Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) ha demostrado que las bacterias resistentes pueden ser tratadas con las terapias disponibles actualmente. En un estudio publicado en la revista ‘Science’, los científicas muestran que las bacterias agresivas pueden ser controladas, pero solo si los se…
Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) ha demostrado que las bacterias resistentes pueden ser tratadas con las terapias disponibles actualmente. En un estudio publicado en la revista 'Science', los científicas muestran que las bacterias agresivas pueden ser controladas, pero solo si los se administra el tratamiento dentro de un corto período de tiempo.
Como todos los organismos vivos, las bacterias desarrollan defensas contra los elementos hostiles de su entorno. Una táctica común es la tolerancia, es decir, permanecer inactivo durante el tratamiento con antibióticos. De esta manera, las bacterias evitan estas terapias porque los antibióticos solo pueden detectar y matar a los objetivos en crecimiento. Sin embargo, esta etapa intermedia llamada tolerancia a los antibióticos dura solo unos pocos días y no puede ser detectada en laboratorios estándar.
Por lo tanto, los médicos pierden la ventana de tolerancia y con ella la oportunidad de tratar una infección grave antes de que se vuelva completamente resistente. Esta corta ventana no afecta a la mayoría de los adultos sanos, pero para aquellos pacientes que luchan contra una infección sanguínea con un sistema inmune debilitado, esta ventana es crítica y podría significar la diferencia entre la vida y la muerte.
En un estudio anterior, estos mismos investigadores estudiaron las bacterias controladas por el laboratorio. Desarrollaron un modelo matemático que describió, midió y predijo exitosamente cuándo las bacterias desarrollarían tolerancia a un antibiótico en particular. Además, observaron que cuando las bacterias desarrollaban tolerancia a un antibiótico eran más propensas a desarrollar tolerancia a otros antibióticos.
'Observamos que las bacterias adquirieron tolerancia en pocos días. Estas mutaciones entonces actuaron como un peldaño para adquirir resistencia y, finalmente, el fracaso del tratamiento', explica Nathalie Balaban, una de las directoras de esta investigación.
Ahora, han repetido tanto su estudio como su técnica de prueba de tolerancia, pero esta vez analizaron muestras bacterianas diarias de pacientes hospitalizados con infecciones por 'Staphylococcus aureus' resistente a la meticilina (MRSA). El patrón que encontraron fue sorprendentemente similar a sus hallazgos de laboratorio: primero, las bacterias de los pacientes desarrollaron tolerancia, luego resistencia, y finalmente el tratamiento con antibióticos falló.
Balaban cree que los mismos procesos evolutivos involucrados en el desarrollo de la tolerancia y la resistencia a los antibióticos probablemente estén en juego en el cáncer y podrían ser usados para su tratamiento. 'Por ejemplo, las células tumorales podrían primero volverse tolerantes a la quimioterapia, desarrollar resistencia a ella y luego desarrollar resistencia a otros medicamentos para el cáncer también', hipotetiza.
A corto plazo, los investigadores quieren dar una nueva esperanza a los pacientes con estas graves infecciones, animando a los centros médicos a adoptar la prueba de laboratorio que han desarrollado y que mide la tolerancia a los antibióticos. Esta lectura permitiría a los facultativos detectar rápida y fácilmente si las bacterias de un paciente son tolerantes a un tratamiento antibiótico planificado antes de ser administrado.
Además, basándose en el perfil bacteriano del paciente, los médicos podrían seleccionar manualmente los antibióticos con una mayor probabilidad de éxito que, como se hace actualmente, eligen a ciegas los antibióticos para los que el paciente ya ha desarrollado una tolerancia. 'Usar la combinación correcta de medicamentos antibióticos disponibles al principio podría aumentar drásticamente la tasa de supervivencia de un paciente antes de que la infección se vuelva tolerante a todos los antibióticos de nuestro arsenal', concluye Balaban.