'La terapia celular y el trasplante pueden ser, en muchos pacientes, tratamientos complementarios”, subrayó el doctor Sergio A Giralt en la conferencia que impartió en el marco del Congreso de la LXIII de la SEHH y del XXXVII de la SETH que concluye hoy en Pamplona.
Un evento en el que han participado más de 1.300 especialistas nacionales e internacionales de forma presencial y otros 1.000 en medio virtual y donde se ha puesto en valor el papel de la hematología en general y en concreto en la pandemia de la Covid-19.
Giralt, en el marco de su intervención en la conferencia Ciril Rozman, hizo una revisión del pasado, el presente y el futuro del trasplante celular hematopoyético para el tratamiento de neoplasias malignas en la era de la terapia celular.
Considera que para realizar esta revisión es fundamental echar la vista atrás; recordar de dónde venimos, en qué situación nos encontrábamos hace tan solo 4 o 5 décadas. “No hay que olvidar que las primeros comunicaciones que motivaron que el doctor Rozman se interesara por el trasplante celular hematopoyético se publicaron a principios de los años 80”.
Lamentó que en EE.UU. solo el 30% de las personas candidatas a trasplantes de células hematopoyéticas se benefician de este avance terapéutico. Este porcentaje es aún inferior entre las minorías étnicas.
El investigador de origen venezolano en su Conferencia Ciril Rozman.[/caption]
Sobre la aportación de las nuevas terapias celulares en el ámbito del trasplante, el experto venezolano subrayó que actualmente existe la posibilidad de que los pacientes puedan recibir terapia celular antes de someterse a un trasplante autólogo, concretamente en linfoma.
Fenómenos de injerto
“Con más de 40 años de experiencia, el trasplante de células progenitoras hematopoyéticas ha podido explotar los fenómenos de injerto contra tumor e intensidad de las dosis de manera exitosa en un gran número de pacientes”, señaló Giralt. En concreto, explicó el especialista, “en ese momento, de los primeros 100 pacientes con leucemia aguda que recibieron tratamiento con trasplante, el mayor tenía 30 años, pero ahora tratamos a pacientes de más de 60 años con regímenes de intensidad reducida”. En aquella época, como expuso Giralt, la mortalidad asociada al trasplante era casi el 40%, mientras que ahora es el 20% e incluso se reduce hasta el 5% en pacientes con buen pronóstico. “Antes solo se podía trasplantar a pacientes que tuvieran hermanos donantes. Sin embargo, actualmente todo el mundo tiene donante, ya sea de un familiar o gracias a células multipotentes del cordón umbilical”. [caption id='attachment_237119' align='alignright' width='532']