La Cámara de Comercio de Estados Unidos en España elabora el informe ‘El valor de la innovación sanitaria en España y sus retos’
La innovación sanitaria necesita un marco regulatorio estable y estatal con un sistema transparente en la toma de decisiones, según han defendido Jordi Martí y Francisco de Paula Rodríguez, portavoces del grupo de trabajo de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España (AmChamSpain), que ha elaborado el informe ‘El valor de la innovación sanitaria en España y sus retos’. Según han destacado, el documento recoge una serie de propuestas de la industria farmacéutica y de tecnología sanitaria para optimizar la eficiencia del sistema sanitario español. Los representantes de AmChamSpain han reclamado una mayor protección para la innovación en el ámbito sanitario.
Jordi Martí ha defendido que se vea “la innovación en el ámbito farmacéutico y tecnológico como una inversión y no como un gasto”, ya que “contribuye a mejorar los resultados en salud y la calidad de vida de los ciudadanos, favorece la sostenibilidad del sistema sanitario y contribuye al progreso social y económico, además de permitir un ahorro importante en el sistema público de salud gracias a la mayor eficiencia de los tratamientos innovadores”.
Entre la información aportada por el documento presentado por AmChamSpain destacan los casi mil millones de euros de inversión privada que realiza el sector farmacéutico o la reducción del 67% en el riesgo de infecciones en el entorno sanitario gracias a los nuevos dispositivos de seguridad. Otra de las conclusiones destacadas es que los fármacos innovadores han conseguido reducir el índice de mortalidad del cáncer un 30% entre 1995 y 2003.
Seis retos y siete acciones
En la presentación del informe, Jordi Martí ha enumerado una serie de retos y acciones para mejorar el sector innovador. Entre los retos a afrontar ha destacado seis:
1. Protección de la innovación: cualquier impacto sobre una patente, tanto farmacéutica como tecnológica, genera confusión en la industria. Es necesario fomentar la innovación para evitar el desarrollo exclusivo de genéricos, etc. Es crítico seguir protegiendo la innovación.
2. La insuficiente involucración del paciente: la innovación permite promover la corresponsabilidad del paciente en su propio tratamiento. La sanidad del paciente debe abordarse de una forma global, la comunicación médico-paciente, la adherencia, etc. Existen ciertas ineficiencias del sistema que afectan a la calidad de la asistencia y los costes.
3. El rol de los médicos: frente a la robótica, por ejemplo, por el incremento de guías, de indicadores, protocolos, etc. No debe disminuir el protagonismo del médico.
4. Las inequidades en el acceso: con barreras regionales y locales en el ámbito hospitalario. La capacidad de acceso a la innovación depende del código postal, y es necesario buscar fórmulas para paliar esta situación. Existe cierta disparidad en la toma de decisiones, hay incumplimiento de plazos legales, sobre todo en la factura farmacéutica.
5. Colaboración entre los diferentes agentes del sector: es necesario estimular la colaboración público-privada.
6. Faltan criterios estratégicos: las decisiones suelen tomarse siempre con el criterio exclusivo del decisor. Hay que tomar decisiones a medio plazo y buscar la calidad y no solo medir y comparar costes.
Frente a estos seis retos, Jordi Martí ha enumerado siete acciones a desarrollar:
1. Protección de la innovación: en función del valor que aportan y no solo por su coste. A todos los niveles, beneficios directos sobre el paciente e indirectos.
2. Centralidad del paciente: incorporarle a la toma de decisiones. Destaca la figura del paciente informado.
3. Criterio médico: debe ser el eje en el abordaje de la salud, es clave.
4. Amortización de las evaluaciones de los fármacos: el mismo medicamento pasa por diferentes criterios, debería trabajarse en red y de forma mucho más colaborativa.
5. Transparencia en la toma de decisiones: es necesario garantizar la eficacia normativa que evite retrasos.
6. Establecimiento de criterios estratégicos: deben tener objetivos medibles, con criterios bien definidos respecto a lo que se quiere medir, el método y cómo se va a comparar para conseguir mejoras en cualquier actuación terapéutica. Por ello, es necesario establecer sistemas de evaluación de resultados en salud.
7. Para adoptar estas innovaciones en el SNS, es necesaria la colaboración permanente entre todos los agentes que están en torno al paciente: industria farmacéutica y tecnológica, así como otros agentes que trabajan por la salud del paciente, siempre centrado en el valor, y no solo en el coste.
Las agencias de evaluación y las patentes, clave para fomentar la investigación
Eva Fariña
28 de septiembre 2017. 4:04 pm