Las grandes articulaciones y la espalda son las zonas potencialmente más afectadas por la sensibilización central, pero este síndrome también se puede desencadenar en otras zonas, después de ciertos problemas concretos, como, por ejemplo, un esguince de tobillo importante, una fascitis, etc. Otra ubicación habitual…
Las grandes articulaciones y la espalda son las zonas potencialmente más afectadas por la sensibilización central, pero este síndrome también se puede desencadenar en otras zonas, después de ciertos problemas concretos, como, por ejemplo, un esguince de tobillo importante, una fascitis, etc. Otra ubicación habitual es la articulación de las cuencas de las manos, donde se pueden producir síndromes neuropáticos con sensibilización central, según indica Luis García-Giralda, médico del Centro de Salud San Juan de Murcia.
Este facultativo opina que “hasta ahora el problema ha sido que siempre se ha pensado en dolor como el síntoma que se iniciaba en un foco concreto, y al tratar ese foco, el dolor desaparece”. “Cuando el dolor se cronifica, deja de ser local, se generaliza y afecta al sistema nervioso central, por lo que debemos cambiar nuestra forma de abordar el dolor, y todavía no estamos acostumbrados. Es muy frecuente que nuestros pacientes con sensibilización central se cronifiquen, pero aún no estamos preparados mentalmente para entenderlo y poder abordarlo de forma adecuada”.
Tratamiento más habitual
El Dr. García-Giralda considera que también se debe cambiar la forma de plantear el tratamiento de la sensibilización central. “Si no abordamos mejor el tratamiento y no modificamos la forma de tratar este síndrome, nos vamos a estrellar, que es lo que nos pasa todos los días. No estamos solucionando el problema, porque trabajamos con analgésicos puros, cuando tendríamos que estar empleando otros fármacos que actúen a nivel de la médula o a nivel encefálico. El problema está a nivel de la médula espinal, por lo que los fármacos más adecuados son los neurotransmisores. Tenemos fármacos muy sencillos y de uso fácil en Atención Primaria, siempre y cuando el médico tenga claro que el paciente tiene síntomas de sensibilización central”.
Este facultativo aporta también otras opciones terapéuticas para los pacientes con este trastorno, como pueden ser medicamentos que mejoran la calidad del sueño, un factor fundamental, “porque es una retroalimentación”. “Cuanto peor controlan el dolor, los pacientes peor duermen”, añade.
Efectividad del tratamiento
En cuanto a la efectividad del tratamiento, Luis García-Giralda asegura que “difícilmente el dolor desaparece completamente, es poco probable que esto ocurra cuando ya se ha producido la sensibilización central, aunque hay casos en los que, por supuesto, sí se produce”. “Nuestra principal misión es controlar el dolor y minimizar su impacto. Por ejemplo, si el problema viene derivado de un problema de rodilla con muchas complicaciones, es posible mejorar la calidad de vida del paciente con una intervención quirúrgica y un tratamiento adecuado para la sensibilización central; sin embargo, en la mayoría de los casos no resulta fácil”.
El seguimiento de los pacientes con sensibilización central en todas sus fases se puede realizar desde Atención Primaria, según defiende este facultativo, es decir, desde la sospecha del síndrome hasta su seguimiento. “En muchas ocasiones, el paciente llega de la unidad especializada correspondiente, en cualquier fase de la enfermedad, pero termina rotando por Primaria, ya sea por este o por otro problema de salud. En cualquier caso, el médico de Familia debe estar preparado para poder manejar un paciente con sensibilización central y su tratamiento, así como saber tomar decisiones si es necesario derivarle a otra unidad especializada”, concluye el Dr. García-Giralda.