelen aparecer entre los 20 y los 60 años, con una propensión mayor en mujeres. Por su singularidad, su sospecha y diagnóstico es complicado y muchas veces se precisa una biopsia del órgano afectado.