Diabetes mellitus, hipertensión arterial, colesterol elevado y padecimientos cardiacos que afectan a la circulación de la sangre, así como factores psicológicos, el uso de fármacos, consumo de tabaco, drogas y alcohol pueden derivar en disfunción eréctil.
En México se estima que seis millones de hombres presentan algún grado de disfunción eréctil, cifra que podría ser superior debido a que quienes la padecen no consultan al médico por temores y cuestiones culturales y sociales, según el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán en la capital del país.
Comúnmente, dependiendo del nivel de disfunción que presenta el paciente, es el tratamiento que se utiliza. Algunos pueden incluir fármacos de administración oral, bombas de vacío, terapia intracavernosa (inyecciones aplicadas directamente en el pene o fármacos aplicados vía intrauretral o tópica), hasta prótesis peneanas.
Ante estas cifras y la necesidad de innovación en tratamientos, Urotechnology llega a México para ofrecer a los pacientes un nuevo procedimiento no invasivo, que no involucra inyecciones y no requiere anestesia, pues funciona por medio de ondas de choque de baja intensidad, es decir, la emisión de ondas de sonido que ayudan a regenerar el tejido cavernoso del pene, permitiendo un mayor y mejor flujo sanguíneo para obtener erecciones más firmes y duraderas.
De acuerdo con el director médico de Urotechnology, Alfonso Franco, esta tecnología llega como alternativa a los métodos utilizados hasta ahora que se enfocan en los síntomas y no las causas.
Además comentó en entrevista para EL MÉDICO INTERACTIVO MÉXICO, que el 35 por ciento de los hombres con disfunción eréctil no responde a medicamentos o tiene reacciones adversas.
Al no ser invasivo, explicó, cualquier hombre puede someterse a este tratamiento, pues no hace reacción adversa ni interacción con medicamentos que pueda estar tomando y a la fecha no se han detectado efectos secundarios, registrando que ocho de cada 10 pacientes presentan resultados positivos.
Esta terapia desarrollada en Israel y que ha sido avalada por la Asociación Europea de Urología, consta de aproximadamente seis sesiones con una duración no mayor a 20 minutos, los resultados comienzan a notarse a partir de la tercera o cuarta semana y dependiendo del estilo de vida del paciente, su efecto puede durar hasta dos años.